Asia

El otro país del mundo, además del Vaticano, donde el divorcio es ilegal

Filipinas, donde el divorcio no está permitido incluso en casos de mutuo acuerdo, infidelidad manifiesta o de violencia de género, ahora plantea un cambio

Manifestaciones el Día Internacional de la Mujer en Manila, Filipinas
Josep Solano
09/03/2025
4 min

Manila (Filipinas)AJ Alfafara, de 46 años, de confesión protestante y fundadora de la coalición Divorce Pilipinas, hace más de 12 años que se separó de su marido y asegura que hace más de una década que no ve a su hijo, desde que éste –con 9 años– eligió vivir con su padre, que provenía de una familia con unas condiciones. Hace unos meses, Alfafara, que trabaja como asistente virtual de oficina y estudia en la universidad, quiso comprar una vivienda, pero le dijeron que necesitaba la firma de su marido.

Filipinas es el único país del mundo, junto con el Vaticano, donde el divorcio sigue siendo ilegal, incluso en casos de mutuo acuerdo, infidelidad manifiesta o de violencia de género. La única opción que tienen las parejas atrapadas en matrimonios extinguidosde factoson la separación y la nulidad, pero los elevados honorarios de los abogados, los trámites eclesiásticos y el papeleo que implican los trámites hace que sea prácticamente imposible para la mayoría de quienes querrían dar ese paso.

A pesar de ser un país en el que la inmensa mayoría de la población se declara católica practicante, la visión sobre el divorcio ha cambiado radicalmente en los últimos años, y actualmente las encuestas aseguran que más de la mitad de los filipinos se muestran favorables a su legalización. Ahora, un nuevo proyecto de ley, aprobado en mayo por la Cámara de Representantes, podría cambiar la situación de decenas de miles de personas que se encuentran en un limbo legal.

Un trámite parado por las elecciones

Sin embargo, el trámite ha quedado parado en el Senado por una segunda lectura antes de que llegue al ejecutivo y también por las elecciones de medio mandato convocadas para mediados de mayo, en las que se renovarán 12 de los 24 escaños de la cámara. Aunque algunos senadores podrían mostrar dudas durante la campaña de reelección, defensores de la propuesta y lobistas favorables al divorcio son más optimistas que nunca que la ley podría aprobarse próximamente. Incluso el presidente del país, Ferdinand Marcos Jr. –hijo del dictador depuesto en 1986–, se ha mostrado abierto a la posibilidad de esta reforma legal a pesar del talante ultraconservador de su gobierno.

Pero la resolución de este tema no será un camino de rosas: la Iglesia filipina, todavía una fuerza muy influyente dentro de la sociedad de la ex colonia española, ha iniciado una campaña de presión sin precedentes en contra de la legalización del divorcio, y ha calificado a los defensores de la nueva ley como "irracionales". Ha promovido también la instalación de pancartas en contra de la medida en las catedrales, iglesias y ermitas en todo el país. Algunos legisladores ultraconservadores se han posicionado junto a la Conferencia Episcopal de Filipinas y otros grupos ultraconservadores como Couples for Christ, de los que algunos de sus miembros forman parte del Congreso.

Esto ha provocado que los partidarios de la legalización planteen el divorcio como un derecho humano. "Lo enfocamos como un derecho humano, porque un derecho civil es también un derecho humano", explica Alfafara, del grupo Pinoy Advocates for Justice, Equity, Diversity and Inclusion. "Te hacen sentir culpable por ir contra la ley de Dios, pero les recordamos que nosotros sólo estamos reclamando un derecho civil. No estamos interfiriendo en las creencias religiosas de nadie, el divorcio no es obligatorio, sólo es para quienes lo necesitan como derecho civil, pero no va en contra de ninguna creencia religiosa", explica el activista.

Una historia marcada por los cambios en materia de divorcio

El divorcio tiene una historia única, compleja y marcada por los cambios políticos y culturales en Filipinas: durante la época colonial española, el divorcio estaba estrictamente prohibido, aunque se permitía la separación legal en condiciones limitadas. Esta situación cambió bajo la ocupación estadounidense a principios del siglo XX, cuando se legalizó el divorcio pero sólo en casos de adulterio y concubinado. Durante la Segunda Guerra Mundial, los japoneses, que ocuparon Filipinas, ampliaron la legislación sobre el divorcio y aprobaron más causas para permitir la separación matrimonial para armonizar los usos y costumbres civiles locales con los de su país.

Sin embargo, esta flexibilidad desapareció con la promulgación del Código Civil de Filipinas de 1950, que volvió a restringir severamente el divorcio tras presiones eclesiásticas. La única excepción es la comunidad musulmana, que representa al 5% de la población, ya que en 1977, durante la dictadura de Marcos, se aprobó una ley que permitía el divorcio dentro de esta minoría, respetando así sus tradiciones y prácticas religiosas y culturales.

"Ahora mismo ni siquiera tenemos legalizada la unión civil y también estamos luchando por ello, junto a nuestros compañeros de la comunidad LGBTIQ+", señala Alfafara. Estas cuestiones, según el activista, "son muy controvertidas" y cree que cuando se aprueben supondrán un "choque cultural" en Filipinas. “Ya teníamos divorcio antes de la colonización española, antes de que vinieran los americanos o incluso los japoneses; incluso durante la colonización española se respetó y teníamos un tipo de divorcio por dos motivos: la infidelidad y el abandono o el abuso –asegura–.

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