¿Por qué es crucial la ola de protestas en China?

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Un hombre encèn la luz de su móvil durante una protesta en Pekín este domingo.

Las calles de Pekín, de Shanghái y de decenas de ciudades y universidades chinas se han llenado de ciudadanos pidiendo el fin de la política de covid cero. Es la protesta más importante en China en décadas. A pesar del tópico de que el país está controlado por el gobierno y la propaganda, en China se producen decenas de protestas cada año. Pero casi todas responden a problemas laborales, medioambientales, de corrupción o de expropiaciones de locales. Las protestas que tienen lugar ahora en el país son más cruciales porque han conseguido saltar de una cuestión local, las restricciones a Urumqi –donde hubo un incendio con 10 muertos–, a una reivindicación colectiva nacional: la eliminación de la política de covid cero y el regreso a las libertades sociales y de movimiento prepandemia.

Cuando se producen protestas locales, el gobierno suele responder con dos herramientas: la represión, deteniendo a los líderes de las manifestaciones, y la aceptación de parte de las demandas de los manifestantes, para rebajar la tensión social y apagar el movimiento de protesta. Esta estrategia suele ser efectiva. Con el movimiento nacional contra el covid cero que estamos viendo, eso será más difícil de aplicar. Esta política no es un asunto local, sino una medida nacional que el presidente chino Xi Jinping ha asociado fuertemente con su figura. Eliminar de golpe el covid cero no parece viable. Pero tampoco alargarlo indefinidamente.

La represión dura también parece un camino complicado para el gobierno. No estamos en Tiananmén en 1989. Todos mis amigos chinos con los que he hablado están siguiendo las protestas al minuto, enviándose mensajes, fotos y vídeos. Los censores de redes sociales no dan abasto. Ha habido algunas detenciones, pero si la violencia policial aumentara podría desencadenar todavía en más protestas. El Partido no quiere repetir la situación que se vivió en Hong Kong hace tres años. Además, la demanda de acabar con la política covid cero no es cosa solo de estudiantes o de sectores liberales, es más transversal. Hay gente mayor, obreros, funcionarios del gobierno, empresarios y miembros del Partido a quienes también está afectando personalmente y económicamente. A pesar de algunos gritos contra el Partido y Xi Jinping, la mayoría de manifestantes están pidiendo el fin de una política restrictiva, no una reforma política o la caída del sistema.

El gobierno ahora ha reducido las restricciones de covid en Urumqi, la ciudad donde empezó todo. Hasta hace poco, también parecía que relajaría las medidas a escala nacional, hasta que subieron de manera acelerada las infecciones. La poca efectividad de las vacunas chinas, el bajo porcentaje de gente mayor vacunada y el bajo número de UCIs por habitante preocupan al gobierno. Xi Jinping puede esperar a que las protestas se apaguen por sí solas. Pero seguramente tendrá que reducir restricciones antes de lo que querría, durante un invierno en el que todo apunta a que aumentarán las olas de covid en el país.

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