Dos años de la guerra que ha convertido a Sudán en el país con la mayor crisis humanitaria del mundo
Una masacre de cientos de personas en campos de desplazados de Darfur aleja las perspectivas de paz


BarcelonaEl 15 de abril de 2023 la violencia estalló en Jartum y otras ciudades de Sudán, que este martes entra en el tercer año de guerra civil con unas perspectivas de paz a corto o medio plazo extremadamente remotas. Además, las últimas informaciones que llegan desde Darfur, en el oeste del país, hacen crecer aún más el pesimismo. Cientos de personas –más de 350 según el gobierno regional– han muerto desde el pasado jueves, cuando las Fuerzas de Apoyo Rápido (FSR) irrumpieron con gran violencia en dos campos de desplazados cerca de la ciudad de Al Fashir.
Esta ciudad está sitiada desde hace casi un año por las FSR y ahora mismo es el principal foco de combate entre el grupo paramilitar y el ejército regular, enfrentados desde hace dos años. Ambos bandos se mantienen enrocados en su lucha por el poder y hasta ahora han hecho fracasar cualquier intento de mediación.
Desde que las fuerzas armadas sudanesas recuperaron el control de Jartum, la capital, a finales de marzo, las FSR han aumentado las operaciones contra los reductos de los militares en Darfur. Al-Fashir, la capital de Darfur Norte, es el último bastión del ejército en el oeste de Sudán. Las fuerzas regulares han lanzado una campaña a gran escala para afianzar su dominio en esta ciudad y recuperar otras zonas de Darfur, una región que ya fue devastada hace veinte años en una primera guerra civil sangrienta.
Este domingo las fuerzas armadas admitieron que las FSR han tomado el control del campo de desplazados de Zamzam, el mayor de la región de Darfur, después de tres días de combates violentos y bombardeos con drones y artillería. Los milicianos también han matado a decenas de personas en el campamento de Abu Shok. Entre ambos campos acogen a más de 700.000 personas que han huido de la violencia de los últimos años.
El origen de la violencia
Sudán ha pasado de ser la esperanza democrática de la región a hundirse en lo que Naciones Unidas y numerosas ONG han descrito como la mayor crisis humanitaria del mundo.
En el 2019, después de ocho meses de protestas, el régimen de Omar al-Bashir cayó a través de un golpe de estado y con la promesa de una transición democrática. Los militares mantuvieron el poder durante dos años y después lo cedieron a un gobierno civil, pero el propio comandante del ejército, Abdel Fattah al-Buhran, lo enterró con un nuevo golpe de estado en el 2021. El otro artífice de la insurrección fue Mohamed Hamdan Dagalo (conocido como Hemedti). Entonces eran aliados, pero la falta de acuerdo para integrar a la milicia en el ejército regular acabó en una lucha abierta. Desde hace dos años, Al Buhran y Hemedti encabezan los dos bandos que han vuelto a llevar a Sudán a una guerra civil.
Desde entonces, más de 14 millones de personas, un 30% de la población del país, se han visto forzadas a huir de sus hogares. La mayoría, unos 11 millones, se desplazaron a otras zonas del país, mientras que el resto atravesaron fronteras internacionales, añadiendo presión a países vecinos que ya tienen sus propias crisis, como Sudán del Sur, Etiopía y Chad. La cifra de víctimas mortales no está clara, pero las últimas estimaciones de organizaciones humanitarias hablan de unos 150.000 fallecidos en estos dos años.
La crisis de hambre más grave del mundo
Naciones Unidas sigue pidiendo más apoyo, ya que más de 30 millones de personas –dos de cada tres habitantes del país– necesitan ayuda humanitaria y el país vive "la crisis de hambre más grave del mundo". Además, crece el riesgo de brotes epidémicos de cólera, dengue, sarampión, difteria y malaria.
En estos dos años se han reportado numerosas violaciones de los derechos humanos, como la violencia sexual sistemática y ejecuciones masivas. Human Rights Watch (HRW) ha denunciado este lunes en un comunicado que tanto las Fuerzas de Apoyo Rápido como el ejército han cometido "abusos generalizados, incluidas ejecuciones extrajudiciales, violencia sexual, saqueos desenfrenados y destrucción de infraestructura civil".
Y las perspectivas de futuro son devastadoras. "A medida que los combates en Sudán entran en su tercer año sin una paz visible a la vista, los sudaneses están atrapados en una crisis humanitaria de proporciones industriales", alertaba el viernes el portavoz de la Oficina de Coordinación Humanitaria de la ONU, Jens Laerke. "La guerra en Sudán entra en el tercer año y la población sigue escondiéndose, bombardeada, sitiada, desplazada y privada de alimentos, atención médica y servicios básicos", resumía este lunes Médicos Sin Fronteras (MSF).
Alianzas internacionales
Aparte de la falta de voluntad de ambos bandos, el conflicto también se ve alimentado por intereses exteriores, que no ayudan a avanzar hacia una desescalada. El ejército sudanés recibe apoyo de varios países árabes, sobre todo Egipto y Arabia Saudí, mientras que los Emiratos Árabes Unidos son el principal patrocinador de las FSR. El analista del Center for Strategic and International Studies (CSIS) Cameron Hudson explicaba en un análisis cuando el ejército reanudó el control de Jartum de que el avance se debía, en parte, a que las fuerzas regulares han obtenido drones de alta efectividad de Turquía y aviones de combate y otros armamentos pesados de China y de Rusia.
Según el International Crisis Group, ambos bandos reciben suministros militares "sustanciales", como nuevos drones. "Además, países árabes y africanos compiten por proyectar su poder a través de Sudán, que se encuentra en el estratégico mar Rojo, y consideran que el resultado de la guerra representa un gran riesgo", añade en un artículo reciente. El think tank considera que Arabia Saudí podría presionar a Al Buhran para avanzar hacia la paz: "Podría ofrecer fondos para la reconstrucción de Jartum y otras áreas devastadas, condicionándoles a negociar un alto el fuego".
Con todo, considera que la posición de las dos partes enfrentadas lo dificulta. "En vez de utilizar su avance para buscar la paz, el ejército parece que quiere presionar para una victoria total, mientras que las FSR buscan expandir la guerra a nuevas áreas", resume. E indica que las FSR se han aliado con otra milicia, el Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán-Norte (SPLM-Norte), y desde febrero han lanzado ofensivas conjuntas en zonas fronteras con Sudán del Sur y Etiopía, con lo que en vez de remitir la guerra se amplía.
Este martes, coincidiendo con el segundo aniversario, el gobierno británico reunirá en Londres a los ministros de Exteriores de una veintena de países y representantes de varias organizaciones en una conferencia para intensificar la presión diplomática y exigir un alto el fuego.