La sombra de una injerencia rusa crece en la recta final de la campaña de EEUU
Investigan un vídeo falso en el que un hombre aparece destruyendo boletos electorales como una posible maniobra de Moscú para interferir en los comicios
WashingtonLa sombra de Rusia sobre las elecciones estadounidenses no hace más que crecer en la recta final de la campaña. Que Moscú intente influir en las presidenciales es una posibilidad que la inteligencia estadounidense hace tiempo que prevé, sobre todo después de las sospechas que se incubaron en torno a la victoria de Donald Trump en el 2016. A menos de dos semanas de los comicios , las autoridades federales investigan un vídeo falso en el que aparece un hombre destruyendo votos por correo en Pensilvania, el estado clave más determinante para decidir quién se sentará en el Despacho Oval. Las imágenes se están investigando como una posible injerencia rusa para favorecer a Trump, según el medio USA Today.
"Hazte joder, Donald Trump", dice el hombre en el vídeo mientras va destruyendo las supuestas papeletas. En el último mes, Trump y su séquito han estado invocando el fantasma del fraude electoral que dicen que hubo en las pasadas elecciones. En el mitin de Butler –el lugar en el que intentaron matar a Trump en julio– Elon Musk volvió a poner sobre la mesa la idea de un posible fraude. Entre los asistentes algunos ya daban por sentado que las elecciones estarán "manipuladas" para hacer perder al expresidente.
En Arizona –epicentro de las teorías conspiranoicas sobre el fraude electoral– las oficinas de recuento de votos de distintos condados están llevando el esfuerzo por la transparencia en el extremo para intentar combatir la desconfianza. Aun así, esta semana un hombre prendió fuego a unos buzones en los que se recoge el voto por correo a Phoenix. Hace cuatro años, en el condado de Maricopa –donde está Phoenix– un grupo de personas armadas se plantaron a las puertas de la oficina de recuento para "defender" los votos. "Protege el voto" es un lema que también están repitiendo los republicanos estos días.
En septiembre el departamento de Justicia de Estados Unidos acusó a una empresa de medios en la que trabajan varias figuras influyentes de la derecha conservadora, de haber orquestado una campaña digital para interferir en el sentido del voto. Según la acusación presentada, las personalidades en cuestión estaban trabajando a favor de los intereses rusos sin ser conscientes de ello y estaban produciendo vídeos en inglés que "a menudo coincidían con el interés del Kremlin de ampliar las divisiones internas de Estados Unidos".
Uno de los afectados es Benny Johnson, un columnista que también está vinculado a la plataforma Turning Point Action, que se dedica a amplificar las acusaciones de fraude electoral por parte de Trump. En Arizona han estado especialmente activos. La semana pasada la plataforma organizó una charla en Tempe entre elinfluencer Charlie Kirk y Donald Trump Jr. y volvió a sugerirse la idea de un posible fraude. La sala del hotel Omni, donde se celebraba el acto, estaba llena de chicos jóvenes de 20 años. "Si Trump pierde será porque ha habido fraude en la votación", explicaba Karen al ARA, una de las asistentes a la charla.
Buena sintonía entre Putin y Trump
Washington siempre se ha mirado con recelo la relación de Trump con Putin, algo que aún enturbia más las preocupaciones por una posible injerencia de Moscú. A principios de octubre, el periodista Bob Woodward revelaba en su nuevo libro como Trump ha seguido manteniendo el contacto con el presidente ruso después de haber dejado la Casa Blanca. La noticia confirmaba que la "buena relación" que Trump presumía tener con el presidente ruso no era una fanfarronada.
Putin, que no habla tanto como Trump, aprobó el jueves el plan del presidenciable estadounidense para poner fin a la guerra de Ucrania. Hace tiempo que el magnate dice que, si vuelve a ser presidente, acabará con el conflicto en apenas 24 horas. El republicano no ha dado a conocer los detalles del plan en cuestión, pero el líder del Kremlin ya advirtió de que para sentarse a negociar se debe partir de "la realidad sobre el terreno", dando a entender que la frontera rusa incluiría al Donbás y demás territorios ocupados.
El movimiento de Putin no es casual: llega a menos de dos semanas para las elecciones estadounidenses y su apoyo al plan de Trump podría ayudar al republicano a recaudar más votos por parte de aquellos que están cansados que Estados Unidos gasta millones de dólares en ayuda militar a Kiiv. La buena sintonía con Trump parece no ser la única que tiene el ruso: el Wall Sreet Journal revelaba esta semana que Musk ha mantenido contacto regular con Putin.
Recientemente, el propietario de X ha estado sorteando un millón de dólares diarios entre las personas que firmen una declaración en defensa de la libertad de expresión y el derecho a tener armas de fuego. Para poder firmar la declaración y entrar en el sorteo, es necesario estar registrado como votante, por lo que el departamento de Justicia ya ha advertido a Musk de que sus rifas pueden ser ilegales.
China e Irán, también sospechosos
Rusia no es el único país que preocupa a Estados Unidos. En febrero la inteligencia estadounidense publicó un informe advirtiendo de que, aparte de Rusia, China e Irán también intentarían influir en la opinión de la ciudadanía de cara a las elecciones. El viernes se hacía público que unos piratas informáticos chinos habían atacado a los móviles de Trump y su candidato a la vicepresidencia, JD Vance, para intentar obtener información crítica sobre la campaña.
Irán también está bajo el radar. El miércoles Microsoft publicó un informe en el que avisaba de que los piratas iraníes se están preparando para llevar a cabo una operación para influir en las elecciones presidenciales. Según el documento, el grupo Cotton Sandstorm ha estado rastreando páginas web relacionadas con los comicios en busca de vulnerabilidades para atacarlas. Se trata del mismo grupo que en el 2020 ya se hizo pasar por el grupo de extrema derecha Proud Boys para enviar correos electrónicos amenazando a los votantes estadounidenses.
Durante el verano, el régimen de los ayatolás también estuvo bajo el punto de mira por una operación de pirateo contra la campaña de Trump: robaron información crítica sobre los planes del expresidente y la enviaron a los organizadores de la campaña de Joe Biden, cuando todavía era candidato.