Cómo enviaban refugiados a Bielorrusia las agencias turcas

El ARA contacta con uno de los negocios, que ahora cierran la puerta después de que Turquía limite los vuelos a Minsk

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Polonia refuerza la presencia militar en la frontera con Bielorrusia.

EstambulRogyar ha visto salir a muchos. “Demasiados”, afirma desde el restaurante donde trabaja. Él también huyó del Kurdistán iraquí, pero no quiere ir a Europa, como han hecho miles de sus compatriotas estos días fiándose de las promesas de Bielorrusia. “No quiero hablar de los que se van hacia allí, porque me podrían negar el permiso de residencia en Turquía”, se excusa. Y también sabe que todos los que suben al avión tendrán problemas en la frontera con Polonia; por lo tanto, niega con la cabeza cuando se le pregunta si él lo haría: con un trabajo puede mantenerse y dejar atrás “el entramado corrupto y la guerra” en el Kurdistán iraquí.

Habla un poco de turco, cosa que no hacen muchos de los que viven en el barrio de Aksaray, cerca del centro histórico de Estambul, infestado de turistas. De hecho, solo están de paso: no se les ha perdido nada en Turquía, y tampoco en Bielorrusia. “Casi todos quieren llegar a Alemania”, asegura, en referencia a muchos de sus amigos y conocidos. La nueva vía que marca el camino hacia el Viejo Continente también pasa por Turquía, pago previo de unos miles de dólares y una carta de invitación que bien podría estar firmada por el mismo presidente bielorruso, Aleksandr Lukashenko. Y el barrio de Aksaray es solo una parada más en este camino, donde las opacas agencias de viajes se mezclan con estaciones de autobuses y anuncios de aerolíneas para ir tan lejos como quieras.

La ruta bielorrusa

Billetes a Minsk

En una agencia de viajes donde venden los ya no tan preciados billetes a Minsk, el responsable preguntaba la semana pasada a cualquiera que entraba si disponía de visado para viajar a Bielorrusia. Pero con un gesto casi automatizado, entregaba una tarjeta a donde llamar para conseguirlo. Al teléfono respondían en árabe o en inglés. “Nosotros lo arreglamos todo: reservas de hotel, transporte desde el aeropuerto y carta de invitación [a Bielorrusia]”, decía al otro lado del teléfono una mujer, que respondía en inglés al ARA pensándose que hablaba con un refugiado. Según explicaba, la gestión tiene un coste de 2.000 dólares por la carta de invitación, billetes de avión aparte. Los precios de los vuelos se dispararon cuando muchos refugiados empezaban a darse cuenta de la posibilidad de ir hacia territorio europeo haciendo escala en Minsk. Según Rogyar, “todo empezó en agosto, muchos se iban". De hecho, no era nada fácil encontrar billetes de un día para el otro: “No hay hasta dentro de una semana”, afirmaba el trabajador de una agencia.

Mientras cae la tarde, un joven libanés pasa el rato en un parque del barrio en donde los letreros y las conversaciones son en árabe. Como otros muchos, ha venido a Turquía en busca de una vida mejor. Pero ya hace un año que llegó y todavía no ha encontrado nada que lo retenga, y probar suerte en Europa no solo no es una opción disparatada, sino que es la única alternativa. Según asegura, algunos conocidos suyos también han soñado con viajar a Bielorrusia, y no solo desde Turquía. “Desde Líbano y desde todos los países árabes ya hace tiempo que dan facilidades para ir a Minsk”, afirma.

Fin del juego

Según Frontex, la agencia europea que vigila las fronteras, los que intentan pasar a Polonia son ciudadanos de Irak, Siria, Afganistán, Yemen e Irán. Todos provenían de vuelos, mayoritariamente, de Dubai, Bagdad, Beirut o Estambul, punto desde donde Turkish Airlines y la agencia estatal bielorrusa, Belavia, ofrecían 20 vuelos semanales. 

Pero todo ha cambiado. La UE y la OTAN acusaron a Bielorrusia de intentar "desestabilizar la seguridad en el bloque por medios no militares". Turquía también ha sido acusada de estar implicada en el tráfico de personas desde Bielorrusia a países de la UE, cosa que Ankara ha negado. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pidió la semana pasada sanciones a "las compañías aéreas de terceros países" implicadas en el tráfico de personas. Y la demanda tuvo resultados: Turquía ya no permite la venta de billetes de avión para Bielorrusia a ciudadanos de Siria, Irak y Yemen debido a las "travesías fronterizas ilegales" entre Bielorrusia y Polonia, según anunció la Dirección General de Aviación Civil. 

El día después de que Turkish Airlines y Belavia decidieran vetar la entrada a los vuelos a Minsk a estos ciudadanos, el ARA vuelve a contactar con la agencia que proporciona el visado. “Vuelva a llamar mañana. Estamos mirando cómo redirigir a los ciudadanos iraquíes. Los sirios todavía pueden hacer escala en Dubai”. El domingo ninguna de estas nacionalidades podía hacer ninguna escala: no podían ir a ninguna parte. La misma agencia lo confirmaba un día más tarde: “Me sabe mal, estamos fuera de servicio, no podemos hacer nada para ayudarlo”. 

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