El ataque ruso a Ucrania

Conseguidos los tanques, Zelenski presiona por los aviones de combate

Kiev también pide misiles balísticos de más alcance que los Himars a Estados Unidos, que de momento lo descartan

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Un F-16 en una imagen de archivo

BarcelonaPoco a poco y con insistencia, Ucrania va consiguiendo que los aliados occidentales cedan a presiones que hace pocos meses parecían inconcebibles. El ejército de Kiev necesita armamento moderno si quiere conseguir su objetivo: no solo parar el ataque ruso, sino recuperar todo el territorio ocupado posible. Primero fueron los sistemas de misiles tierra-aire Patriot, de Estados Unidos, y la semana pasada Kiev ganó la gran batalla diplomática con Occidente con el anuncio de la liberación de tanques Leopard, de fabricación alemana, y los norteamericanos Abrams. Ahora, el foco de la presión ucraniana se traslada a los aviones de combate, y también a los misiles balísticos con una trayectoria más larga que los que Estados Unidos han enviado hasta ahora.

Ya hace meses que Kiev tiene el ojo puesto en los caza bombarderos occidentales. "Soy muy optimista en que los tanques Abrams serán posibles en el futuro y estoy seguro de que los aviones como los F-16, F-15 –de fabricación estadounidense– o los Gripen suecos también serán posibles", dijo Oleksí Reznikov en octubre. Algunos analistas militares consideran que la opción más efectiva, en cuanto a capacidades técnicas, para el ejército ucraniano serían los cazas suecos, pero la opción más probable –si Kiev acaba rompiendo otra vez la resistencia occidental– son los F-16.

Es lo que defiende Pol Molas, presidente de la Societat d'Estudis Militars de Catalunya, que explica que la principal ventaja de los Gripen es que están diseñados para tener una logística muy fácil, además de ser muy ligeros. Por otro lado, los F-16 –los dos modelos son de cuarta generación, es decir, con una tecnología muy avanzada– tienen mucha facilidad de maniobra y, además, forman parte de los ejércitos de muchos países de la OTAN, cosa que facilitaría el envío de componentes a Ucrania. Además, "Suecia tiene más restricciones en cuanto a las exportaciones de armamento", en comparación con Estados Unidos, apunta Molas.

La semana pasada, Politico publicó que más de media docena de oficiales militares y diplomáticos occidentales habían confirmado que hay un debate interno abierto sobre el suministro de aviones de combate. De momento, el gobierno de Países Bajos se ha pronunciado a favor y ha dicho que está a punto para considerar "con una mente abierta" el envío de cazas F-16 a Ucrania, según publicaron medios neerlandeses. Los estados bálticos también estarían predispuestos. Aún así, cuando los periodistas le han preguntado esta noche de lunes al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, si pensaba enviar aviones F-16 a Ucrania, ya ha respondido con un "no".

Biden dice que "no"

La Casa Blanca ya dijo la semana pasada que Estados Unidos discutiría la opción de enviar aviones de combate "con mucha cautela" tanto con Kiev como con el resto de aliados occidentales, según afirmó a la cadena MSNBV el asesor adjunto para la seguridad nacional, Jon Finer. Además, el mismo día, un portavoz de la empresa de defensa Lockheed Martin dijo al Financial Times que la compañía "aumentará la producción de F-16 a Greenville [Carolina del Sur] para poder responder a las necesidades de cualquier país que opte por hacer transferencias para ayudar con el conflicto actual".

Pero no parece que el optimismo de Lockheed haya condicionado a Estados Unidos. Preguntado ayer noche por el envío de F-16 propios a Ucrania, el presidente, Joe Biden, respondió con un contundente “no”, sin añadir nada más. El ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, había sido todavía más tajante el viernes: la opción está “descartada”. “Los aviones cazas son sistemas mucho más complejos que los tanques de batalla y tienen un rango y una potencia de fuego completamente diferentes. Nos aventuraríamos a una magnitud [del conflicto] que yo desaconsejaría”, argumentó.

¿Qué ventajas aportarían?

Kiev redobla ahora la presión porque ya ha conseguido uno de sus objetivos, los tanques, y porque tiene la presión del paso del tiempo. El pasado viernes, el portavoz de las fuerzas aéreas del ejército ucraniano, Yuri Inhat, afirmó que el entrenamiento para aprender a pilotar cazas como los F-16 duraría unos seis meses. Además de los pilotos, también habría que hacer formación a ingenieros y otros especialistas. Inhat dijo que Ucrania ya ha empezado a trabajar en diferentes regiones para crear infraestructuras de aeródromos para los aviones occidentales.

Ahora, los militares ucranianos disponen solo de aviones de la era soviética. "Son diseños que se han ido actualizando, pero se han quedado muy atrasados", dice Molas, a pesar de que destaca que el ejército ucraniano los ha utilizado "de manera muy eficiente".

Explica que este tipo de cazas de última generación serían un muy buen complemento a los sistemas de defensa antiaérea para parar los misiles de crucero y los drones rusos, el armamento que desde hace meses utiliza el Kremlin para atacar infraestructuras civiles, sobre todo energéticas, una estrategia con la que Moscú pretende minar la retaguardia.

Misiles con más alcance

Aparte de los cazas, sin embargo, el objetivo de Kiev también pasa por conseguir misiles balísticos con un alcance más largo que el que tienen los Himars estadounidenses. Lo dejó claro en su vídeo nocturno del sábado el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski: "Ucrania necesita misiles de largo alcance para prevenir el ocupante de la oportunidad de colocar sus lanzamisiles en algún lugar cerca de la línea de frente y destruir las ciudades ucranianas". Zelenski especificó que Kiev necesita los denominados ATACMS, de fabricación estadounidense, que tienen un rango prácticamente de 300 kilómetros, mientras que los Himars llegan a una distancia de entre 85 y 110 kilómetros. "El sistema de lanzamiento es el mismo que los Himars, pero llegarían mucho más allá; podrían atacar objetivos en Crimea o depósitos de armamento en territorio ruso", indica Molas.

En este sentido, se expresó el mismo sábado Mikhailo Podoliak, asesor del presidente ucraniano: "Para reducir drásticamente el armamento clave del ejército ruso, la artillería que utilizan en la primera línea de frente, necesitamos misiles que destruyan sus almacenes", dijo en una entrevista al canal online Freedom. Y detalló que en la península de Crimea, anexionada ilegalmente por Rusia en 2014, hay más de 100 almacenes de artillería. Aseguró que Ucrania ya está en negociaciones con sus aliados occidentales y que están yendo a "un ritmo acelerado". No obstante, Washington de momento rechaza esta opción.

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