Estados Unidos deja de apoyar la guerra en Yemen
Joe Biden reivindica el liderazgo diplomático de su país en su primer discurso sobre política exterior
WashingtonCambio de rumbo. Del aislacionismo de Donald Trump a la recuperación de la influencia mundial de Estados Unidos. Ese es al menos el propósito de la Casa Blanca de Joe Biden, que anoche ofreció su primer discurso en materia de política internacional desde que asumió el cargo. Al contrario que su antecesor, cuyo lema “América primero” fue un estandarte contra el intervencionismo de Washington, el demócrata anunció ayer los primeros pasos de su administración para tratar de restaurar el “poder global” estadounidense mediante la reconstrucción de las “alianzas democráticas” que, en palabras de Biden, se “han atrofiado durante cuatro años de abandono y abuso”.
El presidente se expresó en estos términos en una visita al Departamento de Estado, donde reivindicó para su país el liderazgo de un multilateralismo en el que se privilegie la diplomacia. “Estados Unidos está de vuelta”, subrayó. “La diplomacia está de vuelta”, indicó ante unos funcionarios a los que pidió “integridad” en su trabajo. Un desempeño que debe servir, en opinión del presidente, para “defender la libertad, luchar por la oportunidad y sostener los derechos universales”. En consecuencia, una de sus primeras decisiones de calado fue el anuncio anoche del final del apoyo de Estados Unidos a las acciones militares en Yemen de la coalición liderada por Arabia Saudí. Una promesa de campaña de la que ya había dado una pista hace unos días cuando el Departamento de Estado anunció que pondría en pausa y revisaría la venta de armamento a Riad firmada por Trump. Biden explicó que su compromiso es “acabar con el apoyo estadounidense a las operaciones ofensivas en la guerra en Yemen, incluida ventas de armas que sean relevantes”. En 2019, Donald Trump utilizó su poder de veto para impedir una resolución bipartidista del Congreso que se oponía a esta operación.
Biden añadió que apoya la iniciativa de Naciones Unidas para “imponer un alto el fuego, abrir canales humanitarios y restaurar las conversaciones de paz”. Con esa intención, el secretario de Estado, Anthony Blinken, nombró ayer a Timothy Lenderking, un diplomático de carrera con experiencia en los países del Golfo y en Yemen, como enviado especial para el conflicto. Su misión, apuntó Biden, será “presionar para que haya una resolución diplomática”. Quizá a modo de compensación, Biden insistió en que Washington ayudará a Riad frente “a las amenazas de las fuerzas apoyadas por Irán”. Nada dijo sobre si revisarán la designación de los rebeldes hutíes como organización terrorista, una decisión tomada hace apenas unas semanas por el ex-secretario de Estado Mike Pompeo y criticada por organizaciones humanitarias y por las Naciones Unidas.
Paralelamente, el mandatario demócrata anunció que tenía previsto firmar una orden ejecutiva por la que ampliará a 125.000 el número de refugiados que Estados Unidos aceptará durante su primer año de mandato. El demócrata defendió la necesidad de “reconstruir” el programa de admisión de refugiados que, a su parecer, quedó “gravemente dañado” por su predecesor. Trump limitó el número máximo a 15.000 personas, el más bajo de la historia del programa. Según cifras del Departamento de Estado, a finales de diciembre, el país había recibido menos de un millar de los 15.000 refugiados permitidos.
Presencia en Alemania
En otra señal de que Joe Biden pretende privilegiar las relaciones con los aliados tradicionales de Washington, ordenó detener la retirada de tropas estadounidenses de las bases alemanas. En una orden que se interpretó como un castigo a Alemania, país al que Trump acusó de no invertir lo suficiente en Defensa, el ex-presidente anunció el año pasado que ordenaba retirar de Alemania alrededor de 10.000 de los 34.500 soldados que tienen su base en el país. La decisión de Biden forma parte de una revisión del despliegue de tropas de Estados Unidos en el mundo de la que se encargará el Pentágono y el Departamento de Estado.
Durante su intervención, Biden pidió la “liberación inmediata y sin condiciones” del opositor ruso Alexei Navalny, a quien dijo que se ha encarcelado por “exponer la corrupción”. Igualmente exigió al ejército de Myanmar que “renuncie al poder que ha tomado por la fuerza” mediante un golpe de Estado. Y se expresó sobre China en términos de “nuestro competidor más serio”.