Observatorio de Asia

De Merkel a la AfD: la influencia de China en la política de Alemania

Alice Weidel, líder de Alternativa por Alemania
Analista de Relacions Internacionals
2 min

Cuando estalló la crisis financiera mundial, una joven economista alemana estaba preparando su tesis doctoral mientras vivía en China. Trabajó en el Banco de China y había aprendido fluidamente el mandarín. Pocos años después, al regresar a Alemania ingresó en la AfD. Ahora Alice Weidel es la candidata del partido de extrema derecha en las próximas elecciones alemanas.

De la clase política germánica han surgido nombres claves para entender la política europea hacia China. La conservadora Angela Merkel fue el símbolo del acercamiento de Berlín y la UE hacia China en ascenso. Su antigua ministra y actual presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha liderado la tendencia opuesta de mayor confrontación con Pekín. Menos conocido es el ex eurodiputado de los Verdes Reinhard Bütikofer, que se situó como la voz más pública contra el Partido Comunista de China en el Parlamento Europeo. Al contrario que en otros países de la UE, el debate político alemán sobre China está notablemente politizado.

El choque de sensibilidades hacia China también se vio en el difunto gobierno de coalición de Olaf Scholz. Su ministra de Exteriores –del mismo partido Verde antichino y proamericano que Bütikofer–, Annalena Baerbock, calificó de "dictador" a Xi Jinping en una entrevista en Fox News. El socialdemócrata Scholz, por su parte, fue de los primeros representantes europeos en visitar China pospandemia, con el objetivo de reabrir canales económicos.

La AfD de Weidel es un caso ambiguo. En el Parlamento Europeo, su partido ha votado en contra de resoluciones que criticaban a China. Al ex líder de la AfD, Maximilian Krah, incluso le ha salpicado un caso de posible espionaje chino. Sin embargo, China no es como Rusia o Trump, y no ha mostrado simpatías por la extrema derecha europea. Una Europa fuerte que dependa menos de EEUU es el modelo preferido de Pekín: el auge de la extrema derecha debilitaría al bloque europeo. En cualquier caso, China se relacionará de forma pragmática con cualquier fuerza que lidere a la Alemania del futuro.

Sin embargo, los nombres más importantes de la relación sinoalemana son Volkswagen y BMW. La industria del automóvil es el corazón del motor económico alemán. Algunos políticos alemanes han insistido en que estas compañías deberían reducir fuertemente los lazos con China. Esto es poco realista: ninguna empresa automovilística mundial puede ser relevante internacionalmente si no cuenta con el mercado chino. Asimismo, Alemania va quedando atrás frente a los coches eléctricos chinos más asequibles y avanzados. La industria del motor alemana ha perdido relevancia: es un símbolo del estancamiento económico del país, que genera descontento y votos para la extrema derecha. Cuando Weidel fue a China en la década de 2000, Alemania era un ejemplo industrial para Pekín. Ahora el mundo ha cambiado y Berlín mira a China con envidia, frustración, necesidad y desconcierto.

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