El artículo 28 del Estatuto de los Trabajadores regula las vacaciones mínimas obligatorias que debe tener un trabajador, tratándose de días retribuidos, no sustituibles por una compensación económica. En el primer apartado indica que es el convenio o contrato de cada trabajador el establecido en los días concretos, teniendo en cuenta que éstos no pueden ser una cantidad inferior a 30 días naturales al año. Los días naturales son todos los días del año, incluidos festivos y fines de semana. Esto significa que a cada trabajador le corresponden 2,5 días por mes trabajado. Sin embargo, muchas empresas tienen en cuenta la posibilidad de contar las vacaciones como días laborables, lo que supone que no se cuenten ni los festivos ni los fines de semana. De esta forma, al trabajador le corresponde un total de 22 días laborables de vacaciones por año trabajado. A la hora de elegir estos días, el período de vacaciones se pactará entre el empresario y el trabajador.
Quince días o un mes: ¿cuánto deberían durar las vacaciones?
La efectividad del descanso estival depende mucho de la persona, su responsabilidad en la empresa y el sector en el que trabaja
BarcelonaOcho horas para dormir, ocho para trabajar y ocho para disfrutar del tiempo libre. Ésta es la fórmula para organizar eficientemente el día para conciliar el trabajo, el descanso y la vida personal, según los expertos. Ahora bien, a diferencia del tiempo que deberíamos dedicar a reponer a diario durante la vorágine de la rutina, no tenemos demasiada orientación sobre cuántos días deberían durar las vacaciones para desconectar de todo y de todos. "Las vacaciones son cruciales para el trabajador porque permiten un descanso necesario de la rutina y el estrés que provoca el trabajo", explica Enrique Baleriola, profesor de los estudios de psicología y ciencias de la educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) . Según Baleriola, para que los efectos de las vacaciones sean realmente efectivos lo mínimo deberían ser entre 10 días y dos semanas, aunque dependerá mucho de la persona, el sector en el que trabaje, su responsabilidad en la empresa y el contexto . "No es lo mismo vivir en una ciudad en la que hace mucho calor que en un pueblo de montaña donde las temperaturas son más agradables", ejemplifica.
Tras preguntar a una veintena de personas con trabajos diversos sobre cuántos días creen que necesitan para olvidarse de las ocupaciones laborales durante el verano, la mayoría coinciden: el mínimo se encuentra entre las dos semanas y un mes entero, un paréntesis que aseguran que les permite devolver a la rutina con energías renovadas. "No son tanto los días como las actividades que hago lo que me ayuda a desconectar pero considero que descansar un mes es fantástico", asegura un profesor de un centro de formación profesional de Barcelona. "Para mí unas vacaciones son enriquecedoras cuando consigo dejar de pensar en el trabajo durante varios días y necesito casi dos semanas para conseguirlo", expresa una joven que se dedica a la investigación académica. "No me cuesta nada desconectar, pero me va muy bien detenerme un mes seguido en otoño para recuperarme físicamente", asegura un camarero de la Costa Brava. Y así hasta una veintena de afirmaciones alejadas de lo que muestra un estudio de la Universidad de Tampere, en Finlandia, que afirma que las vacaciones ideales deberían durar ocho días y optar por realizar tongadas de entregas diversas durante el año.
"Las pruebas reunidas hasta ahora indican que el efecto saludable de las vacaciones es idéntico si duran ocho días como si duran quince. Sin embargo, la duración óptima de las vacaciones es muy difícil de medir. Todo el mundo es diferente y se relaja de diversas formas", certifica la psicóloga especializada en organizaciones y autora del estudio, Jessica de Bloom, en una entrevista reciente en el Washington Post. Con su equipo, De Bloom estudió las variables de un centenar de trabajadores durante un período de descanso: el estado de salud, de ánimo, la tensión, la energía y la satisfacción. Durante la investigación, todos los participantes mejoraron su estado físico y anímico aunque los investigadores observaron que a partir del octavo día de vacaciones estos efectos positivos fueron disminuyendo hasta desaparecer por completo al llegar a la segunda semana.
Un paro necesario
Sean ocho días o un mes, lo que resulta indiscutible es que hacemos lo que hacemos durante los días de descanso, nos aportará beneficios para la salud. Según la encuesta El impacto emocional de las vacaciones elaborado en junio por la plataforma HomeExchange, el 66% de los habitantes de España aseguran que las vacaciones les ayudan a reducir el estrés ya mejorar la salud mental ya un 65% les permite relativizar los problemas cotidianos. De hecho, el 72% de los participantes admiten haber sufrido estrés o agotamiento antes de realizar vacaciones. Tal y como explica Dolors Liria, psicóloga experta en salud profesional, las vacaciones de verano deberían servirnos para reparar el cansancio, rebajar la carga mental y disfrutar de todas aquellas cosas que trabajando durante el año no podemos hacer, y no hay una cifra mágica de días para conseguirlo. "A veces no es posible desconectar por completo porque hay trabajos que no lo permiten por el tipo de responsabilidad que tienen asociada. Lo que sí es conveniente es organizarse para tener al menos unos días para poder desconectar completamente, no hace falta que sean muchos . Y, si no puede ser, al menos que los días que no podamos desconectar del todo buscamos ratos para poder hacerlo", asegura la experta.
"La desconexión es necesaria para nuestra salud física y mental. Además de por la buena ejecución del trabajo que hacemos. Cuidarse no es sólo un acto de responsabilidad personal sino que también es una responsabilidad profesional", asegura Liria. "Las vacaciones no son un lujo que las compañías regalen a los trabajadores, sino que son una necesidad para el bienestar físico y mental que va a repercutir positivamente en la empresa", añade Baleriola.
Varios estudios han demostrado que las vacaciones tienen una positiva repercusión en la salud de las personas y favorecen la disminución de la presión arterial y la reducción del estrés, así como la mejora del estado anímico y la calidad del sueño. La desconexión permite reanudar vínculos sociales con amigos y familiares, y también supone una oportunidad para establecer más relaciones y vivir nuevas experiencias. "El estilo de vacaciones va mucho en función de cada persona. Algunos encuentran la reparación en el descanso absoluto y otros que se llenan de energía visitando muchas cosas o quedando con mucha gente. Al final, cómo todo en la vida, lo mejor es encontrar un equilibrio –explica Liria–. al día siguiente de volver. Siempre que sea posible conviene descansar un par de días para organizarse e ir poniendo la cabeza en la vuelta", añade la psicóloga.
Rebajar expectativas
Una vez escogidas las fechas y la duración, planificar el descanso también puede traer dolores de cabeza. "Las vacaciones son buenas y enriquecedoras cuando cumplen con el objetivo de reparación y de pasarlo bien. Las maneras de conseguirlo son muy diversas y dependen mucho de cada persona. Desde quedar con amigos, hacer viajes, leer, dormir más de lo habitual, tener más contacto con la naturaleza, salir de fiesta… Pero, por lo general, es recomendable tener momentos de descanso y también alguna experiencia de ocio que nos dé satisfacción y alegría", recomienda Liria.
Según la encuesta El impacto emocional de las vacaciones, el 51% de los españoles asegura que disfrutar del tiempo de calidad con la familia o con amigos es la razón principal para desconectar del estrés diario y recargar pilas, seguido de pasar tiempo en la naturaleza o en un destino tranquilo (28%) y realizar actividades relajantes como leer (10%).
Liria aconseja ajustar nuestras expectativas y poner el foco en buscar pequeñas fuentes de satisfacción diarias. "Es importante disfrutar del día a día de nuestras vacaciones. No estar esperando sólo el momento ese concreto sino todos los días que tenemos y centrarnos en el presente. Si estamos más pendientes de colgar las fotos de lo que estamos haciendo que disfrutar del que hacemos, evidentemente, esto merma las posibilidades de disfrutarlo”.
5 hábitos por si te cuesta desconectar
- Evita las tareas pendientes. Es recomendable dejar los proyectos cerrados antes de irse de vacaciones o debidamente delegados.
- Olvídate del móvil. Si puedes, desconecta todo lo posible del móvil y el ordenador. Procura no mezclar en una misma cuenta de correo electrónico los asuntos personales y laborales. Y, si utilizas grupos de WhatsApp en el trabajo, archívalos o silencialos.
- Controla los horarios. Trate de descansar y dormir bien durante las vacaciones manteniendo una rutina más flexible.
- Evita los espacios de trabajo. Esta recomendación se torna algo más complicada con la llegada del teletrabajo. Una opción es intentar organizar bien el espacio en el que solemos trabajar, si lo hacemos en casa, y mantener los materiales de oficina escondidos en vacaciones.
- Planifica al menos una actividad diferente todos los días. Por ejemplo, tomar algo en una terraza o ir a un concierto. Cosas que el verano permite hacer y que durante el año es más difícil hacer para que den esa sensación de hacer algo especial o diferente durante un rato.