La biblioteca de Copenhague que no presta libros sino personas
En la Biblioteca Humana se puede conversar con personas de colectivos poco visibles, como alcohólicos, autistas y trans
CopenhagueEn un momento en que se extienden la polarización y los discursos de odio contra las minorías, y cuando la comunicación cara a cara entre personas es cada vez más difícil de conseguir, en Copenhague hay un movimiento que va a contracorriente. En un rincón verde de la capital danesa se encuentra la "biblioteca humana" (Menneskebiblioteket en danés), en la que, a diferencia de las bibliotecas tradicionales, aquí no se cogen libros en préstamo, sino personas con las que conversar. Cada libro de sus estanterías representa a un colectivo de personas poco visible en la sociedad que a menudo está sometido a los prejuicios, la discriminación o la estigmatización.
Un libro humano puede ser una persona transgénero, o con obesidad, una persona alcohólica, autista, o alguien que ha sufrido abusos sexuales. "Animamos a la gente a hacer preguntas realmente difíciles", explica Ronni Abergel, que creó la biblioteca hace 25 años. Abergel subraya que "ninguna cuestión está prohibida, por muy sensible que sea el tema", aunque las personas en préstamo pueden poner los límites de lo que no quieren responder. "Queremos que el libro vuelva a tiempo y en las mismas condiciones con las que ha sido prestado, no te lo puedes llevar a casa", explica Abergel.
Durante los 30 minutos que dura el préstamo, las conversaciones fluyen de manera libre y en un ambiente tranquilo en un jardín. "El objetivo es crear unos espacios seguros en los que somos los que nos pueden explorar la diversidad, aprender conoceríamos nunca; lectores también desafían sus prejuicios inconscientes", dice Abergel.
El proyecto nació como performance en el festival de música de Roskilde, y desde entonces se ha exportado a más de 80 países y ha dado la posibilidad de que gente de todo el mundo y con contextos diferentes puedan sentarse juntos y hablar. Por ejemplo, se anima a que personas del colectivo LGBTIQ+ conozcan cristianos ultraconservadores, o que activistas por el cambio climático mantengan una conversación con alguien que piense que el calentamiento global es una farsa.
Recientemente, la fundación Menneskebiblioteket ha abierto otra Biblioteca Humana en Jerusalén, donde los organizadores defienden que pretenden acercar a las personas sin que "ningún libro sea juzgado por su portada". Abergel insiste en que en un mundo cada vez más polarizado, la biblioteca quiere ayudar a la gente a ser "menos aprensiva, más abierta, más comprensiva ya aceptar el derecho de las demás personas a ser diferentes".
Proyecto en peligro
Bajo el libro que lleva por título autismo y TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad) está la historia del Frederik (nombre ficticio). Hace 9 años que participa como en la Biblioteca Humana con la voluntad de romper estereotipos hacia las personas que tienen sus mismos diagnósticos. A su vez, las conversaciones con sus lectores también le han ayudado en otros aspectos de su vida, como mejorar la socialización. "Las personas con autismo tienen dificultades con la empatía, la comprensión social y al leer el lenguaje corporal, por eso mucha gente me dice que me comporto como un elefante en una caja de cristal", dice.
A Mathilde (también nombre ficticio), la Biblioteca Humana le ha servido para dejar atrás la vergüenza y el miedo a sufrir estigma por haber dado un hijo en adopción cuando tenía 15 años. El bebé había nacido fruto de una relación precoz con un hombre mayor, y tanto el médico como sus padres le insistieron en que no debía hablar de ello. Ahora Mathilde tiene 75 años y por primera vez puede hablar abiertamente de un episodio que le marcó la vida. "Ahora no tengo trauma ni arrepentimiento, cuando decidí participar en la Biblioteca Humana llamé a mi mejor amiga, que no sabía nada de lo que me había pasado, y desde entonces he ido escribiendo las páginas de mi libro", explica.
El proyecto también ha captado la atención de grandes empresas como Lego, Novo Nordisk, Heineken o el propio Fondo Monetario Internacional para realizar salas de lectura, donde los empleados se forman en materia de diversidad. Abergel explica que ésta es la principal vía de financiación de la biblioteca, un proyecto que cree que "ha adquirido mayor relevancia" en el contexto político actual, cuando "el mundo parece más dividido que nunca por la burbuja de las redes sociales, las creencias políticas y los demagogos que incitan a las divisiones para poder ganar poder".
A pesar de que la Biblioteca Humana celebrará en breve el 25 aniversario, Abergel cree que se encuentra en una situación crítica, sobre todo por la acción de gobiernos como el de Donald Trump en EE.UU.. "Muchos de los nuestros libros forman parte de colectivos vulnerables que han visto cómo se les recortaban las ayudas y, además, las políticas en contra de la diversidad, la equidad y la inclusión han provocado que algunas empresas, sobre todo en EEUU, detengan de repente sus programas de diversidad, y eso nos ha afectado", se lamenta.