Europa no tira la toalla y quiere hacerse valer en Ucrania frente a Trump y Putin

Los líderes europeos mantienen sus exigencias en el plan de paz, pero siguen casi al margen de las negociaciones

El primer ministro britántico, Keir Starmer, el presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Friedrich Merz.
30/11/2025
4 min

BarcelonaLa Unión Europea ha reaccionado de una manera inédita en la guerra de Ucrania. Ha sido la potencia que ha enviado más ayudas, tanto humanitarias como militares, a ucranianos y que más sanciones ha aplicado contra Rusia. También ha sido quien ha pagado sus consecuencias más caras: una crisis energética y de precios –estrechamente ligada a la pérdida de competitividad de la industria europea– y con la creciente amenaza del expansionismo del régimen de Vladimir Putin, lo que le ha llevado a romper el tabú del militarismo ya llevar a cabo el gran rearme. Sin embargo, cuando parece que llega la hora grave, Donald Trump no dudó ni un momento en volver a dejar a los europeos al margen.

La actitud del presidente de Estados Unidos ya no sorprende absolutamente a nadie, sobre todo teniendo en cuenta los precedentes. Basta con mirar el acuerdo de paz de Gaza, en el que la Unión Europea –también es la potencia que envía más ayudas humanitarias a Palestina y es el principal socio comercial de Israel– se limitó a ceder ante las condiciones y plazos de Trump. Y antes, el acuerdo comercial entre la UE y EEUU que acabó con la guerra arancelaria ya avanzaba cómo sería la nueva relación transatlántica. Pese a la primera reacción inicial de los dirigentes europeos, que pretendían poner los puntos sobre las islas en el magnate neoyorquino, pronto empezaron a obviar los estirabots del presidente y aceptar cabizbajos todas sus exigencias. Hasta el punto de que firmaron un pacto por el que los productos europeos están sometidos a unos aranceles del 15% y, en cambio, los estadounidenses a jefe. Además, la Unión Europea, que se encuentra teóricamente en pleno camino hacia la autonomía energética, debe comprar productos energéticos de EE.UU. por un valor de 700.000 euros en sólo tres años.

Ahora bien, ¿puede ser diferente el caso de Ucrania y la UE puede tener un rol destacado en las negociaciones? Al menos en estos momentos, y junto a Ucrania, los países europeos –liderados por Alemania, Reino Unido y Francia– han logrado detener el primer plan de paz que Trump hizo llegar a Volodímir Zelenski. Algunos senadores estadounidenses explicaron que el propio secretario de Estado, Marco Rubio, les había dicho que se trataba de un documento de origen ruso. De hecho, estaba muy escorado a los intereses del Kremlin y no tenía en cuenta ninguna de las principales líneas rojas de Bruselas y Kiiv.

La Comisión Europea y el global del club comunitario se mantienen firmes en su posición y, al menos de momento, no han cedido ante Trump y Putin. Los dirigentes europeos insisten en rechazar la cesión de todo el territorio de la región del Donbás, pretenden dejar la puerta abierta a una futurible adhesión de Ucrania a la OTAN y quieren evitar que el ejército ucraniano quede bajo mínimos en tiempos de paz, como quiere dejar por escrito Moscú.

Más allá de esta primera reacción, la pregunta del millón es hasta qué punto la Unión Europea y Kiiv, que en todo momento han ido de la mano, quieren y pueden aguantar la presión de la Casa Blanca y del Kremlin. "Es clave la unidad", subraya en una conversación con el ARA el jefe del centro de investigación europeo CEPS, Karel Lannoo.

La opinión del club europeo es casi unánime en apoyo a Ucrania y contra Rusia, lo que dista, y mucho, de la división que genera entre los estados miembros y los dirigentes comunitarios el conflicto de Gaza. También se resquebrajó la unidad en la guerra comercial contra Trump, ya que algunos países eran más partidarios de plantar cara y algunos de salvar los muebles como fuera, incluso con un mal pacto. Sin embargo, también hay ovejas negras dentro del club comunitario sobre la guerra de Ucrania, y sobre todo Hungría y Eslovaquia suelen poner bastones en las ruedas por cualquier medida de apoyo a Kiiv y contraria a Moscú. El primer ministro húngaro, Víktor Orbán, visitaba entre abrazos a Putin el viernes en Moscú.

El desacoplamiento de la alianza transatlántica

Pese al gran consenso de la UE sobre Ucrania, los expertos avisan de que no es un factor suficiente en ningún caso y alertan de lo que supone el regreso de Trump en términos geopolíticos para Europa. La cabeza del think tank CEPS, con sede en Bruselas, explica que los dirigentes europeos con los que ha hablado durante esta semana sobre el plan de paz todavía tienen la esperanza de que Estados Unidos acabará defendiendo los intereses europeos. Pero Karel Lannoo hace un llamamiento a asumir la realidad. "Las agendas de la UE y EEUU son distintas, es muy preocupante. [...] Parece que todos los gestos de la Casa Blanca son para debilitar a Europa", apunta el experto.

El jefe del CEPS ve que, pese a los intentos de la UE por hacerse valer, la situación "no es muy favorable" para Ucrania e insiste en el cambio de paradigma. "Confiamos en que los americanos nos van a volver a ayudar, pero eso ha cambiado y yo no estoy seguro", alerta Lannoo. En la misma línea, el investigador del think tank europeo EPC Georg Riekeles pide a los dirigentes europeos que "no se tapen los ojos ante las divergencias estratégicas con EEUU" y aboga por hacerles frente en las negociaciones en Ucrania, tal como deberían haber hecho con la guerra comercial. "Adular Trump no sólo es humillante, sino que también se ha demostrado que no funciona", añade el experto.

Por eso, y para evitar otra situación como la actual, Lannoo defiende y constata que llevan tiempo ganando bastante los discursos que abogan por una UE más autónoma e independiente respecto a Estados Unidos, sin miedo a un futuro fuera del paraguas militar que ofrece el Pentágono en Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Cada vez se ve más cómo la única vía de volver a jugar un rol determinante en el tablero internacional y, por tanto, de luchar por los propios intereses.

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