Casa

¿Cada cuánto cambias el cepillo de dientes o la escobilla del baño?

Los estropajos, las bayetas y la ropa interior son algunos de los objetos que utilizamos a diario y que deberíamos limpiar o renovar con más frecuencia

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Una persona limpiando un aseo con una escobilla

BarcelonaHace unos días decidí renovar el objeto que más repugnancia me genera limpiar: la escobilla del baño. Este elemento, que me ha acompañado en los momentos más íntimos desde que tengo memoria, se inventó en 1932 y necesita un constante mantenimiento y desinfección que me roban tiempo y paciencia. Y aunque no existan estadísticas que lo corroboren, a menudo no le prestamos la atención que merecería. “No la utilizamos correctamente. Solamente debería utilizarse con lejía. Utilizarla una vez y, una vez está limpia y desinfectada, guardarla en su sitio”, asegura la organizadora profesional Clara Massons. “Por lo general, nuestra sociedad es poco cuidadosa. Aprovecha demasiado algunos objetos que deben renovarse a menudo, como estropajos o bayetas, y no se dan cuenta de que son un nido de gérmenes y bacterias”, añade la experta en orden.

El periodista y especialista en moda Joan Callarissa aporta un punto de vista diferente: “No creo que seamos poco cuidadosos en la renovación de lo que necesitamos para limpiarnos nosotros o para limpiar nuestra casa, sino en el mantenimiento. Tenemos el defecto de optar por la renovación automática y quizás no sería necesario. Por ejemplo, hay unas escobillas del lavabo que no son las típicas de toda la vida, sino de silicona que tienen una vida mucho más larga”, asegura Callarissa, quien cree que nuestra sociedad no tiene nociones de limpieza porque no nos han educado por tenerlas y el tiempo libre del que disponemos no queremos dedicarle a esta tarea: “Si una persona no quita el polvo de casa, menos limpiará a conciencia la escoba o pondrá los repuestos cuando toca. Pero tampoco es necesario realizar un máster para saber que se debe utilizar una fregona con los productos adecuados dependiendo del suelo que tengas. Es tan fácil como leerte la etiqueta cuando lo compras”.

Y es que, aparte de la escobilla del baño, hay otros objetos cotidianos y elementales que vienen con un manual de instrucciones que, si se sigue al pie de la letra, puede tener un impacto muy positivo en la higiene y la limpieza de casa.

Estropajos, fregonas y bayetas

Si hay una tarea que todo el mundo debería llevar a cabo al menos dos veces al mes es la de renovar las bayetas y los estropajos. Los objetos que utilizamos para limpiar acumulan todo tipo de bacterias y, si no las desinfectamos o renovamos correctamente, corremos el riesgo de esparcir aquella suciedad por las superficies que queríamos limpiar. Massons recomienda desinfectar el estropajo de lavar los platos en el microondas. Para ello, se puede llenar un plato con agua, sumergir los estropajos, calentarlos durante tres minutos a máxima potencia y dejarlos enfriar antes de utilizarlos de nuevo.

Habría que renovarlos al menos cada 15 días. Y, si nos preocupa el medio ambiente, actualmente existe una amplia oferta de productos ecológicos y biodegradables. "Las bayetas de microfibra ahora están muy de moda y son tendencia a TikTok, pero hay que prestar atención a las etiquetas, porque deben lavarse de una determinada manera para que mantengan las propiedades", dice Callarissa.

Una persona limpiando el suelo

Según la organizadora Clara Massons, también somos poco cuidadosos con las escobas y los cubos de la basura, que no se limpian lo suficiente a menudo. Una escoba, según los fabricantes, pueden durar hasta un año si se cuida y limpia después de cada uso, aunque dependerá del tipo de suelo donde se utilice y de cada cuánto se utilice. Habría que limpiarla después de cada uso: primero habría que eliminar los restos de polvo y suciedad y, después de sumergirla unos minutos en agua con un poco de jabón y lejía, despejarla y dejarla secar. En cuanto a la fregona, los fabricantes recomiendan que habría que renovarla mensualmente. Además, para un correcto mantenimiento, es recomendable ponerla en remojo con lejía diluida en agua después de utilizarla y dejarla secar. “No puedes barrer el suelo con una escoba que está sucia porque no estás limpiando, sino ensuciando. Y lo mismo a la hora de fregar”, añade Callarissa.

Higiene en el lavabo

Entre los objetos que solemos recordar que debemos renovar cuando ya casi son inservibles está el cepillo de dientes, que según los dentistas debería renovarse cada tres meses o cuando hemos tenido una infección o hemos pasado una enfermedad. Los filamentos de los cepillos de dientes se debilitan y deforman a medida que se utilizan y no pueden eliminar la placa dental con la misma eficacia, además de las bacterias y restos de pasta de dientes y alimentos que se van acumulando.

Dos personas lavándose los dientes

A la hora de mantener correctamente este objeto, los dentistas recomiendan aclararlo bien con agua, secarlo y dejarlo en posición vertical. “En algunas casas he visto una colección de cepillos de dientes deformados sobre el mármol del lavabo. Una decena de cepillos en familias de cuatro personas”, dice Massons, que aconseja tirar a quienes ya no se utilizan y mantener este objeto de higiene guardado en un armario para que no entre en contacto con las partículas del lavabo. Una manera fácil de no olvidar cuándo cambiar el cepillo es hacerlo al inicio de cada estación del año.

Otros elementos del lavabo que debería limpiarse con frecuencia y mantener en buenas condiciones son la cortina de la ducha, que, en caso de tenerla, es recomendable lavar con agua caliente y un poco de jabón y dejar secar al aire. El truco se encuentra al limpiarla de forma regular para que no sea necesario cambiarla por la aparición de manchas.

Ropa interior y pijamas

Entre los elementos más descuidados de casa, los expertos coinciden en destacar el poco cuidado que muchas personas tienen de la ropa interior y los pijamas. “Creo que somos poco cuidadosos con la renovación de sujetadores, bragas y calzoncillos y pijamas. Como no les ve la gente de la calle, los aprovechamos demasiado y los tenemos agujereados, descosidos y estropeados”, dice Massons. Sin embargo, Callarissa remarca que el principal problema no se encuentra en la vida útil de las prendas, sino en su mantenimiento: “Podemos no tener tiempo de limpiar, pero en el mantenimiento de la ropa no tenemos disculpa. Es imprescindible leer las etiquetas y seleccionar bien los materiales. A veces prevalece la idea de que cuando algo esté mal ya la tiraremos y compraremos una nueva, pero no cuidarla provoca un gran impacto medioambiental”, dice el experto en moda.

Cada cuánto deberíamos limpiar y renovar (según los fabricantes)
  • Cepillo de dientes

    La recomendación de odontólogos es cambiarlo cada tres meses.

  • Fregona

    Para mantenerla correctamente, deberíamos ponerla en remojo con lejía diluida con agua después de utilizarla y dejarla secar.

    Según los fabricantes, el tiempo máximo de uso es de unos 20 a 30 días en condiciones normales.

  • Estropajos y bayetas

    Se recomienda cambiarlos una vez por semana en caso de que estén muy deteriorados, o cada dos si no están muy utilizados.

    Las bayetas de microfibra se recomienda cambiarlas después de 300 lavados.

  • Escoba o cepillo para limpiar

    Entre seis y un año es el tiempo que recomiendan los fabricantes y los cuidados y limpiezas después de utilizarlos.


  • Escobilla del lavabo

    Según los expertos, debería limpiarse cada día con lejía y sustituirla cada seis meses.

  • Alfombrilla de la entrada de casa

    Cambiarlo cada cinco años sería lo recomendable, así como aspirarlo semanalmente para reducir la cantidad de polvo y otros elementos externos que entran en casa.

  • Sábanas y toallas

    Aunque no sean objetos de higiene, también los utilizamos todos los días ya menudo no los cambiamos tanto como deberíamos. Es recomendable lavarlos entre 7 y 14 días.

  • Ropa de cama

    La Fundación Nacional del Sueño recomienda el siguiente programa de lavado para la ropa de cama:

    • Fundas de almohada y sábanas: una vez a la semana.
    • Colcha: una vez cada dos semanas o una vez al mes.
    • Edredón: una vez cada dos o tres meses.
    • Mantas: una vez cada dos o tres meses.
    • Almohadas: una vez cada cuatro o seis meses si se pueden lavar.
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