Reino Unido

Dimite el número 2 del gobierno británico por acusaciones de acoso laboral

Un informe independiente certifica que el ministro de Justicia y 'vicepremier', Dominic Raab, es culpable de haber roto el código de conducta ministerial

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Dominic Raab, ministro de Exteriores británico del gobierno de Boris Johnson

LondresEl número 2 del gobierno británico y ministro de Justicia, el vicepremier Dominic Raab, ha dimitido este viernes por la mañana. Lo ha hecho menos de 24 horas después de que un informe sobre las denuncias de acoso laboral presentadas contra él por numerosos funcionarios de los diferentes departamentos por los que ha pasado durante los años de gobiernos conservadores hubiera aterrizado encima de la mesa del jefe de gobierno, Rishi Sunak. El informe, elaborado por el jurista Adam Tolley, asegura, entre otros hechos censurables, que Raab actuó de una manera "intimidatoria" con una "conducta agresiva nada razonable y persistente" en una reunión de trabajo mientras era ministro de Exteriores. En este mismo departamento, su actuación "también implicaba un abuso o un mal uso de poder de una manera que socava o humilla", hasta el punto de "introducir un elemento punitivo injustificado".

En las últimas horas, Sunak había estado considerando si se deshacía de él o no. Las alegaciones de servidores públicos del ministerio de Exteriores, del ministerio del Brexit y del de Justicia, y las posibles presiones para que finalmente Raab encontrara una salida honorable antes de que lo tuviera que hacer dimitir, han acabado en una decisión que, de hecho, muchos en Westminster consideraban inevitable. La primera queja se presentó en noviembre del año pasado.

En la carta de dimisión publicada en Twitter, sin embargo, Raab contraataca y asegura: "A pesar de que me siento obligado a aceptar el resultado de la investigación, esta ha desestimado todas las reclamaciones que se hicieron [en mi contra], excepto dos. También creo que las dos que se han encontrado como adversas son defectuosas y establecen un precedente peligroso para la conducta de un buen gobierno", ya que establecen un umbral muy bajo para determinar qué es y qué no es acoso en el ámbito laboral.

El ya exministro afirma también que este caso "fomentará quejas espurias contra los ministros y tendrá un efecto escalofriante sobre los que impulsan el cambio" en nombre de su gobierno "y, en última instancia, el pueblo británico". En otras palabras, sostiene que los funcionarios no han podido seguir "el ritmo, los estándares y los retos" del trabajo. Pero en el momento del regreso de los talibanes a Kabul, en agosto del 2021, mientras se hacía el operativo de evacuación, Raab siguió de vacaciones, cuando entonces estaba delante del ministerio de Exteriores, una actitud que le valió no pocas críticas por la falta de coordinación con Estados Unidos y la propia indolencia. A pesar de esto, el ya exministro, pues, ha querido aparecer hasta el final como una víctima de la clase funcionarial, a la que presenta como privilegiados e, implícitamente, vagos.

A pesar de la defensa numantina de Raab, de acuerdo con la prensa británica, los funcionarios que han podido leer el informe –que oficialmente no se ha hecho público– creen que es "terrible" y consideraban desde el primer momento que la cabeza de Raab no era negociable. Entre otras razones, porque si hubiera continuado delante del ministerio de Justicia, habría podido perjudicar las relaciones del poder político con los integrantes de la función pública. También habría sido especialmente problemática la situación para Antonia Romeo, secretaria permanente del ministerio de Justicia –la máxima funcionaria del departamento–, que lo había advertido dos veces de su comportamiento reprobable después de que los trabajadores del servicio presentaran quejas sobre el ministro.

La marcha de Raab a dos semanas de las elecciones locales en Inglaterra, y las circunstancias en las que se produce, es un golpe para Rishi Sunak, que pierde a su tercer ministro por un escándalo en solo seis meses en Downing Street. A raíz de las renuncias forzadas primero de Boris Johnson y después de Liz Truss, Raab había sido uno de los principales avaladores de la campaña de liderazgo del que acabaría siendo premier al segundo intento. Ahora Sunak tendrá que nombrar a un nuevo ministro de Justicia y también puede optar por designar a alguien más de los miembros de su cabinet como número dos.

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