Los 'tories' buscan líder para superar la travesía del desierto

Ex pesos pesados ​​del Partido Conservador piden un viraje en el centro

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Rishi Sunak, pronuncia su discurso de despedida mientras su esposa, Akshata Murty, le espera.

LondresRishi Sunak es la más relevante de las muchas víctimas de la mayor derrota que nunca ha sufrido el Partido Conservador británico en 190 años de historia. No porque haya engrosado la lista de los 251 diputados que han caído en la escabechina de este jueves, sino porque ha anunciado a media mañana de este viernes que dimitirá en las próximas semanas como líder tory. Una vez más, como en los últimos cinco años ha ocurrido en cuatro ocasiones, los conservadores tendrán que buscar líder: ya tuvieron que hacerlo para sustituir a Theresa May, Boris Johnson y Liz Truss.

De la decisión que tomen los próximos meses –muy probablemente un proceso que culminará a finales de septiembre, para tener un relevo a tiempo del congreso anual, la primera semana de octubre– dependerá el futuro del partido y, lisa y llanamente , su continuidad en el tiempo.

Para una impresionante maquinaria de poder, que de los últimos 150 años ha gobernado 90, parece una exageración. Pero el riesgo es existencial y pivota, sobre todo, entre perder el alma liberal y de centro con el que le vistió David Cameron o escorarse aún más a la derecha, casi a la extrema derecha, en la que ha caído desde que Boris Johnson y, después, Liz Truss hicieron del grupo una factoría de "soluciones populistas y simplistas y de eslóganes", como ha escrito este mismo viernes, en un artículo en The Times, el ex líder William Hague, el hombre que hizo parte de la travesía del desierto durante los años del Nuevo Laborismo en Downing Street (1997-2010). "El conservadurismo debe ser gobernar, no vivir de consignas", ha afirmado Hague.

Otra voz de los sectores más liberales del partido, el exministro de Economía de Cameron, George Osborne, se ha sumado a esta demanda. "El próximo líder conservador tendrá que ganar la carrera desde la derecha y después mover el partido hacia el centro", ha comentado en la cadena de televisión ITV News. En el fondo, la misma estrategia que ha utilizado Keir Starmer para llegar al poder.

La cuestión es averiguar si esto es posible en el actual Partido Conservador, que, además, tendrá el altavoz de la extrema derecha de Farage llamando desde su nueva posición a la Cámara de los Comunes a favor de políticas muy apreciadas –lucha contra la inmigración, rebaja de impuestos y socavamiento de la agenda verde– por parte de la militancia tory; a fin de cuentas, las más o menos cien mil personas que tomarán la decisión si hay más de un candidato o candidata. El aspirante, hombre o mujer, no dudará en prometer la luna además de estos otros tres puntos citados.

Los caídos del centro

Algunos de los diputados y diputadas caídos son del sector más centrista del partido, como Penny Mordaunt, hasta ahora líder de la Cámara de los Comunes; Tobias Ellwood, ex secretario de estado de Defensa, o el ex ministro de Justicia Robert Buckland. Fuera del grupo parlamentario no pueden aspirar al liderazgo, por tanto, las opciones se reducen.

Han sobrevivido, entre otras, tres de las mujeres más radicales de los conservadores: las tres defienden posiciones casi de extrema derecha en cuanto a la agenda verde, la inmigración y son extremadamente libertarias en materia de impuestos. Son la exministra del Interior Suella Braverman, una defensora a ultranza de las deportaciones de migrantes en Ruanda; Priti Patel, también exministra del Interior y la promotora de los llamados vuelos de la vergüenza, bajo el liderazgo de Boris Johnson, y Kemi Badenoch, ex ministra de Negocios.

Las tres mujeres mencionadas han participado en alguna de las antes comentadas carreras por el liderazgo, pero en ninguna ocasión han exitoso. Esta vez, sin embargo, muy probablemente será Suella Braverman la que tenga más opciones de, al menos, llegar a la decisión final entre la militancia, que tiene la última palabra siempre que queden dos candidatos.

La ex ministra del Interior británica Suella Braverman.

Desde que Rishi Sunak relevó a Braverman del gobierno, el pasado octubre, la exministra ha sido una voz crítica contra el premier, atacándolo por donde le dolía más: el frente de la inmigración, tanto la legal como la que entra en el Reino Unido a través del canal de la Mancha. La agenda de esta hija de la emigración poscolonial ha sido, básicamente, preparar el terreno entre la militancia para cuando llegara el momento de la sucesión.

El otro más probable finalista de la hipotética carrera por el liderazgo tory sería James Cleverly, ex ministro de Exteriores y de Interior. Mucho más moderado en las formas que las anteriores tres correligionarias, en el fondo también es un encarnizado defensor de las deportaciones en Ruanda. Todo ello hace pensar, en estos momentos, que el nombre del futuro o futura líder del Partido Conservador británico se decidirá bajo la influencia de Nigel Farage, con los ojos puestos en Ruanda y con los jefes de turco de los migrantes como tornas. Nada que ver con lo que piden Hague y Osborne.

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