Dinamarca externalizará presos en Kosovo
Kosovo acogerá a 300 reclusos que han cometido delitos en territorio danés y que han sido condenados a la extradición
BarcelonaLa tendencia de la Unión Europea de externalizar problemas sociales complejos a terceros países no ha dejado de crecer en los últimos años. Mientras el acuerdo entre Italia y Albania para cerrar a los migrantes pendientes de asilo en centros de internamiento acaparaba la atención internacional, otro pacto entre Dinamarca y Kosovo pasaba más desapercibido.
El gobierno danés tiene previsto sacar adelante el traslado de 300 reclusos originarios de terceros países a la cárcel de Gjilan, en el este de Kosovo. Los reclusos afectados han cometido delitos en territorio danés y cumplirán ahí sus penas antes de ser deportados a sus países de origen. A cambio del alquiler de las celdas, Pristina recibirá 210 millones de euros en los próximos diez años.
Con esta estrategia, Dinamarca quiere aliviar el colapso de las instalaciones penitenciarias que denuncia que sufre, pero también pretende enviar un mensaje de disuasión: "[Esta decisión] Envía un mensaje inequívoco y claro a los criminales deportados de que su futuro, incluso en su condena, ard, durante una visita al centro penitenciario a finales de septiembre. Ahora bien, la ley en ningún caso autoriza a las autoridades kosovares a devolver directamente a los presos a sus países de origen o de tráfico. Si no que para cumplir la sentencia de extradición, primero deben pasar por Dinamarca.
Para enviar a los reclusos, sin embargo, las autoridades danesas deben rehabilitar las celdas para adaptarlas a sus estándares, una renovación estimada en 5 millones de euros. Éste es uno de los motivos que han retrasado el plan, que ya fue anunciado en el 2021. En un primer momento, se preveía que el traslado a Gjilán –a unos cincuenta kilómetros de Pristina– se iba a producir en el 2023. Pero el calendario se fue dilatando. El parlamento de Kosovo no aprobó el proyecto hasta mayo de 2024, después de más de dos años de intenso debate y tras haber recibido un primer envío de fondos daneses en concepto de ayudas en energía renovable. No ha sido hasta febrero de 2025 cuando se ha hecho oficial la firma del acuerdo entre ambos países. Un hito que el gobierno danés califica de "paso decisivo para la puesta en funcionamiento de la cárcel". Según el último acuerdo, la cárcel no estará lista hasta el 2027.
Pero también hay un problema de implementación, opina Federico Baccini, del Observatorio de los Balcanes y Cáucaso, en declaraciones al ARA. En la cárcel kosovar que debería acoger a los reclusos provenientes de Dinamarca hay, en estos momentos, unos 200 presos locales que habrá que reubicar. El sistema judicial del país está por decidir dónde transferirlos, ya que el resto de centros penitenciarios no parecen poder asumirlos todos.
La decisión de Copenhague de enviar reclusos a Kosovo ha puesto en alerta a las asociaciones defensoras de los derechos humanos de ambos países, ya que la ONU y el Consejo de Europa han denunciado casos de tortura en el sistema penitenciario kosovar. "Ha habido denuncias creíbles de abuso en el pasado", aseguraba Therese Rytter, directora de Dignity, una organización danesa de derechos humanos, en la prensa local. Mientras que Fatmire Haliti, del Centro de Rehabilitación de Supervivientes de Tortura de Kosovo, advertía que la llegada de prisioneros de Dinamarca "afectaría los derechos de los prisioneros de Kosovo".
La iniciativa ha sido impulsada por la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, que se ha convertido en un ejemplo de mano dura en materia migratoria desde la socialdemocracia en una Europa que gira hacia la derecha. Con el objetivo declarado de alcanzar los "cero refugiados", Frederiksen ha endurecido las normas de reunificación familiar, ha intensificado las deportaciones y ha recortado las prestaciones a inmigrantes. De hecho, cuando se anunció el acuerdo entre Italia y Albania, la dirigente danesa celebró el plan de Giorgia Meloni y aseguró que los europeos estaban "cansados" de que se ayudaran "personas de fuera que cometen crímenes". "Esto no puede seguir así", insistió.
Ejemplo a seguir
Después de que Bruselas haya abierto la puerta a deportar a migrantes irregulares a centros penitenciarios en terceros países siguiendo el ejemplo de Italia, otros estados europeos plantean sumarse al mismo modelo. En mayo, el ministro del Interior austríaco, Gerhard Karner, se reunió con el ministro de Justicia danés para conocer los detalles de los trámites que permitirán el traslado de delincuentes procedentes de terceros países precisamente a Kosovo. "Las instalaciones de detención como las que Dinamarca está planeando en Kosovo también forman parte del plan Austria del canciller Karl Nehammer", declaró entonces Karner. Pero no es el único. El nuevo primer ministro belga, Bart De Wever, también se ha referido explícitamente al plan de Dinamarca como modelo a seguir. "Mientras la capacidad penitenciaria siga siendo insuficiente en nuestro propio país, intentaremos, siguiendo el ejemplo en el que los presos que hayan sido condenados en firme por delitos y faltas y se encuentren en situación irregular puedan cumplir total o parcialmente su pena", afirma el acuerdo de gobierno.
Para Kosovo, además del incentivo económico, el pacto supone una "oportunidad para el ministro en el vínculo como el vínculo". de Albania, el pacto alimenta la esperanza de llegar a entrar en el club europeo Lo cierto es que, pese a ser considerado oficialmente un "candidato potencial" de la Unión Europea, Kosovo sólo cuenta. con el reconocimiento de 22 de los 27 estados miembros. De modo que cualquier gesto que se asimile a un acercamiento a Bruselas es visto con buenos ojos por Pristina, sobre todo en un contexto de repliegue de su otro aliado histórico, Estados Unidos.