Escandinavia

Los escandinavos llaman a boicotear los productos de Estados Unidos

La mitad de los daneses y uno de cada cinco suecos han dejado de comprar marcas estadounidenses para castigar a Trump

Un supermercado de Estocolmo en una imagen de archivo
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Barcelona"Me encanta el bourbon, pero ¿para que no sea americano hay alguna alternativa?"; "Me compraré un nuevo cepillo de dientes eléctrico. Oral B parece que es de EEUU. ¿Qué me llaman Philips? ¿O tiene algún consejo de cepillos de dientes suecos o europeos?"; "¿Existe algún detergente líquido para el lavavajillas que no sea de EEUU?". Estos son algunos de los últimos mensajes que se pueden leer en una página de Facebook de usuarios suecos que llaman a boicotear productos de Estados Unidos en protesta por el giro de la política de la Casa Blanca desde el regreso de Donald Trump.

La página tiene unos 81.000 seguidores. En Dinamarca, donde este movimiento también ha cogido empuje, la página de Facebook tiene casi 90.000 seguidores. Es un movimiento que aboga por que los consumidores tomen conciencia de los productos que compran en su día a día y que, en vez de optar por la gran cantidad de marcas estadounidenses, beneficien a las de proximidad. "El grupo nació de la frustración debido a que sentimos que el mundo se ha convertido en un lugar significativamente más incierto e impredecible desde el 20 de enero de 2025", dice la descripción de la página sueca. Y añade que el objetivo es "cambiar la política de la administración de Estados Unidos" de Trump y "salvaguardar la democracia, la autodeterminación y la seguridad".

Hay usuarios que instan a dejar de comprar cualquier marca de Estados Unidos; otros optan por perdonar los que son producidos en Europa. "Estamos recibiendo muchas publicaciones sobre Unilever y mucha gente quiere hacerle boicot. Pero podemos estar tranquilos: los productos de Unilever están producidos en la UE. El verano está salvado para muchos fans de Ben&Jerry", dice una usuaria. En cambio, en esta página sí existe una mala noticia para los suecos: "Lo más sueco de todo, Marabou, por desgracia es estadounidense, es propiedad de Mondelez International, de Chicago". Los chocolates de la marca Marabou, con su envoltorio amarillo llamativo, están en todos los supermercados del país.

En Dinamarca hay debate sobre el boicot en la Coca-Cola, porque para el mercado danés se elabora en las instalaciones de Carlsberg. Pero el economista experta en consumo de Sydbank Ann Lehmann Erichsen argumenta en la cadena TV2 que los consumidores no están obligados a entender las estructuras de las compañías internacionales: "Los consumidores políticos hacen boicots para levantar la voz y sólo miran el hecho de que la marca sea estadounidense, aunque esto pueda afectar a los puestos de trabajo".

Dificultad con las finanzas y las tecnológicas

Pero, ¿qué alcance real tiene ese movimiento? Alrededor de un 20% de los suecos ya boicotan a los productos estadounidenses y una gran mayoría dicen que se lo plantean, según un estudio de la Universidad de Lund publicado esta semana. La han elaborado investigadores de la Escuela de Económicas y Administración de Empresas junto a la empresa de encuestas Norstat Sweden. El estudio demuestra que los consumidores ven fácil encontrar alternativas a bebidas, comida rápida, dulces y productos de higiene, mientras que en otros ámbitos la sustitución de marcas estadounidenses es más complicada.

"Los hábitos son difíciles de romper y algunos mercados están dominados por actores estadounidenses. Por ejemplo, el 75% de los suecos utiliza Visa o Mastercard, pero sólo un 15% ven alternativas realistas", dice el profesor Johan Anselmsson, responsable de la investigación. Apunta que ocurre lo mismo con las compañías tecnológicas como Google y Apple. Un ejemplo claro es el hecho de que la plataforma que se está utilizando para llamar al boicot es Facebook, de propiedad estadounidense.

Según el experto, este movimiento puede suponer una oportunidad para las empresas europeas para ganar consumidores, subrayando su origen, aunque apuntó que es necesario que se apresuren. "Hacer que el país de origen sea visible y ofrecer alternativas europeas claras puede ser crucial para que esta tendencia persista y coja fuerza", dice.

Un distintivo para los productos europeos

En Dinamarca, el grupo empresarial propietario de los principales supermercados del país, Salling, ha puesto en marcha una iniciativa en esta línea: ha marcado con una estrella los productos de marcas europeas. "Es un servicio de información para los clientes si quieren actuar de esta manera. Nosotros no boicotearemos en modo alguno los productos estadounidenses ni los marcaremos. Dejemos que el cliente decida si quiere actuar en consecuencia o no", argumentó el consejero delegado de Salling, Anders Hagh, en el diario Avisan.

"Creo que es una buena iniciativa. EEUU no se ha comportado con demasiada simpatía con nosotros últimamente, así que si les podemos castigar un poco, creo que está bien", resumía Niels Hansen, un cliente de un supermercado en Aarhus, en la cadena TV2. Es un sentimiento extendido entre los daneses, sobre todo por la insistencia de Trump en anexionarse Groenlandia.

Según una encuesta publicada por esta misma emisora, la mitad de los daneses se han abstenido deliberadamente de comprar productos estadounidenses desde que Donald Trump fue investido presidente. Además, un 80% tienen ahora "menos" o "mucho menos" interés en viajar a Estados Unidos y un 81% dicen tener una visión más negativa de Tesla.

Sin embargo, hay expertos que coinciden en que las consecuencias de este tipo de acciones son, en general, breves y tienen un impacto muy limitado. "La experiencia demuestra que es muy difícil obtener grandes efectos económicos con los boicots de los consumidores", concluye a la agencia AFP el profesor de economía de la Universidad de Gotemburgo, Olaf Johansson.

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