"Dejamos de dedicar nuestro tiempo y nuestra energía a la vida de los demás"

BarcelonaParece que hay palabras que, con sólo mencionarlas, tienen el poder de liberarnos. Como si abrieran una brecha de aire fresco en medio del ruido mental que a menudo nos acompaña, especialmente cuando se trata de convivir con las opiniones, las críticas o los juicios de los demás, estas palabras pueden actuar como un bálsamo inesperado. Para Mel Robbins, autora bestseller norteamericana, estas palabras son muy sencillas: "Déjalos hacer".

"Es el concepto más potente que he descubierto nunca", asegura esta experta en enfoque mental, motivación y conducta del cambio. "Es un marco de trabajo que te ayuda a dejar de malgastar tu energía intentando controlar a las demás personas, su comportamiento, sus opiniones, sus emociones. En cambio, te enseña a centrarte en lo único que realmente puedes controlar: tú mismo". La autora asegura que, si se aplica correctamente, dejas de reaccionar a todo lo que te rodea y empiezas a sentirte de una forma más arraigada, tranquila y serena.

Toda esta teoría se explica en su nuevo libro Déjalos hacer (The let them theory), publicado por Ara Llibres. "La próxima vez que te sorprendas deseando que alguien actúe de forma diferente, simplemente piensa: «déjalo hacer». Déjales que te corten el tráfico. Déjales que piensen que no tienes éxito. Déjales que te dejen fuera de la fiesta", continúa. Sólo de esta forma, apunta, podemos dejar de verter nuestra energía en cosas que no podemos controlar. Y, en cambio, podemos tomar esta energía y dirigirla hacia adentro, hacia la segunda parte de la teoría: déjame hacer.

"Aquí es donde vive tu poder: déjame hacer otros planes, déjame perseguir mis sueños, independientemente de lo que piensen los demás. Déjame decir a esa persona cómo me siento realmente, incluso si esto le molesta", reflexiona. Sólo así, cuando dejamos de intentar controlar a los demás y nos centramos en nosotros mismos, podemos recuperar nuestro poder, asegura Robins, autora conocida por su capacidad a la hora de simplificar temas complejos y convertirlos en aplicaciones prácticas para el día a día.

En las páginas del libro, la autora explica que cuando dejamos que los estados de ánimo, las reacciones o las opiniones de los demás dicten cómo nos sentimos, estamos cediendo el control de nuestra vida. En cambio, si utilizamos la teoría del "déjalos hacer", recuperamos nuestro poder y ganamos la capacidad de volver a controlar nuestra vida.

Menos control

Sin embargo, aplicarla no siempre es fácil. "Los humanos estamos programados para querer el control. Queremos que nuestras parejas actúen de una determinada manera, que nuestros amigos tomen las decisiones que nosotros consideramos correctas, que nuestra familia nos apoye de la forma que queremos. Pero, por mucho que lo intentemos, no podemos controlar a otra persona", apunta Robbins. Es precisamente esta brecha entre cómo es la gente y cómo nos gustaría que fuera la que, al final, nos crea tanto estrés y frustración. "Si los dejas hacer, dejas de intentar microgestionar el mundo que te rodea y empiezas a gestionar lo único que nunca ha estado bajo tu control: tú mismo", matiza.

Esta teoría, por eso, puede ser mal interpretada o distorsionada si no se utiliza en la dirección correcta. "No se trata de tener un comportamiento pasivo-agresivo y decir «no importa» mientras marchas con orgullo y con superioridad. Se trata de entender que cada adulto es responsable de sus propias decisiones y que no hace falta que tú gestiones las suyas para proteger tu paz», continúa Robbins. Dejar que alguien haga algo no significa que nosotros seamos mejores que él, sino que no es responsabilidad nuestra controlarlo. "No es egoísmo, es autoestima: dejamos de dedicar nuestro tiempo y nuestra energía a la vida de los demás y empezamos a vivir realmente la nuestra", apunta.

Por último, ¿cómo podemos saber que estamos aplicando la teoría correctamente? "Lo sabréis porque la vida empezará a parecerse más ligera. Será menos reactivos y no entrará en espiral si alguien le critica", asegura la autora. En otras palabras, dejará de perseguir a la gente para validarla, no gastará su energía mental imaginándose conversaciones ni intentando demostrar su valor. "Sentirá que toca con los pies en el suelo, estará tranquilo y tendrá el control de usted mismo", añade la autora.

¿Y si nos equivocamos? "Bienvenidos al club, nos pasa a todos. Por eso es tan importante entender que se trata de una práctica que se debe ir cultivando con paciencia. Como todo lo que vale la pena, requiere tiempo, pero a medida que lo vais integrando descubriréis que es mucho más sencillo de lo que parecía al principio", concluye.