Estados Unidos

Escapar de una redada de Inmigración en Los Ángeles: "Tengo papeles pero también salí corriendo"

Los párkings del Home Depot, donde siempre se juntan migrantes buscando trabajo, se han convertido en el principal foco de las actuaciones de ICE

Un grupo de personas se reúne ante una conocida tienda de muebles, a la espera de alguna oportunidad de trabajo
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ENVIADA ESPECIAL A LOS ÁNGELES"Salí corriendo por donde está la grúa. Aquí delante cogieron a un chico que estaba sentado". Ander señala la entrada del parking del Home Depot de West Lake, donde ahora se juntan una treintena de hombres que, como él, se plantan aquí a las siete de la mañana cada día para buscar trabajo. De lo que sea: demolición, mudanzas, jardinería, montar muebles... Mientras explica cómo escapó de la redada de los agentes de inmigración hace una semana, el hombre va haciendo gestos con la mano en los coches que entran. "Tengo miedo, y más después de haber estado tan cerca, pero no puedo dejar de trabajar. Da miedo a que te detengan y no saber qué te va a pasar. Me estoy planteando volver a Honduras viendo cómo se está poniendo la cosa", reconoce mientras se coloca bien la visera de la gorra. Lleva seis años viviendo en Estados Unidos y no tiene papeles.

Los grupos migrantes en las entradas de los parkings de Home Depot, un establecimiento de material de bricolaje, es una estampa habitual en Los Ángeles a primera hora de la mañana. Fue en el parking del Home Depot de Paramount, en el suroeste de la ciudad, donde se produjeronr las agresivas detenciones que desataron las protestas que desde hace una semana recorren las calles del centro. La mayoría de párkings de esta cadena han sido el blanco de redadas de los agentes de inmigración (ICE, en sus siglas inglés) durante los últimos siete días.

Vendedores ambulantes en las calles de Estados Unidos.

El temor a que aparezca una furgoneta del ICE en cualquier momento o que haya agentes vestidos de paisano hace que el ambiente esté cargado de miradas desconfiadas. "Antes de que empezaran las detenciones aquí normalmente éramos unas 80 personas y siempre encontrábamos trabajo", explica Ander. Las redadas no sólo han asustado a los migrantes, sino también a la clientela. "Normalmente trabajaba todos los días, pero desde el pasado viernes que no me sale nada. La situación está muy mal por todos lados, parece que tienen miedo también de darnos trabajo".

En una jornada normal, trabajando entre cinco y ocho horas, Ander dice que puede llegar a ganar unos 100 dólares al día. "Depende de la tarea, por ejemplo, lo último que me salió fue mover un piano y me pagaron unos 80 dólares". El hombre, de 43 años, debe repartir lo que gana entre pagar el alquiler, la comida y ayudar a su familia en Honduras. "Tengo la madre, la mujer y ocho hijos. Además, tengo que pagar la deuda de la coyote". El Riberto, un guatemalteco de 46 años que tampoco tiene papeles, se queja de la caída del trabajo, también. "Cada día vengo, pero ahora es difícil que salga trabajo", lamenta. tamales que Roney y Juana (42 años y 43, respectivamente) tienen montada. Hace tres años que vinieron de Guatemala para intentar ganarse mejor la vida y enviar dinero a los cuatro hijos que tienen. migra apareció de repente con las furgonetas y ya habían cogido a un hombre. Salimos corriendo y dejamos el tenderete", relata Roney, mientras Juana le enseña publicaciones de TikTok sobre los lugares donde se ha visto el ICE esta mañana. Las redes sociales se han convertido en un elemento clave para mantenerse alerta sobre los movimientos de los agentes y qué zonas evitar.

Algunos de los testimonios del reportaje, fotografiados de espaldas, por miedo a las redadas y las deportaciones.

Uno de los hombres que está haciendo un bocado de pie, Antonio, se añade a la conversación: "Incluso yo huí". El hombre es de México y asegura que sí tiene estatus legal en el país. "Tengo permiso de trabajo, pero, aun así, salí corriendo igual. No quiero jugarme con esa gente". Él explica que vive con cierta preocupación el ambiente que se respira en la ciudad. "No había visto nada así, y lo peor de todo es que atacan a gente trabajadora. A mí no me parece mal que quieran echar a la gente que viene a delinquir, pero aquí todos los que estamos ahí queremos prosperar".

En un momento de la mañana, uno de los guardias de seguridad se acerca al grupito de hombres y les saluda con familiaridad. "Yo no estaba el viernes cuando pasó, pero vi los vídeos y los veías a todas corrientes. No entiendo por qué esa agresividad si no duelen a nadie, se quedan en la entrada sin molestar", explica Marcos (nombre ficticio para preservar el anonimato), que también es hispano. "Me da pena porque esa gente solo busca trabajo, no se lo merecen. Mis padres también eran inmigrantes".

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