Aerolíneas

Subir al avión con la conciencia limpia (al 2,6%)

Vueling y Repsol organizan el primer vuelo de la aerolínea con un pequeño porcentaje de combustible "verde"

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El avión de Vueling que ha utilizado combustible no fóssil de Repsol.

BarcelonaEn el juego de mesa Taboo, los participantes tienen que intentar explicar una palabra prohibida sin mencionarla nunca. En este laberinto lingüístico tampoco se permiten sinónimos evidentes y el cronómetro avanza veloz mientras el oponente se esfuerza para esquivar la derrota. En la industria de la aviación, la palabra marcada en rojo es el queroseno. En plena cumbre de la COP26 sobre el cambio climático, el sector es uno de los grandes señalados por la contaminación que emiten los mismos jets privados con los cuales los líderes mundiales llegaron a Glasgow. Y cuando no se puede hablar de petróleo, aparecen los oxímorones.

Vueling ha puesto a prueba este miércoles su primer “vuelo verde”, una ruta entre Barcelona y Sevilla operada con un Airbus A320neo y un combustible producido a base de aceites vegetales recuperados de la industria. Un combustible que reduce las emisiones de CO₂ a la atmósfera en un 90% y que ha llenado… un 2,6% del depósito del avión en cuestión. El resto se ha completado, como en los otros vuelos programados para el día, con carburante fósil. Repsol, que elabora este combustible en su complejo de Tarragona, tiene una explicación: los niveles de producción y la tecnología actuales solo les permiten llegar de momento hasta un 5% de SAF en los motores (las siglas en inglés para referirse a las “gasolinas eco” de la aviación), explica Javier Sancho, director general de la planta de la energética en el sur de Catalunya.

“Bienvenidos a un vuelo muy especial por nuestro compromiso con la sostenibilidad”, ha deseado el capitán a los pasajeros. Mientras acababan de acomodarse, les ha recordado que ahora los asientos son más ligeros para reducir el consumo energético, que la tripulación ha cambiado los 75 kilos de los manuales de seguridad de papel por versiones digitales y que los camiones que transportaban sus maletas son eléctricos. También, claro, que se espera un día de cielo claro en la capital andaluza.

Nuevo vecino en Gavà Mar

En primerísima fila, en el asiento 1A, está Marco Sansavini, un hombre que nunca había vivido en una ciudad con mar. El presidente de Vueling desde septiembre del 2020 es ahora uno de los vecinos que sienten cada pocos minutos el ruido de los aviones en Gavà Mar. Para él, sin embargo, son más “música” que una molestia. Llegó a la compañía en el peor momento de su historia y, si se cumplen las últimas previsiones de IAG, en 2022 volverá a pilotar un proyecto rentable. Tiene otra fecha en la cabeza: en 2030 un 10% del combustible que utilice su flota tampoco será tabú.

El destino del vuelo es una cumbre en Sevilla sobre la innovación en el sector turístico y, así lo justificarán los implicados, durante los últimos 820 kilómetros se han reducido 2,5 toneladas de emisiones de CO₂. En el viaje de vuelta de los periodistas convocados, un par de horas más tarde, el contador volverá a cero.

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