Cuerpo y Mente

"No es lo mismo pelearse que discutir"

Hablamos con el psicólogo Juan Muñoz, autor del libro 'Discutir es sano (si sabes cómo)'

3 min

BarcelonaCada día nos encontramos con pequeños conflictos cotidianos que a menudo nos esforzamos por evitarlos. Aquel amigo que siempre opina sin filtros, las exigencias desmedidas de tu cabeza, escoger la película con la pareja… Ante estas situaciones, son muchas las personas que, con el objetivo de que haya paz, optan por ceder a las demandas de los demás. Algo que, lejos de beneficiarlas, contribuye a que, a la larga, el conflicto les acabe haciendo explotar.

Aprender a discutir y a tener conversaciones incómodas es una herramienta básica a la hora de relacionarnos con nuestro entorno. De todo esto habla el psicólogo Juan Muñoz, creador de la cuenta de Instagram psicologería y autor del libro Discutir es sano (si sabes cómo) (Bruguera, 2024).

"Nos cuesta discutir porque tenemos la falsa creencia de que provoca conflicto, cuando en realidad es una herramienta para solucionarlo", asegura Muñoz. “El conflicto siempre existe, incluso cuando no se discute. El problema es que, cuando no se comunica, sigue existiendo, pero dentro de nosotros”, continúa.

Ser asertivo

Ante todo, cabe remarcar que no es lo mismo pelearse que discutir: "Discutir significa reclamar la dignidad de ser escuchado, pero también atender a la otra persona y a su propia dignidad", dice el psicólogo. En cambio, “pelearse tiene como objetivo ser atendido sin importar lo que la otra persona pueda pensar o sentir en ese momento”.

Lo que ocurre es que, muy a menudo, cuando discutimos cometemos una serie de errores. Uno de los más comunes es no construir mensajes asertivos. Es decir, tendemos a hablar desde la posición personal pero sin tener en cuenta la posición de la otra persona. "El objetivo de una discusión debería ser el encuentro entre tu posición y la de la otra persona, por muy alejadas que estén", remarca Muñoz.

Otro error muy frecuente es pensar que hay unos tiempos determinados para poder discutir, y que, si no se hace en el momento adecuado, es mejor reanudar la discusión en otro momento. "Nunca es tarde para discutir o hablar de lo que te duele", continúa el psicólogo.

Muñoz también aconseja que, si queremos hablar con alguien sobre un tema importante, es bueno avisarle con antelación. Todo el mundo tiene derecho a "prepararse" para una conversación que podría ser incómoda. Sin embargo, a veces las discusiones llegan de imprevisto, sin tiempo a reflexionar. En este caso, el psicólogo recomienda dejar la conversación para más adelante, aunque sea al cabo de una hora. “No es bueno hablar cuando estamos muy enfadados o alterados. Es mejor dejar enfriar un poco y quedar que, al cabo de un rato, u otro día, se reanudará la discusión”, aconseja. De esta forma, las personas implicadas se podrán relajar y prepararse para discutir la cuestión de forma más saludable.

Diálogo positivo

No todas las discusiones son iguales. No es lo mismo cuando se produce en el ámbito laboral, con la pareja o los amigos. En cuanto al trabajo, Muñoz remarca que, a la hora de hablar con tu superior, siempre es necesario tener presente que no deja de ser una persona. "A veces anticipamos una serie de consecuencias que nos impiden tener una discusión o conversación, pero siempre debemos tener en cuenta que nos encontramos ante una persona, al igual que nosotros", matiza.

Una vez hablamos, debemos limitarnos a hablar desde nuestro “yo” y evitar quejarnos de la mala gestión de los compañeros o de la empresa. "Siempre hay que hablar desde tu posición y de lo que te gustaría obtener", recomienda Muñoz. Otro consejo es que, ante los conflictos, siempre se propongan dos o tres posibles soluciones para que, lo que quieras conseguir, sea más factible. "La gran mayoría de cabezas no piden problemas, sino soluciones", remarca.

En cuanto al ámbito de la pareja, siempre es importante recordar que existe un vínculo y un aprecio. Por tanto, “discutir no significa que nos dejemos de amar, sino todo lo contrario: nos acercaremos más y nos dejaremos ver mejor tal y como somos”, explica Muñoz. "Es un acto de autorresponsabilidad y de amor propio", asegura.

Por eso, también es muy importante aprender a decir “no”. Y, de hecho, puede decirse sin tener que mencionar estas dos letras. “Si tú me preguntas si me puedo quedar tus hijos un fin de semana y no me apetece, en vez de decir que no, puedo darte alternativas. Podría decirte que conozco a una persona que podría hacerlo, o que yo podría encargarme, pero solo durante un par de horas”, pone de ejemplo. "O también te podría decir que no, porque también tengo todo el derecho", remarca.

Por último, a veces también debemos admitir que hemos cometido un error y es necesario aprender a pedir perdón. "Disculparse es aceptar tu parte de responsabilidad, expresar un arrepentimiento e intentar reparar ese mal", explica Muñoz. Esto se puede mostrar intentando buscar soluciones para que lo ocurrido no vuelva a suceder, o plantear algún plan de acción para disminuir el daño que se haya hecho.

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