Estados Unidos

La guerra sucia entre Musk y Trump, una oportunidad para la vieja guardia MAGA

La alianza del presidente con los empresarios tecnológicos se debilita con la guerra abierta con el magnate sudafricano

Elon Musk y Donald Trump, en el despacho oval de la Casa Blanca, en una imagen de archivo
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WashingtonUna tarde de principios de junio y una publicación sobre Jeffrey Epstein. Eran las dos incógnitas (cuándo y cómo) que quedaban por resolver en los vaticinios de la ruptura entre Donald Trump y Elon Musk. Desde que el sudafricano se sumó a la campaña del republicano el 13 de julio del pasado año –horas después del atentado en Butler– muchos ya preveían el choque de trenes entre los egos de los dos multimillonarios. La guerra sucia llena de reproches y amenazas de dañar al otro es una confirmación de la colisión de vanidades. Pero no es sólo cuestión de ego. De fondo, existe el conflicto de intereses que siempre había existido desde el momento en que los multimillonarios tecnológicos se sumaron al carro del trumpismo cuyas ideas contradecían la esencia del movimiento MAGA. Trump y Musk pierden en la ruptura, mientras que figuras como Steve Bannon –referente de las bases MAGA– tienen mucho que ganar en la Casa Blanca.

Musk ha pisado muchos ellos de piojo que no debía pisar dentro del gobierno –como la de la jefa de gabinete Susie Wiles– y se había convertido en un lastre de popularidad, tal y como demostró la derrota electoral en el Supremo de Wisconsin y la caída de Tesla en bolsa. Pero sin embargo, Trump siguió junto a su "first buddy". Incluso convirtió los jardines de la Casa Blanca en un concesionario para promocionar los vehículos eléctricos de su aliado, al que le compró un Tesla que ahora se plantea vender. "Ha perdido la cabeza", decía Trump este viernes por la mañana a ABC News tras los reproches del día anterior.

"Trump exige lealtad, quiere ser el rey", explica al ARA Craig Holman, lobista destacado de ética gubernamental del think tank Public Citizen. En ninguna de las anteriores crisis había traspasado esa línea, hasta que llegaron las críticas al proyecto de ley fiscal, la norma estrella de Trump. Musk tildó su "big beautiful bill" de "abominación" y abrió fuego públicamente contra el presidente, cruzando así el principal límite. La razón por la que Musk hace tanta campaña contra el texto –que debe superar la votación del Senado– se debe a que se prevé que aumentará la deuda pública, mientras que su rol al frente del DOGE iba en la dirección contraria: reducirla a base de recortar el gasto público.

"Hay una conexión directa. El gasto público está asociado con la regulación del gobierno sobre las empresas. Así, el gobierno interviene en la regulación de SpaceX y Tesla y en cómo produce estos coches. Todo esto se debe al gasto público ya la burocracia gubernamental. Por tanto, al reducir el gasto público, lo que realmente perseguía," Holman.

La oligarquía tecnológica

Hace seis meses, antes de la investidura de Trump, Holman explicaba al ARA cómo Musk se había convertido en el jugador más poderoso en el nuevo tablero político de Washington mientras los multimillonarios tecnológicos de Silicon Valley compraban su puesto en la corte del presidente. La derecha tecnológica veía a Trump una oportunidad para desplegar su agenda y Musk era la punta de lanza. Ahora, en cambio, "es muy probable que veamos un cambio fundamental muy fuerte en la administración hacia las grandes tecnológicas".

"Puede ser un cisma entre la oligarquía tecnológica y Trump, o puede acabar llevando a Musk a enfrentarse con todo el sector de las tecnológicas. El resto de líderes de las grandes tecnológicas que colaboran estrechamente con Musk se mantienen en silencio. Ahora quieren meterse en medio de esta. Musk que, por ejemplo, la propuesta de presupuesto de Trump es una auténtica aberración y que perjudicará gravemente a su propia industria, además del resto de Estados Unidos", explica Holman.

"Tanto Trump como Musk saldrán perjudicados, pero Musk podría perder perfectamente sus negocios si sigue manteniendo esta de hostilidad con el presidente Trump –razona el lobista–. Probablemente, Musk tiene más que perder que Trump, porque este último es conocido por vengarse de las personas que considera enemigo mantengan sus negocios".

El jueves, las acciones de Tesla cayeron un 14% y perdieron aproximadamente 152.400 millones de dólares en valor de mercado –la mayor caída en un solo día registrada hasta ahora–, mientras que este viernes han remontado alrededor de un 4% a la hora de la apertura de los mercados. A su vez, la empresa detrás de la plataforma Truth Social del presidente cayó un 8% el jueves, coincidiendo con el bajón de la criptomoneda Trump Coin.

Bannon se frota las manos

Desde su war room, el podcaster y padrino del movimiento MAGA Steve Bannon sonríe por debajo de la nariz mientras mira cómo vuelan los cuchillos. Bannon se recrea con su "os lo dije" sobre Musk, contra quien ya cargó al inicio del mandato. En enero protagonizó un enfrentamiento con Musk por los visados ​​H-1B, que simbolizan el cisma irreconciliable entre las bases MAGA y las oligarquías tecnológicas de Silicon Valley. Bannon y la base MAGA exigían eliminar estos visados ​​al considerar que todos los puestos de trabajo del país deben ser para los estadounidenses, pero las empresas de Silicon Valley importan talento externo gracias a este modelo de visado. Musk le defendía a ultranza y Trump tuvo que salir a mediar.

Este jueves, en medio de la guerra abierta, Bannon aprovechó para meter cucharada y, lisa y llanamente, pidió la deportación de Musk. "Deberían iniciar una investigación formal de su estatus migratorio, porque estoy convencido de que es un inmigrante ilegal y debería ser deportado del país de inmediato", decía aThe New York Times.

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