África

Ruanda: el próximo Qatar está en África

El gobierno ruandés apuesta por el deporte como arma diplomática y patrocina clubs europeos a pesar de las críticas por violaciones de los derechos humanos

David Soler Crespo
4 min
Un acto de campaña de las recientes elecciones del presidente ruandés, Paul Kagame.

Kigali (Ruanda)En Kigali es difícil no ver grúas allá donde vayas. Entre tanto dinosaurio de hierro, a medida que te alejas del centro, destacan unas obras de camino al aeropuerto. "Es grande, eh", dice Fionah Ishimwe, directora ejecutiva de la federación de baloncesto de Ruanda. Desde su despacho del pabellón BK Arena, utilizado principalmente para partidos de baloncesto y voleibol, ella ve a diario cómo avanzan las obras del estadio nacional de fútbol Amahoro. “Son de la misma constructora que nuestro pabellón. Ahora en julio terminarán de construirlo”, asegura.

En el 2019 Ruanda inauguró el BK Arena, con capacidad para 10.000 espectadores –en el Palau Blaugrana, por ejemplo, caben 6.000– después de sólo seis meses de construcción. Un año después, el gobierno anunció que renovaría el estadio nacional para modernizarlo y aumentar su capacidad, de 25.000 a 45.000 asientos. "Nos estamos adecuando a los estándares para tener el certificado de la FIFA", dice al ARA Ariella Kageruka, jefe de Turismo y Conservación y encargada de Visit Rwanda, la marca turística del gobierno ruandés, que es patrocinadora, por ejemplo, del PSG francés. "El turismo deportivo atrae eventos de gran valor económico", asegura.

La inversión en infraestructuras para acoger grandes eventos deportivos es una de las principales prioridades de la agenda del gobierno. Desde 2021, Ruanda es socio fundador de la Basketball Africa League (BAL), la competición continental de clubes de baloncesto africana más importante, una especie de Euroliga impulsada por la NBA. “Apostamos por la BAL y ha tenido mucho éxito. No sólo ha traído visibilidad, sino también un retorno económico tangible”, dice Kageruka. Este año se ha celebrado su cuarta edición y el BK Arena acogió las finales.

En 2023 Ruanda se convirtió en el primer país de África subsahariana en organizar el congreso anual de la FIFA, el máximo órgano del fútbol, ​​y en 2025 el país acogerá el Mundial de Ciclismo en Ruta.

En tan sólo cinco años, el turismo deportivo ha pasado de representar un 1% de los ingresos de eventos y congresos a un 14% de los 93 millones de dólares anuales que ingresa anualmente Ruanda por este tipo de turismo. "Estamos empezando a poner en Ruanda en el mapa", asegura Kageruka.

Ruanda copia Qatar

Ruanda está siguiendo los pasos de Qatar, un país con el que no sólo comparte el tamaño –ambos son más pequeños que Catalunya–, sino también la utilización del deporte para limpiar la imagen de autocracia.

En 2011 Qatar adquirió el PSG y en 2020 Ruanda llegó a un acuerdo con los dueños del club francés para pagar cerca de 10 millones de euros al año para promocionar el país en sus camisetas y equipo de entrenamiento. Al año siguiente se cerró el acuerdo con el Arsenal, del que es seguidor el presidente ruandés Paul Kagame, y en el 2023, Visit Rwanda sustituyó a Qatar Airways con un acuerdo de patrocinio para el equipo alemán Bayern de Múnic.

El club muniqués fue criticado primero por el acuerdo con Qatar y ahora por el de Ruanda por legitimar regímenes acusados ​​de violaciones de derechos humanos, pero se ha defendido de las acusaciones. “Hemos dejado claro que queremos apoyar el desarrollo del fútbol en el país. Está claro que quieren promover el turismo en Ruanda, pero no veo que por eso nosotros, como club, estemos promoviendo el 'sportswashing”, argumentó Jan-Christian Dreesen, director ejecutivo del Bayern de Múnich.

Violaciones de derechos humanos

“El deporte se utiliza para tapar la imagen de abuso de derechos humanos en Ruanda. Siempre me sorprende que los países democráticos acepten estas actividades deportivas ignorando los abusos”, dice al ARA Victoire Ingabire, opositora política al régimen de Kagame a la que han prohibido presentarse a las elecciones que se celebraron el lunes de la semana pasada y que han servido para consolidar aún más al actual presidente, Paul Kagame, que gobierna con mano dura desde el 2000 y que se ha llevado el 99% de las papeletas.

A las denuncias por violaciones de derechos humanos se suman las críticas por el gran gasto que suponen estos acuerdos en un país en el que el PIB per cápita no alcanza los mil euros. “Las críticas no nos afectan en absoluto. No conozco a ningún país en el que no haya habido críticas”, dice la responsable de Turismo del gobierno ruandés. “Los resultados hablan por sí solos; las inversiones son viables y la respuesta ha sido la que esperábamos”, dice Kageruka. Según estimaciones del gobierno, el valor en impacto mediático de los patrocinios es de 500 millones de dólares. “Cuando Messi fichó por el PSG podía verse Visit Rwanda en todos los medios”, añade Kageruka, quien no descarta que el próximo patrocinio pueda acudir a un equipo de la liga española.

Neymar y Leo Messi juntos durante el entrenamiento previo al partido del PSG ante el Stade Rennes.

La ambición de Ruanda es poder organizar grandes eventos internacionales. El país podría acoger un Mundial de baloncesto la próxima década o “incluso antes –dice Kageruka–. No es imposible; la infraestructura se está desarrollando”.

Ahora el gran objetivo de Ruanda va más allá. Preguntada por si el país quiere organizar una Copa Africana de Naciones de fútbol en un futuro, Kageruka sonríe: "No sólo una Copa África". Ruanda busca emular a Qatar y tener el próximo Mundial en el África subsahariana. Las relaciones con la FIFA empezaron ya en Kigali hace dos años.

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