China se venga por la denuncia británica de los abusos contra los uigures
Nueve ciudadanos británicos y cuatro organizaciones se convierten en objetivo del régimen de Ji Xiping
China ha sancionado a nueve ciudadanos británicos y cuatro organizaciones del Reino Unido después de que Londres –en coordinación con Estados Unidos, Canadá y Unión Europea (UE)– impusiera sanciones a principios de esta semana a una serie de funcionarios chinos por abusos contra los derechos humanos de la minoría uigur en la provincia de Xinjiang, en el nordeste del país.
El ministerio de Exteriores chino ha sancionado a Iain Duncan Smith, ex líder del Partido Conservador, junto con los diputados Tom Tugendhat, presidente del comité selectivo de Asuntos exteriores de la Cámara de los comunes; lord David Alton; Neil O’Brien; Tim Loughton, y Nusrat Ghani. Londres ha criticado la decisión y ha pedido a Pekín que permita el acceso de una comisión internacional a Xinjiang para verificar la verdad sobre los abusos de los derechos humanos a la provincia contra la minoría musulmana uigur.
China también sancionó a la baronesa Helena Kennedy; el abogado Geoffrey Nice, presidente del Tribunal Uigur que investiga los abusos de los derechos humanos en Xinjiang, y al académico chino Jo Smith Finley, así como al grupo de investigación sobre la China, la Comisión de Derechos Humanos del Partido Conservador, un despacho de abogados penalistas y al mencionado Tribunal Uigur, que desde Londres investiga de manera independiente los presuntos abusos contra los derechos humanos de Pekín.
Las sanciones de la China, sin embargo, tienen un efecto limitado y son más simbólicas que prácticas. En todo caso, se prohíbe la entrada de los sancionados y de sus familiares a territorio chino, se inmovilizan los bienes inmuebles en China, si tienen, y todos los ciudadanos y las instituciones chinas tienen prohibido hacer ningún tipo de negocio con ellos.
El régimen de Xi Jinping ya respondió ante la UE, y Londres esperaba una respuesta de China.
En el momento de hacer el anuncio, el ministerio de Exteriores chino reprobó nuevamente al Reino Unido por imponer sanciones por la llamada "cuestión de los derechos humanos a Xinjiang", una medida que "no se basa en nada más que en mentiras y desinformación".
Activistas y expertos en derechos de las Naciones Unidas calculan que al menos un millón de personas han sido detenidas y trasladadas a campos de concentración y reeducación en Xinjiang. China ha negado repetidamente todas las denuncias de abuso, con funcionarios gubernamentales y propaganda a los medios de comunicación estatales que afirman que los campos eran para formación profesional.
El nuevo aumento de la tensión entre China y el mundo occidental llega días después de que la primera cumbre entre la administración de Joe Biden y el régimen de Pekín acabara en un desastre diplomático. Con todo, Londres intenta mantener un equilibrio dinámico en su relación con el gigante asiático. En la revisión de las prioridades de seguridad para el Reino Unido del puesto-Brexit, Londres ha destacado que quiere favorecer hacer negocios con la China pero siempre mostrándose firme en la defensa de los valores de las democracias occidentales.