Japón, territorio asexual
La mitad de los japoneses admiten no haber tenido sexo en el último mes y la mitad de matrimonios son asexuales
TokioJapón vive una paradoja silenciosa y muy poco conocida: es una de las sociedades del mundo más avanzadas tecnológicamente, pero al mismo tiempo una de las más refractarias a todo lo relacionado con el sexo. Las últimas encuestas oficiales señalan que cerca de la mitad de los japoneses no han tenido relaciones sexuales en el último mes; esto se suma al dato de que cerca del 50% de los jóvenes solteros de entre 18 y 35 años siguen siendo vírgenes, y que casi uno de cada dos matrimonios perviven sin mantener relaciones sexuales. Unos fenómenos que inquietan a los sociólogos, demógrafos e incluso al propio gobierno, ya que se inscribe en un país con una natalidad en mínimos históricos y con un envejecimiento poblacional imparable.
No se trata de un fenómeno marginal ni de anécdotas de individuos, sino una tendencia demográfica con razones múltiples y complejas: van desde las largas jornadas laborales y la presión profesional hasta la persistencia de los roles tradicionales dentro de la familia, pasando por la irrupción de nuevas formas de relación virtual. Asimismo, la idea del sexo como una obligación más que como un placer se mezcla con el cansancio diario, especialmente entre las mujeres, que suelen cargar con la doble responsabilidad del trabajo y el cuidado del hogar.
Según un estudio de la Asociación Japonesa de Planificación Familiar (JFPA), que encuestó a 3.000 ciudadanos, casi la mitad de la población activa no tuvo relaciones sexuales durante el último mes: el 48% de los hombres y el 50% de las mujeres lo declaran así. Lejos de ser un fenómeno anecdótico, la encuesta recoge un abanico de motivos que explican esa ausencia de actividad sexual.
Entre las mujeres destacan dos explicaciones principales. Algo más del 23% afirma que encuentra el sexo aburrido o poco atractivo; casi un 18% señala el cansancio acumulado después de largas jornadas laborales, que les deja sin fuerzas ni ganas para su intimidad. Estas respuestas ponen de relieve la combinación de desgaste físico y desafección emocional como factores clave que limitan la vida sexual femenina.
Matrimonios sin sexo
Los hombres, en cambio, invocan otros motivos: también citan el agotamiento laboral y una menor actividad sexual después del nacimiento de sus hijos. Llama la atención que muchos jóvenes —sobre todo los que rondan la veintena— reconozcan que no tienen interés por el sexo y, por tanto, que no lo practican. Expertos consultados apuntan, además, a un componente social importante: muchos hombres admiten que no saben o no se atreven a ligar por miedo a ser rechazados o heridos, lo que contribuye a su retirada voluntaria del mercado.
Según la encuesta de 2024 de la JFPA, casi la mitad de los matrimonios en Japón (el 48,3%) se consideran "sin sexo" –tienen relaciones menos de una vez al mes– y un 40% de las mujeres declara no tener interés sexual. Estas cifras no son anecdóticas; apuntan a un patrón generalizado en el que la vida íntima conyugal se ha ido enfriando por motivos tanto materiales como culturales.
Esta dinámica se acentúa por prácticas familiares y de entorno que limitan el tiempo y el escenario para la vida de pareja, como por ejemplo la elevada prevalencia del co-sleeping –con estudios que sitúan en un 70% a los bebés y niños que duermen con sus padres–. También existe un componente psicosocial: el interés decreciente por el sexo entre los jóvenes y el miedo social al rechazo oa las relaciones problemáticas empuja a muchos individuos hacia prioridades diferentes. Así, la pregunta que sobresale en este tema es si la desafección sexual responde a una profunda transformación cultural de la libido y las relaciones íntimas, o si es sobre todo la consecuencia de unas condiciones de vida y laborales que asfixian la intimidad.
Entretenimiento erótico al alza
A pesar de estos datos, y con las cuestiones legales del fuzoku (la industria del entretenimiento erótico) aparte, los patrones de consumo sexual están cambiando. Según un reciente reportaje del semanario de consumo general y cultura popular japonesa Spa!, las mujeres gastan ya más dinero que los hombres para satisfacer sus necesidades sexuales. Este gasto creciente no se explica sólo por un incremento del consumo, sino porque muchas mujeres buscan experiencias que se ajusten a sus horarios, prioridades y criterios de seguridad; es decir, servicios puntuales, controlables y con menor carga emocional que una relación convencional.
Paralelamente, el mercado de juguetes eróticos orientados a mujeres y otros servicios pensados para una clientela femenina está en expansión; según un informe de la consultora Markets and Data, se está produciendo un crecimiento superior al 10% entre 2024 y 2025, impulsado por diseños centrados en las usuarias y por una oferta más accesible y discreta. El efecto combinado (oferta comercial especializada, opciones de ocio "seguras", como los bares para mujeres, y la disponibilidad de aparatos personales) explica cómo la comercialización de su satisfacción sexual se convierte en una alternativa atractiva para quien prefiere pagar por conveniencia, intimidad y control, antes que invertir tiempo y energías en relaciones personales o íntimas que describen como.