Derechos Humanos

Morir por el hijo: la madre de un preso político egipcio hace huelga de hambre para pedir su libertad

Laila Soueif lleva más de ocho meses protestando en Londres para que presione a El Cairo en favor de su hijo, la activista Alaa Abdel Fattah

Alaa Abdel Fattah, a las puertas del tribunal que le ha juzgado en su ausencia
04/06/2025
4 min

Londres¿Qué no haría una madre por un hijo? Laila Soueif, de nacionalidad británica y egipcia, está dispuesta incluso a perder su vida. Esta profesora de matemáticas de 69 años se está muriendo en un hospital del centro de Londres a causa de una huelga de hambre de más de 240 días para reclamar la atención sobre la situación de Alaa Abdel Fattah, su hijo, el preso político más famoso de Egipto. Este bloguero, escritor y activista por los derechos humanos permanece encerrado en el trullo por el régimen del general Abdel Fattah al Sisi, el golpista presidente del país.

Este lunes la madre presentaba un nivel de azúcar en sangre "críticamente bajo", y su familia informó de que se niega a recibir tratamiento con glucosa. "En resumen, le estamos perdiendo y... no hay tiempo", declaró su hija, Sanaa Seif, a la prensa británica. Y la propia mujer, desde la cama del hospital, aseguró en la BBC que tiene un deseo "apasionado" de vivir, pero que está dispuesta a todo. Y pidió, si le llega la hora, que se utilice su muerte "como elemento de presión para conseguir la liberación del Alaa". "No permita que mi muerte sea en vano", dijo.

La semana pasada un informe del Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria de la ONU concluía que Alaa Abdel Fattah está detenido ilegalmente por el gobierno egipcio e instaba a las autoridades de El Cairo a "tomar las medidas necesarias para resolver la situación sin demora". El primer ministro británico, Keir Starmer, hablaba por segunda vez el 22 de mayo con Al Sisi para que la liberara, pero la llamada telefónica cayó en saco roto.

Régimen de hierro en Egipto

Durante la Primavera Árabe, este activista, egipcio de nacimiento y británico por la nacionalidad de la madre, fue uno de los rostros más significados del movimiento iniciado el 25 de enero del 2011, que tuvo en la plaza Tahrir de El Cairo su epicentro simbólico. que por primera vez había podido elegir al presidente en las urnas en 2012 en la persona de Mohamed Mursi, el candidato islamista de los Hermanos Musulmanes, movimiento muy polarizador.

Al Sisi empezó el mandato con una durísima represión –más de 3.000 muertos y 19.000 encarcelados– y un año después de encabezar la junta militar que dirigía el país asumió la presidencia oficialmente, resultado de unas elecciones mucho más que cuestionadas. Desde entonces, Egipto vuelve a vivir bajo un régimen de hierro. Y también desde entonces Alaa Abdel Fattah sufre ese encarcelamiento y una persecución política implacable.

Laila Soueif este lunes en su cama del Hospital St. Thomas, del centro de Londres. Lleva más de 240 días haciendo huelga de hambre.
John McDonnell con la familia de Alaa Abdel Fattah este martes en las afueras del Hospital St. Thomas.

De hecho, el activista ya había sido víctima del régimen egipcio en el 2006, tras una primera detención, de la que salió sin cargos a los cuarenta y cinco días. En el 2014, con un historial comprometido en la lucha por los derechos humanos y la libertad, fue encarcelado por organizar una protesta sin permiso y condenado en el 2015 a cinco años de cárcel. Quedó en libertad en marzo del 2019, pero seis meses después, coincidiendo con nuevas protestas en el país, fue detenido de nuevo bajo acusaciones muy vagas. Fue condenado a cinco años por "difundir noticias falsas".

En concreto, se había hecho eco en una publicación de Facebook de la muerte de un prisionero político víctima de torturas. En 2022 inició una huelga de hambre para denunciar sus condiciones de reclusión. La pena debería haber finalizado en septiembre del 2024, pero las autoridades egipcias se han negado a excarcelarlo, alegando que no contabilizan el tiempo de detención preventiva –dos años– y que su salida no está prevista hasta enero del 2027. Durante este periodo, ha sufrido aislamiento, malos tratos y ha sufrido aislamiento. Actualmente, está en prisión de Wadi el-Natrun, en el norte de El Cairo, sin las mínimas garantías ni acceso a la asistencia consular británica.

Presión y razón de estado

Fue el 29 de septiembre del año pasado, cuando el régimen decidió mantenerlo en prisión, que su madre inició una huelga de hambre para que las autoridades británicas se implicaran en la suerte de un ciudadano del país y presionaran a Al Sisi para que lo liberara. Durante meses, Laila Soueif sólo consumió té de hierbas, café negro y sales de rehidratación, hasta perder la mitad de su masa corporal.

Hospitalizada en febrero, aceptó consumir 300 calorías líquidas al día siguiente que el premier, Keir Starmer, pidiera por primera vez al presidente Al-Sisi que liberara al activista. Pero el 20 de mayo Soueif reanudó la huelga, ahora completa, para denunciar que no se había hecho ningún progreso. premier volvió a llamar al presidente Egipcio el día 22, tampoco sin éxito alguno. El pasado jueves Laila Soueif fue ingresada en el centro hospitalario St. Thomas, a trescientos metros del Parlamento.

Amigos de la familia reunidos el lunes frente al hospital con algunos parlamentarios han pedido al Foreign Office mucha más presión. Y recordaron el peso del turismo británico en los ingresos de Egipto. Pero el dictador Abdel Fattah al Sisi es un aliado en la zona de la democracia británica, que no hace "todo lo que podría" para liberar a Alaa Abdel Fattah, a juicio del parlamentario John McDonnell, laborista, pero de momento suspendido de militancia por díscolo con el gobierno de Keir Starmer.

La razón de estado pesa mucho más que la justicia. Y pesa para todos. De hecho, España firmó con Egipto, después de una visita de Al Sisi a Madrid el pasado febrero, unos acuerdos en materia de inmigración, cooperación al desarrollo y también en el ámbito económico y comercial, lo que ha elevado la relación bilateral entre El Cairo y Madrid al nivel de asociación estratégica.

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