Meloni deja a miles de argentinos sin derecho a la ciudadanía italiana
El gobierno italiano limita la transmisión de la ciudadanía a hijos y nietos, ya no bisnietos, y Argentina es el principal afectado
Buenos AiresEl Parlamento italiano ha convertido en ley un decreto impulsado por el gobierno de Giorgia Meloni que modifica el proceso de reconocimiento de la ciudadanía italiana. El decreto Tajani –llamado así por el ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani– limita el ius sanguíneos (derecho de sangre) a dos generaciones de extranjeros con ascendencia italiana; es decir, en adelante sólo quien tenga padres o abuelos nacidos en Italia podrá recibir el pasaporte. Hasta la semana pasada, el principio legal de ius sanguíneos incluía a los descendientes de cualquier persona nacida en Italia después de 1861, fecha del proceso de unificación. La noticia ha caído como un cubo de agua fría en Argentina, donde unos 25 millones de personas –más de la mitad de la población– tienen apellidos italianos, y donde se estima que entre 40.000 y 60.000 solicitudes para tramitar a la ciudadanía quedarán ahora descartadas o, al menos, en pausa.
La italianidad en Argentina se manifiesta de manera constante: con los apellidos vienen historias familiares, cultura, una manera concreta de hablar y de gesticular, además de gastronomía, tradiciones, hábitos y rituales. Es normal en Buenos Aires que el día 29 de cada mes las familias coman gnocchi colocando billetes debajo del plato para atraer abundancia; en Navidad, se come vitel toné –adaptación del plato frío vitello tonnato–; es común cantar el Tante augurio en un cumpleaños; venerar a San Francisco de Paula –san patrón de Calabria y protector de los pescadores–; y el propio tango, la música que se ha exportado al mundo como "música argentina", tiene raíces italianas.
Caminando por Buenos Aires, se encuentran edificios emblemáticos –como el Teatro Colón o el propio Congreso– diseñados por arquitectos italianos, así como clubes sociales y deportivos de barrio, escuelas y hospitales italianos. Todo ello es prueba del mutualismo y el asociacionismo arraigado en esta comunidad, que migró en diferentes olas entre los siglos XIX y XX con la intención de establecerse en ella, y que hoy en día es el reducto de italianos fuera de Italia más numeroso del mundo.
"Nosotros solemos decir que somos socios fundadores de Argentina", dice en conversación con el ARA Dario Signorini, presidente del Comité de Italianos en el Exterior (COMITES) en Buenos Aires. "Estamos desde la fundación del estado argentino", remarca, y apunta que el propio Manuel Belgrano –uno de los próceres de Argentina e impulsor de su independencia de España– era de origen genovés. "La nueva ley de Meloni nos ha generado un disgusto muy grande", dice, y señala cierta "hipocresía" de la primera ministra, que en un viaje oficial a Argentina reivindicó los lazos históricos entre ambas naciones.
El sueño italiano, alejado
Signorini rechaza la idea difundida por Meloni según la cual la ciudadanía es un "premio". "La ciudadanía es un derecho humano, es un derecho a la identidad", considera, y sentencia: "Nadie nos está regalando nada". cantidad de papeles que prueben el origen de la sangre, aparte de que el coste del trámite ha aumentado de precio más de un 115% en tan sólo seis meses: de unos 300 euros en octubre a más de 600 en la actualidad Las historias entre la gente son diversas. Italia próximamente, primero con su hijo para después llevar a su mujer. Con la intención de continuar trabajando como profesor de tenis, de lo que realmente tenía ganas era de conocer Europa, una "asignatura pendiente" que tiene en la vida. trabajo, a menudo escribe sobre el país. Santiago Averso, que sí es limpio directo, encuentra "facilidades" al tener la nacionalidad italiana, como poder viajar o eventualmente buscar un trabajo en Italia "o en Estados Unidos", reconoce, donde obtener un visado con cualquier pasaporte de la Unión Europea resulta más sencillo que con un pasaporte argentino. Estados Unidos es uno de los "terceros países" que, según la abogada Sandra Ramajo –especializada en temas migratorios y que vive en Roma desde el 2011– habrían ejercido cierta "presión" sobre Italia para limitar el acceso a la ciudadanía "Ser ciudadano italiano no es un juego para obtener un pasaporte que te permita ir de compras a Miami", dijo el pasado. declaración de seriedad que choca con la ligereza con la que Meloni regaló la ciudadanía italiana al presidente argentino Javier Milei ya su hermana Karina cuando visitaron el país el pasado diciembre. "[El de Meloni] es un gesto que deja bastante que desear -dice al ARA la abogada Ramajo-.
Sin embargo, disponer de la nacionalidad italiana es el trampolín para poder vivir en otros países de la UE, especialmente España, donde el idioma es un aliciente para muchos argentinos En Cataluña, de hecho, los nacionales más numerosos Según datos del Idescat en Italia sólo hay 39.476. En cambio, con nacionalidad argentina hay 36.232 personas, pero 60.660 son nacidas en este país. De hecho, casi la mitad son italianos.