El príncipe Guillermo comparte cómo gestionaron el cáncer de Kate Middleton con sus hijos: "Elegimos comunicarnos"
El príncipe de Gales explica en una entrevista en televisión brasileña que él y su esposa llegaron a la conclusión de que "cuando no hay respuestas, surgen aún más preguntas"
BarcelonaAcostumbrados a un rey emérito que no da explicaciones ni de los hechos vinculados a su labor profesional ya un príncipe que no supimos qué voz tenía hasta que no fue proclamado rey, es normal que el talante de la familia real del Reino Unido nos resulte completamente exótico. Lo parecen desde siempre pero se nos hace más evidente aún cuando, como esta semana, el heredero del trono concede entrevistas durante viajes internacionales para hablar de cuestiones que van mucho más allá de la labor legal que su país le tiene encomendada constitucionalmente y aborda cuestiones mucho más íntimas y personales. Las comparaciones son realmente odiosas. Realmente odiosas...
El príncipe Guillermo, de 43 años y heredero en el trono británico, ha aprovechado un viaje a Brasil ligado a los premios Earthshot para abrir su corazón al presentador Luciano Huck, al que ha hablado sobre uno de los desafíos más importantes que ha vivido en los últimos años: el cáncer de la suya. Con la excusa de este premio que fundó hace cinco años junto a The Royal Foundation y que se interesa por inspirar y amplificar soluciones innovadoras contra la destrucción del planeta Tierra, Guillem ha acabado hablando en una entrevista sobre los que califica de "dos años muy duros" para él y para su familia. Un período en el que, aparte de la enfermedad de Kate Middleton, también fue diagnosticado con cáncer el rey Carlos III, que actualmente tiene 77 años.
Cuando tuvieron el diagnóstico de su mujer sobre la mesa, dice que se dieron un tiempo para reaccionar e intentar hacer las cosas de forma ordenada. Un tiempo después del que dice que decidieron hablar mucho en casa. "Decidimos comunicarnos mucho más con nuestros hijos [...] Ahora... eso tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. A veces sientes que estás compartiendo demasiado con los niños, algo que probablemente no deberías hacer", ha explicado el hijo de Lady Di, quien dice que llegar a esta conclusión les fue fácil cuando se rindieron a la evidencia que "la mayor". De hecho, afirma que tras comunicarles el diagnóstico, la opción de seguir comunicándose mucho más con las tres criaturas sigue siendo una prioridad para ellos. Dice que hablar con los niños hace que éstos se sientan más calmados y también se les evita la "ansiedad" que pueden generar las incógnitas de una comunicación con lagunas, que él considera una mala solución, ya que desde su punto de vista "cuando no hay respuestas, surgen más preguntas".
"No hay un manual"
Estas confesiones le llevaron a hablar de la paternidad en términos más genéricos. Desde su punto de vista, ser padre "es siempre un acto de equilibrio, todo padre sabe". Dice que hacer de padre es medir "cuántas cosas dices, qué dices, cuando lo dices..." porque "no hay un manual para ser padre". Su receta es "sacar adelante un poco de instinto". Guillem, padre de tres hijos de 12 –Jordi–, 10 –Carlota– y 7 años –Lluís–, no es la primera vez que se confiesa sobre cuestiones relativas a la gestión de la familia ya la crianza, algo que en la generación previa de monarcas europeos era impensable. De hecho, para la mayoría de estos reproducirse no era una cuestión que implicara responsabilidad afectiva alguna así como tampoco el hecho de casarse, que era un mero trámite relacionado con el oficio, pero que no tenía ninguna relación con su corazón.
A diferencia de su padre, que no pudo casarse por amor hasta los 57 años, él pudo hacerlo desde el principio y eso, que muchos monárquicos pueden criticar porque implica optar por casarse con una mujer plebeya, ha hecho que Guillermo tenga una vida familiar satisfactoria de la que poder hablar públicamente de forma verosímil. Es decir, haciendo un efecto muy distinto al que muchos reyes han dado cuando aparecen con su familia oficial. Es útil para este propósito recordar aquél actuadísimo vídeo en el que Juan Carlos I aparece con su esposa e hijos y, cuando les dice que se va a trabajar, la infanta Elena le pregunta: "¿Donde?" Una pregunta hecha en medio de un acting familiar que puede ser sintomática de muchas cosas... Una de ellas: la distancia con sus hijos, que no entienden nada de sus padres porque no los ven ni cocidos ni crudos.
La vida familiar de Guillem es privada pero al mismo tiempo pública, ya que lo que haga con ésta tendrán que pagarlo los británicos de su bolsillo y soportarlo como súbditos modernos que son. Quizás porque es consciente de ello, no rehuye hablar de ello en las entrevistas que concede. Cuando apareció en The Reluctante Traveler, en Apple TV, el príncipe ya ofreció una pequeña pincelada de cómo se lo maneja para salirse con una crianza tan particular como la suya. "Cada uno tiene sus propios mecanismos para afrontar este tipo de cosas, y los niños están aprendiendo y adaptándose constantemente. [...] Nosotros intentamos asegurarnos de darles la seguridad y la protección que necesitan", explicaba sobre los esfuerzos que hacen él y su esposa, de la que explicó que su cáncer se encuentra ya en remisión "porque todo avanza".
De hecho, explicaba que una opción habitual para ellos para intentar que todo salga bien es comunicarse lo máximo posible. "Somos una familia muy abierta, así que hablamos de las cosas que nos molestan y de las cosas que nos preocupan", decía antes de reconocer que esta opción tampoco es una solución mágica, ya que "nunca se sabe del todo el efecto en cadena que puede tener" hablar de todo el rato.
Un futuro rey más humano
Pero más allá de las teorizaciones sobre la paternidad que pueda hacer, también es interesante ver cómo la estrategia de comunicación que siguen desde Kensington Palace para humanizar y modernizar su futuro rey a través de hablar de su familia implica también abordar cuestiones prácticas. En la entrevista de Apple TV decía que hace de "taxista" habitualmente, aunque reconocía que su mujer lo hacía aún más que él, algo que nadie duda porque estos patrones se reproducen en todas las capas de la sociedad, monarquía incluida. Sin embargo, hay que reconocer el avance porque su padre nunca debió de llevarlo a la escuela más allá del primer día de curso por si había prensa y, a pesar de que su madre quizás lo hubiera hecho, en aquella época es creíble que de una u otra manera no se lo permitieran hasta que se divorció porque no era lo que se esperaba de una.
La humanización de Guillermo también ha pasado para que revele que cría a sus hijos sin móviles. Este tema, que califica de "algo tenso", dice que se ha acordado en su casa porque él y Middleton opinan que "el acceso a internet" implica "un problema": "Creo que los niños pueden acceder a demasiadas cosas que no necesitan ver". Lo que no ha dicho Guillermo con esa certeza universal es si se refería a cine para adultos oa las noticias protagonizadas secularmente por los Windsor. Pero al fin y al cabo, es igual, ya que ambas cosas serían igual de nocivas para cualquiera de sus hijos.