Terremoto en Marruecos

Bajo los escombros de Marruecos solo quedan cadáveres: "Ya es casi imposible encontrar supervivientes"

La previsión de lluvias en los próximos días amenaza con complicar aún más las labores de los equipos de rescate

Un desprendimiento de rocas en el terremoto de Marruecos
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MarrakechLas tareas de rescate continúan en el Atlas para recuperar a las personas atrapadas bajo los escombros debido al terremoto que ya ha dejado casi 3.000 muertos en Marruecos. Hace dos días que se superó el límite de las 72 horas para encontrar a supervivientes enterrados y la estadística ya solo deja margen a los milagros. “Ahora, cinco días después del seísmo, es prácticamente imposible encontrar a personas vivas”, explica a las puertas del Hospital Mohamed VI Marco Abate, miembro del ROE de Roma, un cuerpo de protección civil que se financia con fondos privados y que ha estado trabajando hasta ahora en la zona de Al Haouz.

Su equipo llegó a Marrakech al día siguiente al terremoto y no pudieron empezar a actuar hasta el sábado por la noche. “Fuimos a Adassil, muy cerca del epicentro. Allí encontramos una hilera de cadáveres tendidos en el suelo. Los habían recuperado los vecinos”, explica Gianni Marchegiani, coordinadora del equipo. Fueron los primeros en pisar esa zona, incluso antes que los equipos de rescate marroquíes. Su tarea principal ha sido atender a los heridos y examinar las zonas para determinar el mejor sitio para poder montar las tiendas para las familias. Aunque Marchegiani comenta que la policía y el ejército marroquí se mostraron colaborativos, tardaron bastante en poder empezar a trabajar por falta de coordinación con las autoridades.

“No hay un canal de comunicación que nos dé información”, lamentaba el domingo el jefe de uno de los cuerpos de Bomberos Unidos, Antonio Nogueras, rodeado de casas derrumbadas. Su equipo trabaja con perros de rescate. Se habían desplazado a la localidad para intentar salvar a cuatro personas que habían quedado enterradas bajo los restos de un edificio. No encontraron ninguna con vida.

El terreno sobre el que deben desplazarse los equipos de rescate y las ambulancias se suma a las adversidades causadas por el seísmo. Las réplicas de los últimos días han causado pequeños desprendimientos y nuevos derrumbes. En la carretera en dirección a Ijoukak, el martes un policía explicaba a esta periodista cómo una montaña de rocas acumuladas junto a la estrecha carretera se había desprendido esa misma mañana. Hasta ahora, las réplicas habían sido de magnitud 3 en la escala de Richter (a excepción de la de 4,9 que sacudió el país cuatro horas después de que se produjera el terremoto del viernes), pero en la madrugada del jueves se ha notificado una de 4,6 muy cerca de la zona del epicentro. El fuerte viento de algunas zonas también ha causado nuevos desplazamientos de rocas, según la televisión estatal 2M Maroc.

Una mujer llevando pertenencias fuera de un edificio dañado por el terremoto en Moulay Brahim, en Marruecos

La mala comunicación con los pequeños poblados o douares del Atlas entorpece mortalmente las tareas de salvación. En muchas de las aldeas cercanas al corazón del terremoto solo se puede acceder andando y otras únicamente cuentan con carreteras precarias. "Hay personas heridas que se nos han muerto por el camino porque no hemos llegado a tiempo a causa de los obstáculos", comenta Fahd Bei, conductor de una de las ambulancias que durante todos estos días no han parado de llevar heridos al Hospital Universitario Mohamed VI.

Goteo de heridos en los hospitales

Este centro situado en Marrakech, junto al Hospital Universitario de Agadir, en la provincia de Taroudant, ha sido uno de los principales receptores de víctimas. En el Mohamed VI, esta periodista ha podido ver cómo aún seguían descargando heridos cinco días después del seísmo. A estas alturas, la cifra oficial es ya de 5.674.

En la calle donde están las urgencias se acumulan las ambulancias, mientras que tres furgones policiales custodian la entrada por la que no paran de entrar y salir familiares. De vez en cuando, se ven las batas blancas de los médicos y los vestidos azul celeste de los enfermeros que hacen el cambio de guardia. También abundan los estudiantes de medicina que se presentaron voluntarios pocas horas después del terremoto.

Una foto del rey de Marruecos mientras los supervivientes del terremoto hacen cola en un hospital militar de campo en Asni.

La entrada en el vestíbulo de urgencias está precedida por una pequeña plazoleta con jardín donde se acumulan las familias, sobre todo mujeres, que esperan noticias de los heridos. Muchas han pasado la noche aquí. También hay algunos policías que vigilan el área. En la puerta de cristal por la que se entra a la recepción hay dos agentes de seguridad que determinan quién pasa y quién no.

Conseguimos entrar gracias a una trabajadora de la limpieza que nos pide que la sigamos. Se acumulan siete literas y dos sillas de ruedas. Algunos de los pacientes se tapan con mantas que les han traído los familiares. Las venas y bolsas de suero fisiológico también están presentes. Una vez más, la tónica son las mujeres que cuidan a sus familiares, al igual que las que se pasan las horas en la calle sosteniendo a las familias deshechas después de haber perdido su casa. El goteo de heridos probablemente se mantendrá mientras los equipos de rescate y servicios médicos van llegando a zonas todavía incomunicadas. La previsión de lluvias en los próximos días, según la televisión estatal, puede ser un nuevo contratiempo en la montaña.

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