China eleva el gasto militar un 7% y envía una respuesta a Trump
En plena guerra arancelaria, Pekín se fija un crecimiento económico del 5%
PekínEn medio de la presión de una guerra comercial con Estados Unidos, Pekín muestra seguridad y ofrece recetas estables para superar la desaceleración. El primer ministro, Li Qiang, ha inaugurado este miércoles la Asamblea Nacional Popular presentando el informe sobre la labor de gobierno. Un documento que dibuja los planes para estimular la economía, impulsar a las industrias de alta tecnología y aumentar la protección social. Sin olvidar, como siempre, impulsar la reunificación con Taiwán.
Con la pomposidad habitual de la liturgia comunista, el primer ministro ha ido exponiendo los datos en el Gran Palacio del Pueblo ante la plana mayor del comité central, miles de delegados y un gran número de invitados de embajadas. Como siempre, el discurso se ha seguido con total atención y no han faltado los aplausos al finalizar cada punto, especialmente largos cuando Li Qiang ha hablado de Taiwán y de las medidas para el mundo rural.
Li Qiang ha anunciado también que China aumentará el gasto militar con contención pese a las turbulencias internacionales. Aplicará un aumento del presupuesto de defensa del 7,2%. Es el mismo porcentaje que en los dos ejercicios anteriores. El objetivo sigue siendo la modernización del ejército y conseguir en 2050 una fuerza de combate de primer nivel.
China tiene el segundo presupuesto de defensa más alto del mundo, detrás de Estados Unidos. Ante la propuesta hecha hace unas semanas por Donald Trump de reunirse con China y Rusia para recortar el gasto militar y las armas nucleares, Xi Jinping contestó que eran Moscú y Washington los que tenían que empezar a trabajar.
China mantiene continuos choques con los vecinos por el control de las aguas en el mar de China Meridional, rico en recursos naturales, aunque su principal reto militar sería una posible anexión por la fuerza de Taiwán.
Li Qiang ha repetido que Pekín se opone con firmeza a las actividades separatistas del gobierno taiwanés, y ha asegurado en su discurso que China "avanzará con firmeza en la causa de la reunificación". De hecho, el ejército ha aumentado continuamente la presión con ejercicios militares en torno a la isla. Pero además de la amenaza, el gobierno de Xi Jinping intenta seducir a los taiwaneses con intercambios culturales y sobre todo económicos entre los dos lados del estrecho.
Mención especial ha contado con el apoyo al desarrollo de las industrias de alta tecnología, y especialmente la inteligencia artificial, como motor de crecimiento.
Los objetivos expuestos por el Li Qiang pretenden enviar un mensaje de confianza a la economía del gigante asiático. Pekín se posiciona como una potencia estable que no tiembla ante las tensiones geopolíticas que ha desatado Donald Trump. El primer ministro, pese a reconocer el impacto de las decisiones unilaterales de Washington, destacó que China cuenta con un "vasto mercado, abundantes recursos humanos y mecanismos de gobernanza eficaces en materia de planificación a largo plazo", toda una serie de ventajas en momentos de crisis.
La embajada china en Estados Unidos ha mostrado aún más firmeza a través de su cuenta oficial de X: "Si lo que quiere EEUU es la guerra, ya sea una guerra arancelaria, una guerra comercial o cualquier otro tipo de guerra, estamos preparados para luchar hasta el final".
Previsión de crecimiento económico estable a pesar de la guerra comercial
Los objetivos económicos que plantea Pekín para 2025 son muy similares a los del año pasado, lo que demuestra una gran seguridad u optimismo, ya que no puede decirse que en estos momentos la situación de la economía china sea fuerte. Durante el último ejercicio el gobierno tuvo que capear con la crisis inmobiliaria, la debilidad del consumo interno y el aumento del paro. Gracias al sprint final de las exportaciones en el último trimestre pudieron alcanzarse los objetivos de crecimiento.
En esta situación, numerosos analistas consideran que volver a marcar un objetivo de crecimiento del PIB de alrededor del 5% para este año representa un desafío. La guerra comercial con Estados Unidos, que aunque acaba de empezar ya ha provocado un aumento de los aranceles en los productos chinos del 20%, hará crecer las dificultades.
El Banco Mundial ha sido más cauto y pronostica que la economía del gigante asiático se expandirá un 4,5% en el 2025, dejando el Fondo Monetario Internacional en un 4,6%.
Consciente de los riesgos, los planes del gobierno prevén impulsar medidas fiscales para reactivar la economía. El primer ministro ha anunciado que se permitirá un déficit fiscal récord en torno al 4% del PIB para protegerse de los aranceles. Se planea emitir bonos del estado a largo plazo por valor de 168.549 millones de euros para financiar estrategias estatales, y también se realizará una emisión especial de bonos por valor de 570.663 millones de euros dirigida a los gobiernos locales para hacer frente a la crisis inmobiliaria.
Pekín se compromete a crear 12 millones de nuevos puestos de trabajo urbanos y mantener la tasa de paro en torno al 5,5%. Son los mismos objetivos del año pasado, pero ahora la economía es más débil y necesitaría esfuerzos extras para conseguirlos.
Li Qiang también aseguró que promover la demanda interna es la prioridad para conseguir una economía saneada. Para incentivar el consumo seguirá vigente una de las medidas estrella de 2024, una suerte de plan Renove para financiar la compra de electrodomésticos y de electrónica con un presupuesto de 38.905 millones de euros.
También se han anunciado una serie de iniciativas para aumentar el paraguas social, que van desde el compromiso de aumentar las plazas de guardería y las ayudas a las familias con hijos a fortalecer la atención a las personas mayores. También se ampliarán las prestaciones de la seguridad social para los emigrantes del campo, aunque sin equipararlas con los residentes legales en las ciudades.