Deportes urbanos

Jugarse la vida escalando rascacielos: "Cuando lo hago no tengo miedo a nada"

En los últimos años han proliferado modos como escalar rascacielos, el 'parkour' u otras disciplinas en las que el riesgo de sufrir accidentes es muy alto

Alain Robert estallando la Torre Glories de Barcelona
Deportes urbanos
06/09/2025
6 min

BarcelonaCuando eran pequeños, muchos de ellos tenían miedo a las alturas. No podían subirse a las atracciones de ferias con sus amigos y cuando en una excursión del colegio se subía a la torre de un edificio emblemático, no podían mirar hacia abajo. Ahora escalan los edificios más altos del planeta sin cuerdas.

En los últimos años han ido surgiendo nuevas tendencias en las que un montón de personas se ponen a prueba haciendo prácticas de alto riesgo. Modos como el parkour –disciplina que consiste en desplazarse por las ciudades superando los obstáculos que se presentan por el camino dando saltos de tejado en tejado o por encima de objetos–, o la escalada de rascacielos. Deportes como hacer apnea –bajar a las profundidades del mar sin burbuja de aire– o el paracaidismo extremo –saltar sin paracaídas y, en pleno vuelo, te da un compañero–. Una de las más espectaculares y peligrosas es la voluntad de escalar rascacielos sin cuerdas.

En este caso, se trata de llevar la escalada de la naturaleza hacia escenarios urbanos. Algunos lo consideran un deporte y otros una locura. Hablamos de la escalada extrema o el free solo, apuesta que nace durante los años 60 en Estados Unidos cuando algunos escaladores decidieron que querían subir los muros de las montañas sin cuerda de seguridad. Cierto que ya hay documentadas escaladas sin cuerda a finales del XIX, pero se hacía en montañas en las que el riesgo era menor. Lo de mirar una pared de piedra recta de cientos de metros, donde sabes que caer significa la muerte, empezó a hacerse popular a finales de los años 60 entre jóvenes que huían de la sociedad de consumo y que buscaban su sitio en el mundo. Hippies y aventureros que perdieron la vida en muchos casos, pero que hicieron escuela. Jeff Smoot, que practica esta disciplina, entrevistó a muchos para saber las razones que les llevaban a hacerlo, y llegó a la conclusión de que era una mezcla entre amor por la naturaleza, buscar sensaciones puras, superar los miedos y tener autocontrol. Además, muchos hablaban de una suerte de adicción, que había aportado beneficios a su vida. "¿Estos escaladores libres están locos? Quizás sí. ¿Son más locos que los demás? No lo creo, sólo de una manera diferente", afirma Smoot.

El californiano Alex Honnold sería un buen ejemplo, cuando se convirtió en el primer hombre en subir la pared de 914 metros del famoso El Capitán, una cima en el parque de Yosemite, sin cuerdas. Hito que inmortalizó en un documental, Free Solo, en el que reflexionaba sobre la muerte de amigos y se hacía pruebas médicas que demostraban que cuando subía, su cuerpo no reaccionaba: no tenía miedo. Sus pulsaciones eran tan normales como cuando nosotros hacemos algo de deporte en el gimnasio: había nacido sin miedo. Ahora, cuando fue padre de su primer hijo, Honnold admitió que tuvo por primera vez un poco de miedo a escalar. Le había cambiado la vida.

Escalar la Torre Eiffel

La mayor parte de escaladores sí tenían miedo, como el británico James Kingston, quien explica que "en el momento en que debe llevarse equipamiento de seguridad, es cuando se tiene miedo". "Cuando no llevas equipo de seguridad te cambia la perspectiva de las cosas y ya no ves tantos límites. No tengo miedo a nada cuando escalo así", asegura Kingston. Este inglés ha subido sin cuerdas algunos de los edificios más famosos de planeta como la Torre Eiffel o el rascacielos Marina 101 de Dubai, superando el pánico a las alturas que tenía de pequeño. Las redes sociales han ayudado a potenciar mucho estas disciplinas y Kingston tiene un canal de YouTube con 300.000 seguidores. Algunos ya lo hacían antes: la locura de subir edificios ya se hacía a finales del siglo XIX en la Universidad de Cambridge, una especie de ritos para demostrar valor entre universitarios.

El gran responsable de poner de moda la escalada en edificios, sin embargo, fue el francés Alain Robert. Es el escalador urbano más famoso. Un hombre que ahora también triunfa en las redes, pero que antes era el terror de los policías de medio mundo cuando recibían una llamada telefónica diciendo que un hombre con el pelo largo se estaba jugando la piel escalando un edificio sin permiso. Robert ha pasado por comisarías de medio planeta, de hecho. Lo han detenido cientos de veces, pero no piensa dejar de subir ni siquiera ahora que tiene 62 años. Criado en el sur de Francia en una zona donde se practicaba mucha escalada, Robert explica que de pequeño "tenía pesadillas en las que se veía a sí mismo cayendo". No podía subir a ninguna pared, pero todo cambió el día que vio la película La neige en duelo, dirigido por Edward Dmytryk, proveniente de una adaptación del libro de Henri Troyat, que cuenta la historia verídica de unos alpinistas franceses que intentaron rescatar a posibles víctimas del accidente de avión del Malabar Princess de Air India que se estrelló en la cumbre del Montblanc en 1950. hacía, y finalmente llegaron a encontrar el avión a 4.600 metros sin supervivientes. La mayoría de personas hubieran admirado la hazaña, pero no hubieran querido imitarla. Robert, en cambio, decidió en ese momento que quería ser alpinista. Empezó a entrenarse en la zona y con 12 años, un día que volvía a casa y se había dejado las llaves, decidió subir hasta el piso familiar escalando: era un séptimo.

Artista y activista

Robert se define a sí mismo como un "artista" y "activista" que a veces aprovecha sus aventuras para denunciar el cambio climático o criticar a la extrema derecha francesa. Hoy en día Robert aún combina la escalada en la naturaleza y la urbana. Muchos consideran que es un loco, ya que ha llegado a escalar rascacielos con botas de cowboy y vestido como un rockero. Pero explica que prepara durante meses cada nueva aventura. En aventuras que en los últimos años ha grabado con una cámara GoPro, mientras sube va diciendo: "Confío en mí mismo, triunfaré". Robert ha escalado todos los rascacielos famosos del mundo, incluida la torre Glòries de Barcelona, ​​y ha sufrido accidentes como en 1982, que cayó desde 20 metros y se hizo daño. En ese caso, en una pared de roca natural. Bautizado como Spiderman francés, Robert celebró los 60 años escalando un rascacielos de 48 pisos en París. Al bajar le detuvieron, como le ocurrió cuando subió al famoso Golden Gate Bridge de San Francisco, la Torre Eiffel o la torre Salesforce de Londres. En Dubai, en cambio, recibió el permiso de las autoridades para subir al edificio más alto del mundo, el Burj Jalifa. Este verano ha vuelto a Barcelona, ​​donde escaló el Hotel Meliá Sky, de 116 metros.

También en Francia surgió la moda del parkour, este deporte urbano en el que los jóvenes saltan entre edificios y realizan circuitos en los que deben ir lo más rápido posible superando obstáculos. Pese a ser menos peligroso que la escalada, sus practicantes le han llevado al extremo, lo que ha creado trucos más complicados. "Lo que más me gustó fue la sensación de libertad, porque para practicarlo no necesitas nada, sólo tu propio cuerpo. Cuando lo descubrimos fue como una explosión" explicaba al ARA Marcel Camp, que lo practica en Cataluña. "Hay una modalidad del parkour, el freestyle, en el que se realizan muchas acrobacias, aunque el objetivo primario del parkour es desplazarse desde un punto A a un punto B de la forma más eficiente y rápida posible. También tiene un punto creativo, porque una buena idea sobre cómo dar un salto te puede dar una ventaja gigante", comenta sobre una modalidad que ha acabado convertida en un deporte con normas y concursos, aunque muchos lo siguen practicando de forma libre ya veces acaban detenidos cuando entran en edificios sin permiso para poder saltar por los tejados. ~BK_SLT_L

Algunos estudios universitarios han estudiado los motivos por los que se practican estas actividades, como uno de Matthew Wallace y Ruyike Kilili en Chipre, en el que llegan a la conclusión de que "proporciona desarrollo emocional, físico y psicológico, beneficios para la salud, desarrollo de nuevas habilidades (por ejemplo, empujar los límites personales), un aumento del sentido identidad personal y un aumento del sentido de pertenencia", puesto que gente solitaria puede pasar a formar parte de tribus urbanas o grupos. Los participantes sienten que tienen más salud mental y física, pero el estudio también alerta de que si todo ello nació como una búsqueda de los límites y una forma de huir de las normas convencionales de la sociedad, con las redes sociales está cambiando: muchos lo hacen por tener seguidores, lo que les lleva a correr riesgos. De hecho, cada año cientos de personas mueren en el planeta por entrar sin permiso en edificios altos porque buscan hacerse una selfie espectacular. La diferencia con algunos escaladores es que éstos llegan al mismo sitio subiendo por fuera del edificio. "Hay que paciencia, hay que pensarlo mucho y no correr riesgos innecesarios. Lógicamente, eres consciente de que la gente te mira y hablará de ti, pero tienes que hacerlo porque quieres. Si lo haces por los demás, por la fama y buscas arriesgar por hacerlo espectacular, es un error", ya ha alertado Honnold. "Creo que muchos lo hacemos para dar la espalda a la sociedad ya la gente que manda. Ahora muchos hacen lo mismo para destacar entre la sociedad y ser populares", se queja Robert.

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