África

Senegal se hunde en la crisis política: la oposición acusa al presidente de "golpista"

Macky Sall ha suspendido las elecciones que debían celebrarse el 25 de febrero

Jaume Portell
3 min
Un senegalés durante los enfrentamientos con la policía antidisturbios en los que ha terminado la protesta contra el aplazamiento de las elecciones presidenciales del 25 de febrero

Abiyán (Costa de Marfil)“Cualquier reunión es disuelta. No sólo con la oposición, sino con los periodistas. Aunque te vean con tu cámara, el chaleco de prensa o el micrófono, te echarán igualmente”, explica Salif Sakhanokho, un periodista senegalés independiente. El lunes cubrió una de las sesiones parlamentarias más tensas de la historia de Senegal. Horas antes del inicio de la campaña electoral para las elecciones presidenciales del 25 de febrero, el presidente Macky Sall anunció que las posponía sine die.

El presidente saliente, que cumplió su límite de dos mandatos, dijo que se habían cometido irregularidades en la aprobación de los candidatos a la presidencia, y que una investigación debería servir para generar un proceso electoral limpio y transparente. La oposición lo ve como un golpe constitucional. "Los sondeos dicen que ganaría la oposición, en ningún caso el partido del poder", explica al ARA Sakhanokho. La propuesta de Sall fue aprobada por los diputados de la mayoría que le apoya en el Parlament, en una votación que acabó con la policía senegalesa desalojando los escaños de la oposición, que estaban en contra. La nueva cita electoral sería, si se cumplen las promesas del partido gobernante, el próximo 15 de diciembre.

Una región convulsa

La situación en Senegal genera un foco más de inestabilidad en África occidental, donde ahora mismo hay cuatro juntas militares gobernante, en Guinea Conakry, Mali, Burkina Faso y Níger. El estancamiento económico durante la pandemia y el aumento del precio de los alimentos generaron un efecto dominó que, desde 2020, ha afectado a todos los países de la región.

Hasta ahora, de puertas afuera, Senegal se había vendido al exterior como un país con unas instituciones sólidas y transiciones pacíficas del poder. Los enfrentamientos desde 2021 entre el poder político y una parte de la oposición, liderada por Ousmane Sonko, han generado rendijas en este relato. Sonko es actualmente en prisión, condenado por penas que sus seguidores consideran un complot político. Su partido, el PASTEF, fue ilegalizado el pasado verano, considerado como una organización terrorista. Su sustituto –con candidatura aprobada para las elecciones del 25 de febrero–, Bassirou Diomaye Faye, también está en prisión por criticar en Facebook el funcionamiento de la justicia en Senegal.

En Senegal, los condenados que cumplen pena de prisión no pueden presentarse a las elecciones, pero en el caso de Faye está en prisión a la espera de juicio. Por eso pudo convertirse en candidato, y los seguidores de Sonko tienen la directriz de votarle. "Ya no podemos hablar de democracia en Senegal", concluye Sakhanokho, que compara el golpe democrático con los que se produjeron en los países del Sahel. Pero Sall no fue sancionado, como sí se castigó las juntas militares de Mali, Burkina Faso o Níger. Ahora mismo, Senegal y Costa de Marfil son los países más cercanos a Francia, la antigua metrópoli, que sigue teniendo influencia en la región. Malí, Burkina Faso y Níger han roto, al menos en su discurso oficial, con París, y buscan aliados alternativos que, de momento, han encontrado en Moscú.

Un nuevo exportador de gas

En el norte del país, entre Senegal y Mauritania, empezará a funcionar un proyecto de gas en el tercer trimestre de 2024. El yacimiento, explotado por British Petroleum y Kosmos Energy, ya ha generado controversia entre los pescadores de Saint Louis, que perderán buena parte de sus ingresos si el proyecto sigue adelante. Alemania ya se ha interesado por la compra del gas natural, y la tarta en juego genera otro debate en Senegal: qué sería más beneficioso, exportarlo para ganar divisas o utilizarlo para garantizar la electricidad en un país donde el 35% de la población no tiene? Los vencimientos de la deuda crecientes –en 2026 representarán el 9% del PIB senegalés– abocan al país a la primera opción.

Por el momento, la tensión en las principales ciudades del país no se ha trasladado al interior. Un joven soldado destinado a una de estas regiones, en declaraciones al ARA, comenta cómo cree que acabará esta última maniobra del gobierno: “Lo arreglarán todo a su favor, como siempre”.

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