Estados Unidos - China

China y los EE.UU. se pelean ante la prensa en el primer encuentro de la era Biden

Pekín reprocha a los EE.UU. el "tono de condescendencia" después de que Blinken pida hablar de Hong Kong y Taiwán

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El secretario de Estado  de los EE.UU., Anthony Blinken, al centro en la mesa derecha, y el ministro de Exteriores chino, Yang Jiechi, ante sede, en la cumbre bilateral en Alaska.

Un tenso intercambio de palabras ante la prensa ha dado el pistoletazo de salida a la primera cumbre bilateral entre China y el nuevo gobierno norteamericano de Joe Biden. Lo que tenían que ser unos pocos minutos de sesión abierta a la prensa para los breves discursos protocolarios iniciales se convirtió en cerca de una hora de confrontación dialéctica ante las cámaras cuando el secretario de Estado, Anthony Blinken, pidió que los periodistas se quedaran más tiempo del acordado para poder responder al discurso de su homólogo, que le había reprochado los problemas de derechos "humanos" y de "democracia" dentro de los Estados Unidos.

El jefe de la diplomacia norteamericana había advertido, también ante cámara, de que quería aprovechar la cumbre para hablar del comportamiento de China en "Hong Kong, Taiwán, los ciberataques a los EE.UU. y la coerción económica" a sus aliados, que "amenazan el orden legal internacional" y que por lo tanto "no son asuntos internos" chinos, como alega siempre Pekín. El ministro de Exteriores chino, Yang Jiechi, cogió entonces la palabra durante 15 minutos para rechazar de nuevo "la interferencia de los EE.UU. en asuntos internos chinos", recordándole que su país también "tiene problemas internos con los derechos humanos, problemas que vienen de hace mucho tiempo y que no han surgido en los últimos cuatro años, como el Black Lives Matter", dijo.

También recordó los acontecimientos recientes en Washington para apuntar que muchos norteamericanos "tienen poca confianza en la democracia de los Estados Unidos". "Los Estados Unidos utilizan su fuerza militar y financiera para extender su brazo jurisdiccional y suprimir a otros países. Abusa de la noción de seguridad nacional para obstruir los intercambios comerciales e incita a otros países a atacar a China", denunció Yang, mientras los asesores de Blinken en el otro lado de la sala intercambiaban notas.

Blinken pidió poder responder ante la prensa y, entre otras cosas, admitió que los Estados Unidos "no son perfectos, pero lo que no hacen es esconder sus problemas bajo la alfombra, sino que los enfrentan abiertamente, públicamente y con transparencia". La petición de réplica molestó visiblemente al ministro chino, que también volvió a coger la palabra para criticar "el tono" de las palabras de Blinken y reprochar a los norteamericanos que quieran hablar a China "con condescendencia y desde una posición de fuerza".

Nueva era de relaciones

Un inicio crispado para el primer encuentro cara a cara entre los gobiernos de Joe Biden y Xi Jinping, que arrancó el jueves por la noche en Alaska, al final de la gira asiática de Blinken, que ha visitado estos días Japón y Corea del Sur. Después de la guerra comercial de Donald Trump, esta cumbre en territorio norteamericano tenía que comenzar una nueva era de relaciones entre las dos potencias. Pero Blinken ha dejado claro desde antes incluso de tomar posesión que la nueva administración norteamericana ve al gobierno chino como un rival y que está dispuesta a fortalecer sus relaciones con los aliados tradicionales, como Europa, Japón y Corea del Sur, para hacer frente a comportamientos "desestabilizadores" de Pekín, como su represión creciente del movimiento democrático en Hong Kong o sus amenazas a las aspiraciones soberanistas de Taiwán.

La nueva Casa Blanca, además, también está dispuesta a reprochar abiertamente a Pekín los abusos contra la población uigur en la provincia china de Xinjiang, donde tiene cerca de un millón de personas de esta etnia musulmana minoritaria encerrada en campos "de reeducación" y hasta medio millón de niños en internados separados de sus familias. Todo un cambio respecto a la posición de Donald Trump, que en una conversación privada con Xi Jinping le llegó a decir que "hacía muy bien hecho" con esta política hacia los uigures, tal como reveló en su libro de memorias el exasesor de seguridad nacional de Trump John Bolton.

La cumbre de Alaska, que acaba este viernes, tiene que servir también para intentar coordinar los esfuerzos de las dos principales potencias mundiales en la lucha contra la pandemia global de covid-19 y contra la emergencia climática, entre otros asuntos. Pero el ministerio de Exteriores chino se quejó de nuevo ante la prensa de que había habido mucha "confrontación" durante la reunión del jueves, a pesar de que esta no había sido la intención inicial de China, dijo. Por su parte, fuentes de la secretaría de Estado norteamericana criticaron el inicio "teatralizado" de China, pero aseguraron que la primera sesión a puerta cerrada había sido "sustantiva, seria y directa".

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