EE.UU.

Biden equipara a Hamás y Putin y pide apoyo para las ayudas: "Estamos en un punto de inflexión para la historia"

El presidente de Estados Unidos enviará una "petición urgente de presupuesto" al Congreso que se prevé que ronde los 100.000 millones y enmarca la asistencia militar en "las necesidades de la seguridad nacional"

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Desde la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pronuncia una dirección de máxima audiencia a la nación sobre sus planteamientos sobre el conflicto entre Israel y Hamás.

WashingtonEl presidente de Estados Unidos, Joe Biden, lleva dos semanas haciendo promesas en el exterior. Este jueves le ha tocado dirigirse a sus conciudadanos para justificar el envío de mayor asistencia militar a sus dos grandes aliados en guerra: Ucrania e Israel. "Las decisiones que tomemos hoy determinarán en las próximas décadas", aseguró, en horario de prime time y desde el Despacho Oval, enmarcando el momento actual como "un punto de inflexión en la historia".

Como respuesta a las recientes protestas, en las calles y en el Capitolio, pidiendo el alto el fuego en Gaza y el fin de la ayuda militar a Israel, así como a las dudas presentadas en los últimos meses –especialmente entre republicanos– sobre el apoyo a Ucrania, Biden busca convencer de que la asistencia militar exterior es vital para los intereses internos. Por eso, este viernes enviará al Congreso "una petición urgente de presupuesto para financiar las necesidades de la seguridad nacional estadounidense". "Para apoyar a nuestros socios críticos", ha dicho.

Este paquete de ayuda, que múltiples fuentes cifran alrededor de los 100.000 millones de dólares, no se quedará únicamente en la asistencia militar a Israel y Ucrania, aunque se llevarán la mayor parte de la tarta: 60.000 millones para Ucrania y 14.000 millones para Israel, que se suman a la contribución anual ya aprobada en el país hebreo de 3.800 millones anuales. También se espera que una parte importante vaya dirigida a Taiwán, el gran aliado en la estrategia de contención china, ya redoblar efectivos en la frontera sur con México, una de las patatas calientes de su mandato.

Sin embargo, no ha mencionado el principal escollo para dar salida a este enorme plan de gasto: la cámara baja no podrá aprobar ninguna ley de presupuestos hasta que desbloquee la parálisis legislativa en la que se ha instalado desde la destitución del presidente, Kevin McCarthy, en manos de su partido hace dos semanas. Sin referirse a los congresistas directamente, el mandatario insistió en que ésta será una "inversión inteligente" que pagará "los dividendos de la seguridad estadounidense durante las próximas generaciones".

Biden equipara a Hamás y Putin: "Ambos quieren aniquilar a una democracia vecina"

A lo largo de su discurso, Biden ha comparado en varias ocasiones la causa israelí y la ucraniana. "Sé que estos conflictos pueden parecer lejanos, y es natural preguntarse por qué esto le importa a EE.UU.. La historia nos ha enseñado que cuando los terroristas no pagan un precio por su terror, cuando los dictadores no pagan un precio por su agresión, causan más caos, muerte y más destrucción".

Aunque reconoció que "Hamas y Putin representan amenazas diferentes", el mandatario aseguró que tienen algo en común: "Ambos quieren aniquilar por completo una democracia vecina". Y si EEUU no frena "el apetito de Putin por el poder", no se detendrá en la invasión y pasará a conquistar otros estados vecinos, como Polonia o los países bálticos.

"El grupo terrorista Hamás es pura maldad sin adulterar", ha asegurado, insistiendo en la definición que ha dado desde un inicio del grupo islamista, al que separa de los civiles palestinos, que "no deben pagar el precio" de sus masacres. Como solución a la reciente escalada, ha insistido en la posición oficial e histórica de EEUU: la solución de dos estados, Israel y Palestina.

El "liderazgo" de EEUU en el mundo

Durante el último año y medio, desde el estallido de la guerra de Ucrania, la política exterior ha entrado de lleno en su presidencia. Desde entonces, ha tratado de mantener un complicado equilibrio entre devolver a EEUU la posición de liderazgo occidental (después de cuatro años de aislacionismo de Trump), demostrarse un socio de confianza entre sus aliados en guerra y mantener unido a un país que se desangra política, social y económicamente. El discurso de esta noche ha intentado conjugar estas tres vertientes de su presidencia.

"El liderazgo estadounidense es el que mantiene unido al mundo. Las alianzas estadounidenses son las que nos mantienen seguros. Los valores estadounidenses son los que nos convierten en una nación confiable. Poner todo esto en riesgo –alejándonos de Ucrania o dando la espalda a Israel– no vale la pena", ha asegurado, magnánimo.

El papel central de la política exterior se ha hecho notorio con los dos viajes del mandatario a países en guerra en señal de apoyo: el 20 de febrero fue a Ucrania, con motivo del primer año desde la invasión rusa, y tan sólo tardó 11 días desde los ataques de Hamás a visitar a su principal aliado en Oriente Medio, Israel, el pasado miércoles.

Entre los estadounidenses, las encuestas muestran un claro apoyo a la causa ucraniana e israelí. Pero si se les pregunta por su visión sobre la asistencia militar, la cosa cambia: en lo que se refiere a Ucrania, el 46% están a favor de enviar más armas y el 29% en contra; en cuanto a Israel, el 52% aprueba el apoyo militar actual (3.800 millones anuales), un 20% lo considera excesivo y otro 20%, insuficiente. Habrá que ver en las próximas semanas si el significativo aumento de asistencia prometido este jueves, de 100.000 millones de dólares, es bien recibido entre el público estadounidense.

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