Tecnología

Europa rebaja, de nuevo, sus expectativas

Presentación ayer del paquete de simplificación digital de la Comisión Europea.
19/11/2025
3 min

La Comisión Europea presentó ayer una nueva propuesta en el ámbito digital que agua, y mucho, la normativa para regular las grandes tecnológicas y también la aplicación de la inteligencia artificial (IA) en distintos ámbitos. Aún no hace un año de la aprobación de la ley de la IA, un hito a escala global, y ya se ha pedido que se aplace un año y medio la aplicación en algunos puntos que debían entrar en vigor el próximo mes de agosto. Todo ello en el contexto de los retranqueos constantes del ejecutivo de Ursula von der Leyen en diferentes ámbitos, entre ellos el ecológico, y la falta de impulso del informe Draghi en cuanto al grueso de sus propuestas. Es difícil no relacionar estos giros de timón con las reclamaciones de Donald Trump y de las grandes tecnológicas, que son las que están haciendo crecer a EEUU. Estas empresas llevan tiempo quejándose de lo que consideran un exceso de regulación europeo, hasta el punto de que el presidente de EEUU –que ya ha conseguido de Europa compras millonarias de armas, combustibles y otros productos– había amenazado con más aranceles si no se rebajaban las exigencias a sus tecnológicas.

Pero esta sumisión de Europa a EEUU, preocupante, no es la única razón de la rebaja reguladora de la UE, que hasta ahora era el gran referente mundial en el que se reflejaban otros países. También grandes empresas europeas y varias corrientes políticas consideraban que Bruselas se había focalizado demasiado en regular y poco en invertir. Esto, decían, ha comportado que el laberinto burocrático para las empresas europeas, y para las de fuera que quieren invertir, les reste competitividad y haga que cada vez pierdan más posiciones en la carrera tecnológica, especialmente ahora que la IA está llegando para cambiarlo todo.

Ciertamente, hace ya tiempo que se reclama, en todos los ámbitos, una mayor simplificación de la burocracia, que es uno de los grandes lastres que tiene la economía europea en general. La propuesta presentada ayer, y que ahora el Parlamento Europeo y los Estados miembros tendrán que validar, tiene algunos puntos interesantes en este sentido, especialmente en lo que se refiere a la rebaja de los controles a las pequeñas y medianas empresas europeas, que no tendrán que presentar tanto papeleo.

El objetivo de Bruselas, según dice, es hacer más competitiva a la empresa europea para competir con Estados Unidos y China en el campo de la IA, ámbito en el que se encuentra muy retrasada, con unos niveles de inversión muy inferiores. Esto tiene sentido en el campo de la burocracia y en el de facilitar mayores inversiones en este ámbito, que debería ser prioritario. Cuesta más entender, en cambio, que se aplace el control de elementos clave, como la creación de perfiles falsos de personas reales y el control de la discriminación racial o de género en el uso de la IA para la contratación de personal, por poner dos ejemplos. Habrá que estudiar bien la nueva normativa para ver qué resultará más afectado, pero en un campo como el tecnológico –en el que todo circula a velocidades de vértigo y en el que es muy difícil controlar su difusión y utilización– rebajar los controles no parece exactamente una buena idea. Precisamente, ahora mismo es el momento de poner límites, porque seguramente en un año y medio ya será demasiado tarde.

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