El mundo no puede volver a dar la espalda a un genocidio

El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu llegando a la conferencia de la ONU.
26/09/2025
2 min

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha vuelto a desafiar a las Naciones Unidas. Lo hizo ayer viernes, en la asamblea de esta institución, donde habló por segundo año consecutivo. "Tenemos que terminar el trabajo", espetó en referencia a Gaza. "La queremos terminar lo antes posible", insistió. Argumentó que Hamás ha jurado repetir las atrocidades del 7 de octubre y que, por tanto, "no importa cuán mermadas estén sus fuerzas". Según las autoridades de Gaza, a raíz de la invasión israelí, que lleva ya cerca de dos años, han muerto al menos 63.000 palestinos. Pero Netanyahu, que no mostró intención alguna de querer detener la matanza –al contrario–, negó las acusaciones de genocidio. "Si quisiéramos cometer un genocidio, no les diríamos que se marcharan; es Hamás quien intenta mantenerlos dentro", argumentó. No dijo nada de dónde podían ir ni de cómo podían marcharse.

Antes de hacer su discurso, además, ordenó que camiones con altavoces situados en la frontera de Gaza retransmitieran sus palabras en toda la Franja.

Netanyahu pudo decir todo esto en la sede de Naciones Unidas, en Nueva York. Y lo hizo con impunidad, aunque tiene una orden de arresto del Tribunal Penal Internacional por crímenes de guerra y contra la humanidad. Pero parece que algo empieza a cambiar a nivel internacional. Su avión oficial, elAlas de Sión, para llevarlo hasta Nueva York evitó sobrevolar el espacio aéreo de Francia y España, según Haaretz. Seguramente para minimizar la posibilidad de que le detuvieran si debía realizar un aterrizaje de emergencia. Dio una vuelta de más de 600 kilómetros respecto a la ruta habitual. Además, la mayoría de las delegaciones de los países en la Asamblea General de la ONU abandonaron la sala en señal de rechazo y protesta cuando el primer ministro israelí subió al atril, y muchos de los líderes que hablaron criticaron la masacre de Gaza.

Donald Trump, por su parte, poco antes de que Netanyahu hablara aseguró a los periodistas que "habrá paz" en Gaza y que confía en la posibilidad de un acuerdo. El jueves por la noche, en el Despacho Oval, ya había dicho que no permitiría que Israel se anexionara Cisjordania, tal y como habían anunciado las autoridades israelíes. También parece un cambio en la línea que ha seguido hasta ahora el presidente de Estados Unidos. ¿Pero qué fiabilidad tienen sus palabras, cuando su política internacional, tal y como está demostrando también con el conflicto ucraniano, es absolutamente volátil? La esperanza es que Trump se vea arrastrado por la presión internacional.

La única manera de detener los crímenes de guerra y contra la humanidad que el gobierno de Netanyahu está perpetrando en Gaza es aumentando el aislamiento y la presión internacionales, que ya se hacen notar. El mundo ya sabe qué consecuencias tiene dar la espalda a un genocidio, evitar deliberadamente ver qué pasa por no tener que enfrentarse a él. No puede volver a ocurrir. Netanyahu busca quitarse de encima a todo un pueblo que ya estaba estrangulado, porque si realmente quisiera eliminar a Hamás no habría más de 63.000 palestinos muertos.

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