Francia

Francia lleva unos padres a juicio por poner un nombre bretón a su hijo

El caso se sustenta en una discriminación de las lenguas regionales en la Constitución

Una madre cogiendo en brazos a su bebé, en una imagen de archivo.
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BarcelonaCuando fueron a inscribir a su hijo en el registro, el funcionario ya les advirtió, pero Caroline y Arthur decidieron salir adelante con el nombre que querían: Fañch, el equivalente en bretón de Francisco, en honor a los orígenes de la madre del bebé. Seis meses después, esta familia recibió un comunicado del ministerio fiscal de Angers que les enviaba a comparecer ante el juez de familia. El motivo: la tilda, el sombrero en forma de onda de encima ñ que lleva el nombre de su hijo y que, según la Fiscalía, no está permitida en el Registro Civil.

El atestado explica que, como la ñ "no es un signo diacrítico incluido en la lengua francesa", el nombre Fañch podría ir en contra de los "intereses del niño". Por eso exige "atribuir al recién nacido otro nombre, con el acuerdo de los padres o sin él".

Según explica el abogado del caso, Iannis Alvarez, en el diario ARA, la acusación se justifica en una circular ministerial de julio del 2014 que limita las grafías que pueden contener los nombres franceses. Por tanto, la justicia podría dictaminar que, con 7 meses, el pequeño Fañch tenga que cambiar el nombre. “No le diremos por otro nombre de un día para otro”, dice Caroline, la madre de Fañch, en Le Courrier del Ouest. "Nos dicen que no tenemos en cuenta los intereses de nuestro hijo. Es violento. Se da a entender que somos malos padres", se lamenta.

Según Alvarez, existe algún precedente en el que se acabó aceptando el nombre de Fañch “porque se consideró que la ñ era una grafía propia del francés antiguo”. Pero en ningún caso la autorización tuvo en cuenta "la reivindicación de lengua regional". Entonces, si ya se admitió en sentencias previas, ¿por qué no se ha añadido la ñ en la lista de grafías permitidas en el Registro Civil? “Hay una voluntad política detrás, es indiscutible. Se obliga a los padres a acudir a los tribunales", dice Alvarez, y añade: "El mejor ejemplo es que teníamos un secretario de estado llamado Laurent Nuñez, que escribió su nombre así en el diario oficial".

El caso ha levantado mucha polvareda en Bretaña, donde varios políticos han aprovechado la ocasión para exigir mayor reconocimiento para las “identidades regionales”. Sin ir más lejos, el presidente de la región, Loïg Chesnais-Girard, emitió un comunicado en el que denunciaba lo que tachó de "una violencia social inadmisible". “Ya es hora de hacer avanzar la ley y que se autorice la ñ”, reclamaba.

Arturo, un nombre "inconstitucional"

Sin embargo, no es la primera vez que el estado francés prohíbe un nombre “regional” alegando el mismo artículo. Un caso similar es el del occitano Lissandre Varenne, a quien la justicia impidió poner a Artús a su hijo, porque la u con acento cerrado tampoco es una grafía recogida por la lengua francesa. En cambio, sí que es propia del occitano, que también es una lengua autóctona del territorio francés. "Lo hemos vivido mal, sabíamos que ya había habido casos similares, pero no pensábamos que habría otro ataque contra nuestras lenguas regionales en 2022", se lamenta Varenne, que ha organizado un grupo de familias en la misma situación. “El occitano es la lengua de nuestros antepasados ​​y la lengua de nuestros niños; es nuestra lengua y si el estado francés fuese realmente democrático, sería reconocida. Es una cuestión elemental de derechos humanos”.

Tal y como explica en el ARA su abogado, Stephane Pagés, la ley francesa está blindada “a todos los niveles” para impedir que los llamados “signos diacríticos” (los que no aparecen en la lengua francesa) puedan tener vigencia legal. La sentencia que recibieron en el caso de Artús afirmaba que su nombre era “inconstitucional”. “La jurisprudencia va en nuestra contra”, asegura, pero quizá tengan más suerte los abogados del Fañch, ya que “en un caso previo encontraron palabras en francés antiguo que tenían el tilde”.

El caso de Artús tampoco ha tenido suerte en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, por lo que han presentado una queja al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, donde aseguran que la Constitución francesa incumple el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos por no respetar la “vida privada de los padres”. “El inri del caso –asegura Pagés– es que la resolución que establece qué signos se pueden utilizar en el Registro Civil se aprobó para proteger al francés del inglés, y en su momento dijeron que no se utilizaría contra las lenguas regionales”. Y añade que esto "evidencia un problema democrático".

Pero Varenne no tiene intención de rendirse: “Por pequeño que sea, ese acento es el que marca la norma actual del occitano y nadie debería poder sacarnos el derecho de escribir y pronunciar el nombre de nuestros niños en nuestra lengua”. Y añade: "Artús ha nacido en Occitania, dentro de una familia y una casa occitanófona, y llevará el nombre de sus antepasados ​​con orgullo y normalidad. Tanto si Francia lo acepta como si no”.

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