¿Un periodista asesinado? "Cosas que pasan"

El presidente Donald Trump se reúne con el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salman en el Despaje Oval.
18/11/2025
2 min

El príncipe saudí Mohammed bin Salman (MBS) sonríe mucho. Es un Trump de modos sofisticados, maquiavélico. Puede ser encantador, puede ser sanguinario. Astuto. La comunidad internacional le acusó de ordenar en el 2018 el descuartizamiento del corresponsal del Washington Post, Jamal Khashoggi, ciudadano saudí. También fue acusado de espiar y chantajear a líderes y políticos occidentales. Durante un tiempo quedó aislado. Pero Arabia Saudí tiene demasiada relevancia económica y geoestratégica: tiene petróleo, es enemigo de Irán, los frustrados acuerdos de Abraham para normalizar las relaciones del mundo árabe con Israel, las bases militares... Joe Biden ya fue a Riad a rehabilitarlo.

Como siempre, Trump ha doblado la apuesta y ha dado un salto de escala: el actual presidente de EEUU admira a los hombres implacables y ultraricos, autoritarios, de ambición ilimitada. Los tipos duros. Como él. Hombres que se sienten por encima del bien y del mal. "Cosas que pasan", ha dicho Trump este martes, sin inmutarse, cuando le han pedido por el asesinato de Khashoggi, al tiempo que calificaba la pregunta de la cadena ABC de "vergüenza". Luego, cuando el propio periodista le preguntó sobre el caso Epstein, amenazó con retirar la licencia al medio. Para Trump, los periodistas son fácilmente objeto de desprecio. ¿Derecho a la información? El cuarto poder, en otros tiempos pilar de la democracia, le molesta. No lo disimula. Al contrario.

En cambio, los nuevos gobernantes sin límites, autócratas, los considera dignos de admiración. El corresponsal asesinado debió meterse donde no le pedían... Bin Salman "es un gran amigo, una persona muy respetada. Estoy muy orgulloso del trabajo que ha hecho. Es increíble lo que ha hecho en materia de derechos humanos", ha dicho Trump. ¿Y Khashoggi? ¿Y el aumento de ejecuciones denunciado este año por Human Rights Watch?: 241 en los primeros siete meses de este año. Nada. "Cosas que pasan". Trump, al rescate de un autócrata árabe multimillonario. Sin rubor alguno, mezclando relaciones personales (incluidos negocios familiares) y diplomáticas. Esta vez ha dado un paso de gigante para rehabilitarlo: alfombra roja en la Casa Blanca, apoyo político y personal sin fisuras y el anuncio de que autorizará la venta en Arabia Saudita de aviones de combate F-35.

En el ensayo político de moda, La hora de los depredadores, de Giuliano da Empoli, el autor proporciona un retrato crudo del modus operandi de MBS, un refinado depredador de la política y los negocios. Trump, siempre más explícito y chapucero, también forma parte del club de los depredadores que están sacudiendo la geopolítica, aboliendo las normas escritas y no escritas de la diplomacia global surgida después de la Segunda Guerra Mundial. En esta liga figuran, además, también con todos los honores, los señores de las tech, personajes mesiánicos armados con sus algoritmos polarizadores. Todos ellos, los políticos y empresarios de la comunicación, son hombres de acción, de poder; si es necesario amenazadores, siempre seductores.

Eso es lo que, por si faltaba ninguna prueba, aún ha quedado más explicitado con el recibimiento que Trump ha brindado al príncipe saudí en Washington. Alianza de depredadores en la Sala Oval. La camaradería exhibida por Trump y MBS, depredadores del poder, da pistas de hacia dónde va el nuevo mundo.

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