Borrell reivindica el papel de Europa en África: "Somos sus mejores amigos"
La UE busca la manera de seducir a los países del continente africano ante la creciente influencia de China y Rusia
BruselasBruselas, ciudad acostumbrada a la presencia de líderes internacionales, se despertó ayer con una cuarentena de jefes de estado y de gobierno de países de la Unión Africana, que se han desplazado a la capital europea con motivo de la sexta cumbre entre la UE y la Unión Africana. La tensión en Ucrania ha eclipsado una cita que no deja de tener una lectura geopolítica dentro del permanente intento de Europa de hacer frente tanto a Rusia como a China. Si parte del conflicto en Ucrania tiene que ver con la visión de esferas de influencia global del Kremlin, en el continente africano también se juega esta batalla global y la Unión hace años que ve cómo Moscú y Pekín se vuelcan en el continente, sobre todo con inversiones millonarias en infraestructuras y sectores estratégicos. Pero el jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, cree que la Unión puede jugar mejor sus cartas y defiende que, ante el gigante asiático y Rusia, Europa es el "mejor amigo" de África.
Las cuestiones que abordar entre la Unión Europea y la Unión Africana son tantas como diverso es este continente, que presenta las perspectivas más grandes de crecimiento económico global. Por eso, la setentena de líderes europeos y africanos reunidos en Bélgica han estructurado el encuentro en varias mesas temáticas que abordan cuestiones que van desde la migración (en la que participa España) hasta la emergencia climática, la formación, el desarrollo económico o seguridad. De estos debates se espera que salga un largo documento de compromisos en forma de objetivos o hitos que lograr que, según fuentes diplomáticas, ya ha sido bastante complicado de pactar como para que se conviertan en vinculantes. La cumbre se alargará hasta este viernes a mediodía.
En su enfoque hacia África, Europa arrastra uno de sus problemas principales: no tiene una política exterior común y las necesidades de países como España, Italia o Grecia hacia otros como Nigeria, Ghana o Marruecos son absolutamente diferentes de los que puedan tener Polonia, Alemania o Dinamarca. Pero en un contexto de crecientes tensiones globales y también internas (Malí o la región del Sahel son algunos ejemplos) Europa sabe que no puede quedarse atrás y más en una zona vecina como este gran continente. De momento, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha viajado a Senegal para anunciar una lluvia de 150.000 millones para un plan global de infraestructuras en el continente africano. Unas inversiones que no se detallan y que, como es habitual, quedan desdibujadas en la promesa de "movilizar" este dinero sin hablar de proyectos reales con un impacto tangible. Las intenciones están, pero la falta de acción conjunta de Europa le complica tener una capacidad no solo de iniciativa sino también de reacción real ante las posibilidades de gigantes como Rusia o China.
Tal como recuerda en una carta abierta a Politico Muhammadu Buhari, presidente de la República Federal de Nigeria, la Unión Europea es el socio comercial más importante de África, pero entre los dos se amontonan una montaña de problemas que las dos partes son conscientes que hay que resolver. Buhari aboga por replantearse un acuerdo con la economía en el centro: "Pese a las grandes posibilidades, la inmigración irregular desde mi continente vacía el depósito africano de talento y provoca crisis políticas en Europa". La migración es claramente uno de los grandes temas pendientes en esta relación, pero también es la gran piedra en el zapato de la Unión Europea. Pero Buhari lo tiene claro: "Europa no encontrará un remedio sostenible en este problema a través de reforzar el enfoque de la Europa fortaleza, hay que crear más oportunidades para los africanos en casa".