Bolsonaro polariza las calles de Brasil en medio de rumores de un auto golpe de estado
El presidente amenaza al Supremo, que lo investiga por haber puesto bajo sospecha el sistema electoral
SabadellBrasil ha celebrado este martes el 199º aniversario de su proclamación de independencia en un clima de fuerte crispación en las calles y con rumores cada vez más intensos de un posible golpe de estado perpetrado por el propio presidente del país, el ultraderechista Jair Bolsonaro. A 13 meses de las elecciones presidenciales y con la popularidad en caída libre (más del 60% de los ciudadanos consideran negativa su gestión, y menos del 25% la valoran positivamente), el mandatario ha querido aprovechar la celebración del Día de la Independencia para darse un baño de masas, y convocó manifestaciones por "la libertad" en las principales ciudades del país. A su vez, los contrarios a Bolsonaro también han organizado marchas de rechazo al presidente.
Este choque llega en un momento de gran tensión política en el país sudamericano, puesto que, desde hace semanas, el mandatario está poniendo en entredicho el buen funcionamiento del sistema electoral. En concreto, asegura que el voto electrónico, que se utiliza en Brasil desde 1996 (incluyendo los comicios que lo llevaron a él a la presidencia, en 2018), es fácilmente manipulable y exige que las elecciones del año que viene (en las que, según los sondeos, perdería claramente ante el expresidente Lula da Silva) se hagan con papeletas. Bolsonaro incluso llegó a insinuar una suspensión de las votaciones: "Les elecciones del año que viene serán limpias. O tenemos elecciones limpias, o no tendremos elecciones", dijo el 8 de julio. Más recientemente, el líder ultraconservador llegó a acusar al presidente del Tribunal Superior Electoral de querer "interferir" en los comicios, lo cual ha llevado al Tribunal Supremo a abrir una investigación por delito electoral contra el mandatario. El presidente, a su vez, ha pedido al Senado que investigue a dos jueces del Supremo.
La retórica cada vez más inflamada del entorno de Bolsonaro contra las instituciones democráticas y los llamamientos a una intervención militar por parte de algunos de sus seguidores más radicales han puesto en alerta a la oposición, pero también a la Iglesia y a representantes del sector de la banca y de la empresa, que en las últimas semanas han manifestado su rechazo a las acusaciones de Bolsonaro y su apoyo a la democracia brasileña. Este lunes, la vigilia de las manifestaciones, la Internacional Progresista hizo público un manifiesto firmado por cargos y excargos electos de 26 países en el que expresaban su "grave preocupación por la amenaza inminente a las instituciones democráticas de Brasil", y alertaban de que estas marchas, que "toman como modelo" el asalto al Capitolio de los Estados Unidos por partidarios de Donald Trump el 6 de enero, "avivan el miedo de un golpe de estado" en el país.
Intento de ocupación del Supremo
La imagen más similar a la de hace ocho meses en Washington se pudo ver el lunes por la noche cuando un grupo de centenares de manifestantes rompieron un cordón policial e intentaron ocupar la sede del Tribunal Supremo, a pesar de que no lo consiguieron. Este martes por la mañana, la policía ha utilizado gases lacrimógenos para parar otro intento de asalto al tribunal. Las fuerzas de seguridad habían desplegado un gran número de efectivos para proteger tanto este edificio como el Congreso, que se esperaba que se convirtieran en blanco de los manifestantes.
El poder judicial y el legislativo tienen la sede en la Plaza de Brasilia, situada al final de la Explanada de los Ministerios, una amplia avenida donde se concentran las principales instituciones del país y donde se había convocado la marcha bolsonarista de la capital. Decenas de miles de personas se han concentrado en este espacio y han podido oír los nuevos clamores del presidente contra los principales cargos de la justicia. "No podemos aceptar más prisiones políticas en Brasil. O el jefe de este poder [el judicial] hace cuadrar a los suyos o este poder puede sufrir cosas que nosotros no queremos. No nos queremos pelear con ningún poder, pero no podemos permitir que una persona concreta siga pervirtiendo nuestra democracia y ponga en riesgo nuestra libertad. A partir de ahora no aceptaré que una o dos personas actúen fuera del marco de la Constitución", ha avisado Bolsonaro.
Por la tarde, el presidente se ha desplazado a São Paulo, donde estaba convocada la que se esperaba que fuera la manifestación más multitudinaria del día a favor del presidente. Los participantes llevaban pancartas con mensajes como por ejemplo "Intervención militar con Bolsonaro en el poder" o "Make Brazil great again", en referencia al eslogan que usó Donald Trump en los Estados Unidos.
Hasta ahora no se han registrado incidentes entre los manifestantes de un signo y el otro. De hecho, desde la oposición se han hecho llamamientos a aplazar hasta el domingo las marchas en contra del presidente, justamente para evitar el riesgo de choques violentos.