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¿Qué implica que Dua Lipa juegue a petanca?

Este deporte, que arrastra el estigma de ser sólo para la gente mayor, ha ganado nuevos adeptos en las pistas municipales y ha llegado ya a las pasarelas de moda

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Dua Lipa jugando a petanca el pasado verano en Ibiza.

BarcelonaYa es tradición que Dua Lipa se deje ver por tierras baleares durante la temporada de verano. El pasado agosto la cantante celebró por segundo año consecutivo su cumpleaños en Ibiza, rodeada de sus amigos y pareja del momento. La fecha (22 de agosto) y el lugar, invitaban a vivir la experiencia completa de lo que asociaríamos a un verano mediterráneo: sartén, puestas de sol, fiesta y algún juego para distraer al grupo. Y el escogido fue la petanca. En las fotos que compartía en Instagram su amigo y diseñador Simon Porte Jacquemus vemos una Dua Lipa completamente entregada. “No hay nada más campo que Dua Lipa jugando a la petanca en Ibiza”, tumbaba un usuario en X.

Ver una estrella internacional jugar a un deporte tan poco glamuroso, descalza y rodeada de su grupo de amigos haciéndole fotos transmitía una sensación entre surrealista y reconfortante. Alejado del estigma de “deporte de viejos” que siempre se ha asociado a la petanca, este hecho ha vuelto a generar interés por esta actividad deportiva, tanto en las pistas municipales como en las pasarelas de moda.

Ballet, hípica, y ahora también petanca

A lo largo del pasado año, diversas disciplinas deportivas como el ballet, el esquí o la hípica se convirtieron en micro tendencias de moda gestadas en TikTok y mercantilizadas por las grandes marcas de fast-fashion y de lujo. Hasta ahora habíamos visto pasarelas convertidas en pistas de tenis diseñadas por Lacoste o en hipódromos en el caso de Stella McCartney.

Recientemente, ha sido el turno de la petanca, protagonista del desfile que la marca Paloma Wool ofreció en París para presentar su colección de otoño-invierno 2024. Las modelos se paseaban por una pista de petanca situada en medio de el escenario; algunas de ellas jugaban siguiendo las normas del juego y otras tiraban las pelotas al suelo de forma completamente aleatoria. Todo ello, antes de desfilar las piezas de la colección. La performance, ideada por Carlota Guerrero, centraba la atención del espectador en la actividad deportiva, la petanca, que a pesar de no tener relación alguna con el concepto creativo de la colección, debutaba como protagonista de un desfile. Aunque el vínculo entre moda y deportes se remonta a muchos años atrás, el analista de tendencias y docente Gema Requena, remarca como a lo largo de estos últimos años y “sobre todo en el contexto pospandémico, las marcas han querido reinterpretar la indumentaria deportiva para evidenciar ese contacto con el exterior alejado de las pantallas”. La moda necesita vivir de la cosa física, por tanto, "todas las actividades que puedan hacerse al aire libre son aspectos que la industria aprovechará, fomentará y capitalizará", añade.

Invertir en una estética

El ritmo frenético y el anhelo de novedad provocan que todo se desgaste rápido: los gustos, las tendencias, las ideas y también los hobbies. La divulgadora de moda y cultura pop, Mina Le, vincula este fenómeno con la idea de que “mucha gente invierte en una estética o una micro tendencia que encarna el tipo de aficiones e intereses que a ellos mismos les gustaría tener o de los que les gustaría formar parte, pero que por un motivo u otro no pueden permitirse”. La indumentaria y la moda nos ofrecen esta posibilidad: acercarnos al hobby y abandonarlo en cualquier momento. Y no sólo en clave de vestimenta, sino también en el ocio: “cada vez hay más gente joven que quiere jugar a petanca, al menos en Barcelona. Así nos lo corroboran el número de reservas que recibimos semanalmente para poder jugar en nuestras pistas”, destaca Jonathan Ferrari, presidente del Club Petanca Sants, que asegura que en estos últimos meses el éxito ha sido rotundo.

Esta crecida y bajada tan fugaz de las micro tendencias —también conocidas como aesthetics en el lenguaje de internet— es lo que las diferencia de lo que conocemos como tendencias de moda. Según Requena, "una tendencia como tal debe ir vinculada a unos valores sociales ya una capacidad de incidir durante un largo plazo", apunta. Históricamente, muchas de las tendencias se gestaban en los movimientos culturales llamados subculturas, como el punk, el hip-hop o el grunge. Cada una de ellas compartía un estilo de música, un discurso político y unos valores sociales que cuestionaban la norma y que les permitía desarrollarse aisladas del mainstream antes de mercantilizarse. Los elementos estéticos eran una pieza clave en la formación de estas subculturas, como por ejemplo el tartán o los tatuajes en el caso del punk. Sin embargo, en la actualidad son los discursos digitales impulsados ​​por algoritmos los que definen las microtendencias virales. De hecho, hablemos de micro porque son un tipo de tendencias que tienen como objetivo nombrar fenómenos sociológicos y acuñar términos que tengan éxito en TikTok. Gema Requena lo resume de la siguiente manera: "Ya no hay capacidad para hacer revoluciones". También destaca la gran paradoja con la que convivimos: una lucha por encontrar una identidad personal que nos diferencie del resto sin quedar apartados de la norma general.

Una obsesión por ser auténticos

El afán por definir una identidad individual que permita romper con la homogeneización provocada por las redes sociales es lo que nos conduce a buscar cosas que se contrapongan a la viralidad y la globalización. En el caso de la petanca, tiene un componente único que la hace muy atractiva: es un deporte local y familiar. En consecuencia, auténtico. Además, al menos hasta ahora, no era una actividad considerada mainstream, sino más bien al contrario: "Siempre ha arrastrado el estigma de ser para la gente mayor y de poder jugarse en cualquier solar de cualquier pueblo", reconoce Jonathan Ferrari, presidente del Club Petanca Sants. Dado que no requiere una indumentaria específica ni tampoco implica un gasto económico para poder practicarlo, la petanca se diferencia de otras actividades como el ballet, el golf o la hípica, porque ofrece este componente de “barrio” y de comunidad. Sin embargo, la autenticidad de practicarla caduca rápidamente cuando quien también juega es Dua Lipa. Su foto abrió una nueva posibilidad a explotar que rápidamente ha inundado pistas municipales y pasarelas de moda, como es el caso de Paloma Wool. Una vez más, lo que era “nuevo” y auténtico está pasando, en poco tiempo, a convertirse en micro tendencia y, en consecuencia, también en mainstream.

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