El impacto de la pandemia

La UE da el sí definitivo a los fondos antipandemia para España

Los ministros de Finanzas aprueban la primera docena de planes de recuperación

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La vicepresidenta segunda y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño

BruselasTodo listo para que lleguen los primeros 9.000 millones de euros de la porción del fondo de recuperación europeos que le corresponden a España. Este martes, los ministros de Finanzas de la Unión Europea han puesto el sello de aprobado en el plan de reformas que presentó el gobierno de Pedro Sánchez en abril, junto con otros 11 planes (entre los cuales están Italia, Grecia, Portugal, Francia y Alemania), cosa que permite abrir el grifo para que llegue la primera entrega, un anticipo del 13% que no va condicionado al cumplimiento de ninguna reforma sino que permite amortizar algunas de las medidas que los gobiernos han ido implementando desde que arrancó la pandemia del coronavirus. A pesar del simbolismo del momento, este martes la vicepresidenta Nadia Calviño no ha estado en Bruselas para recibir la luz verde de sus colegas, sino que la ha sustituido el secretario general del Tesoro, Carlos San Basilio. Calviño está en Madrid, donde se ha producido la foto del nuevo gobierno español que Sánchez ha bautizado como el de la recuperación.

El de este martes ha sido el último paso después de un periplo que ha durado casi un año desde que se llegó al acuerdo político para la creación del fondo europeo, un mecanismo sin precedentes tanto por su magnitud como por su forma: 800.000 millones de euros conseguidos a través de deuda común que la Comisión Europea irá captando en los mercados para ir procediendo con las siguientes entregas. Ahora, cada gobierno tiene que firmar los calendarios y compromisos de pago tanto de subvenciones como de créditos, porque el fondo consiste tanto en entregas a fondo perdido como en préstamos baratos. A España, por ejemplo, le corresponden unos 70.000 millones de euros en ayudas directas y el resto hasta llegar a los 140.000 en préstamos a devolver. Aún así, de momento solo ha solicitado las subvenciones. El dinero se espera a finales de julio, pero no es descartable que haya algunos días de retraso.

La reforma laboral y de las pensiones, clave para el grueso de la entrega

Una vez conseguidos los primeros 9.000 millones, empieza el trabajo de verdad. No solo se trata de absorber los fondos correctamente, uno de los grandes retos endémicos de España, sino también de cumplir con los compromisos pactados para ir liberando el resto de remesas. El plan español prevé una segunda entrega de dinero antes de que se acabe este año de hasta 10.000 millones de euros que dependen del cumplimiento de varios hitos, muchos ya logrados porque Bruselas acepta presupuestar medidas emprendidas desde el inicio de la pandemia, en febrero de 2020. Ahora bien, que se llegue a entregar este dinero también depende de que la Comisión Europea consiga emitir la deuda suficiente para entregarlo. Para garantizar que todo el mundo recibe su parte, sin embargo, Bruselas ha hecho una nueva emisión de deuda este mismo martes (la segunda desde junio) y confía en que tendrá suficiente dinero para hacer todos los pagos. Si no fuera así, iría haciendo los primeros envíos siguiendo un criterio proporcional, según fuentes diplomáticas.

Según el calendario español, y siempre que se cumplan los objetivos, el pago más grande llegaría la primavera del año que viene, con unos 12.000 millones. Este pago depende en gran medida de los compromisos fijados en la reforma del mercado de trabajo, sobre los que Bruselas ve con buenos ojos que el resultado final cuelgue del diálogo social. Algunos países han puesto sobre la mesa la falta de concreción en este sentido, pero Calviño cuenta con la confianza de Bruselas. En todo caso, los compromisos en este ámbito y también en la reforma del sistema de pensiones están fijados para el año 2022.

El resto de pagos se irían repartiendo en cantidades menores hasta junio de 2025, con un último de 3.700 millones. Que los hitos se cumplan es indispensable para irlos liberando sucesivamente. Si hubiera cualquier traba, por ejemplo un cambio de gobierno o el incumplimiento de un hito marcado, se activaría automáticamente un proceso por el que el gobierno en cuestión, la Comisión y el resto de países de la UE deciden si es más adecuado aplazar el pago correspondiente o hacerlo parcialmente. 

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