Estalla la violencia en las Antillas francesas contra la obligación de vacunarse
Las islas de Guadalupe y Martinica están paralizadas por una huelga general y disturbios en las calles
ParísLos bomberos y las fuerzas de seguridad no dan abasto para apagar los coches quemados y contener a los violentos. Desde el sábado, la isla de Guadalupe, una de las regiones francesas de ultramar, está paralizada por una huelga general y disturbios que acaban cada noche con tiendas saqueadas y barricadas en las calles. Los incidentes empezaron durante el fin de semana como protesta por la vacunación obligatoria del personal sanitario, los bomberos, los policías, los maestros y los trabajadores de cara al público, pero ha derivado en una crisis social que el gobierno francés intenta contener. Una situación similar se vive desde este lunes en la vecina Martinica: la madrugada pasada, unos desconocidos dispararon contra la policía, a pesar de que no hubo ninguna víctima.
“Estamos ante una situación explosiva”, reconocía el lunes el presidente de la República, Emmanuel Macron. Los ciudadanos de las dos pequeñas islas de las Antillas francesas –la población no llega a los 400.000 habitantes en cada una– reclaman que el gobierno francés suspenda la vacunación obligatoria para algunas profesiones, pero también que se pongan medidas para reducir la tasa de paro, que en el caso de Guadalupe llega al 19%, ante el 8% de Francia. En Guadalupe, un tercio de los habitantes viven bajo el umbral de la pobreza.
Ante el desbordamiento de las fuerzas del orden locales, que no son lo suficiente numerosas como para contener los disturbios, el gobierno francés ha enviado a las Antillas a 250 policías, de los cuales 50 son de las fuerzas especiales. También se ha decretado un toque de queda desde las 23 h a las 5 h. Por ahora casi un centenar de personas han sido detenidas.
Poner fin a la violencia
Macron está dispuesto a abrir una negociación con el gobierno local para ofrecer vacunas que no sean ARN –una de las demandas de la población isleña– y a buscar otras salidas profesionales para los sanitarios que no se quieren vacunar y que se quedarán sin trabajo en los próximos días, pero reclama que primero se ponga fin a la violencia. “Lo que es seguro es que el restablecimiento del orden público es un requisito previo para cualquier discusión”, ha advertido este martes el ministro del Interior, Gérald Darmanin.
El gobierno francés ha hecho un llamamiento al diálogo, pero no cederá sobre la obligación de ciertos colectivos de estar vacunados. Argumenta que no se pueden suspender en las regiones de ultramar las obligaciones de vacunación que tienen el resto de franceses. París ve con preocupación cómo en la mayoría de islas de bandera francesa la tasa de vacunación es muy débil. En Guadalupe y Martinica se sitúa alrededor de un tercio de la población y en el caso del personal sanitario no llega al 50%, unas cifras muy alejadas de la Francia metropolitana, donde el 75% de la población general está vacunada.
En los peores momentos de la pandemia, el Elíseo llegó a fletar aviones con enfermos graves de covid para trasladarlos a París ante el desbordamiento de los hospitales de las regiones ultraperiféricas. Desde hace tiempo, las Antillas francesas están cerradas al turismo –solo se puede viajar por motivos justificados– y se exige PCR o test de antígenos y una cuarentena a las personas que llegan procedentes de Francia.