Estados Unidos

Trump, Maduro y el narcotráfico como excusa para el control militar

Captura del vídeo que el propio Donald Trump ha compartido en las redes sociales, donde se ve la embarcación y el ataque de EEUU
03/09/2025
2 min

El ejército de Estados Unidos destruyó el martes por la noche una embarcación en la que viajaban once personas que según Donald Trump eran narcotraficantes venezolanos que transportaba droga hacia su país, y que fueron asesinadas "en aguas internacionales". Sin juicio. Sin advertencia. A estas alturas no se sabe quiénes eran, exactamente qué llevaban y de acuerdo con qué ley Estados Unidos se considera legitimidades a matar a gente en alta mar, sean narcotraficantes o no. Bueno, sí se sabe. En enero una de las primeras cosas que hizo el nuevo presidente fue declarar grupos terroristas una serie de cárteles de narcotraficantes, entre ellos el venezolano El Tren de Aragua (TdA), al que supuestamente pertenecían los tripulantes de la embarcación destruida. Esto provoca que ahora los narcotraficantes se equiparen a los terroristas de Al Qaeda, por poner un ejemplo, y que el ejército estadounidense considere que puede perseguirlos, detenerlos y matarlos en cualquier lugar del mundo. Además, este mismo mes de julio, en una orden secreta, Trump autorizaba directamente al Pentágono a realizar este tipo de intervenciones.

Esta carta blanca contra los narcos, que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, ha asegurado que continuará próximamente con más operaciones similares, puede suponer directamente la intervención de Estados Unidos en otros países latinoamericanos. Esto, naturalmente, preocupa sobre todo a México. Y no es casual que ayer el secretario de Estado visitase su país vecino y se entrevistara con la presidenta Claudia Sheinbaum para tratar, tal vez, de tranquilizarla. O de amenazarla. No está claro. Pero preocupa sobre todo a Venezuela y su presidente, Nicolás Maduro, que ha sido acusado de ser directamente el líder del TdA y sobre el que existe una orden de captura con recompensa de 50 millones de dólares emitida este mismo agosto por Estados Unidos.

Casi paralelamente, desde finales de agosto se ha desplegado una flotilla con destructores y un submarino con cerca de 4.500 marinas al límite de las aguas territoriales venezolanas. El motivo, dicen, es el narcotráfico, pero el círculo de Maduro lo ve como una maniobra de Rubio, amigo de la opositora María Corina Machado, para forzar la caída del presidente chavista, que, dicho sea de paso, tiene nula o escasa legitimidad internacional tras las acusaciones de fraude en las últimas elecciones. Ciertamente, Venezuela no es lugar de producción sino de paso de la cocaína colombiana, que sin embargo se transporta mayoritariamente por otras vías por la ruta del Pacífico o por Guatemala.

El ataque coincide con otro revés legal de Trump, ya que un tribunal ha declarado ilegal el uso de la ley de enemigos extranjeros para avalar las deportaciones. Si ahora, sin embargo, se considera que está "en guerra" con Venezuela quizás podría continuar las deportaciones sobre la base de esta ley. Maduro, además, es uno de los pocos aliados que tienen China, Rusia e Irán en el continente americano, y el ataque ocurrió poco antes de que Xi Jinping presidiera el gran desfile militar en el que ha sacado pecho del armamento y de los misiles de largo alcance de que dispone. En medio de esta pelea de gallos, Estados Unidos ha realizado una operación que pretende demostrar quién es todavía el sheriff del mundo. Entramos en una escalada peligrosa, de final incierto.

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