En la frontera finlandesa, la confianza en Rusia se ha esfumado: “Nada será como antes”

Las sanciones se suman a las restricciones por la pandemia y rompen del todo las relaciones entre los dos países

Punt fronterizo de de Imatra, en Finlandia.
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Enviada especial a Imatra (Finlandia)El punto fronterizo de Imatra, en Finlandia, está prácticamente desierto. Los agentes de la aduana están en sus cabinas, pero el trabajo escasea más que nunca. Esta ciudad, más cerca de San Petersburgo que de Helsinki, había sido una de las puertas de entrada en Europa de productos rusos. Ahora reina la quietud: a las restricciones por la pandemia se han sumado las sanciones de la Unión Europea a Rusia después de la invasión de Ucrania.

La frontera está a unos seis kilómetros de Imatra, una población de unos 26.000 habitantes rodeada de bosques espesos y de las aguas del lago Saimaa y el río Vuoksi, tesoros naturales que durante años han posicionado esta región como un importante destino turístico, principalmente para los visitantes rusos. Los vecinos de Imatra explican que no hace tanto tiempo las calles estaban llenas de rusos que atravesaban la frontera para comprar productos que no encontraban en su país o relajarse en los balnearios de la región. Su influencia es evidente: muchos comercios y restaurantes tienen los carteles y las cartas en ruso, además de finés. En esta zona, el sueco –lengua cooficial en Finlandia– es inexistente, a diferencia de la región de Helsinki. Aquí, la segunda lengua es el ruso.

Pero con el covid todo empezó a cambiar. Las restricciones del gobierno finlandés cortaron la llegada de turistas rusos. La disminución de visitantes, pues, no es consecuencia de la guerra en Ucrania. Pero el ataque sí que ha provocado un cambio radical en el sentimiento de los finlandeses respecto al país vecino, más acentuado cuanto más cerca de la frontera. Los habitantes de Imatra afirman que no tienen miedo, no prevén un ataque de Rusia, pero subrayan que la confianza ha quedado totalmente rota.

"Durante los últimos dos años, nos hemos tenido que adaptar a la bajada de turistas rusos. Pero ahora el cambio es radical. La situación no volverá a ser como antes. Tendrán que pasar años, yo diría que décadas", afirma Anna Helminen, regidora del Ayuntamiento de Imatra. "Reconstruir la confianza en la gente y el sistema [de Rusia] costará mucho tiempo", insiste.

Anna Helminen, regidora del Ayuntamiento  de Imatra (Finlandia).

De camino hacia el punto fronterizo, hay tres grandes naves que habían sido centros comerciales construidos especialmente para los compradores rusos y que ahora están cerrados a cal y canto. También hay una larguísima fila de vagones vacíos parados, que hasta hace unas cuantas semanas se usaban para importar madera de Rusia. Helminen explica que estaba en marcha un proyecto para poder utilizar esta línea de ferrocarril para exportar bienes de Finlandia hacia Rusia y Asia; también estaba previsto que el 2025 se inaugurara una ruta en tren para pasajeros que conectara San Petersburgo con Imatra. Ahora, todo ha quedado cancelado. "Nos tenemos que olvidar de ello", dice.

Prohibida la entrada a los camiones rusos

A pesar de que la pandemia ya provocó una disminución de la entrada de turistas y de camiones de mercancías, la guerra en Ucrania ha hecho colapsar del todo el transporte en la aduana de Imatra. El jefe de este punto fronterizo, Antti Vahe, apunta que antes del covid pasaban por aquí unos 3.000 camiones diarios, una cifra que se redujo a unos cuantos centenares durante la pandemia y que ahora ha quedado en una treintena.

En ningún caso, sin embargo, son camiones rusos. Las sanciones que ha impuesto la UE prohíben la entrada de los vehículos de mercancías con matrícula rusa o bielorrusa. En cuanto a los particulares, solo pueden entrar en Finlandia los que pueden demostrar un motivo justificado, por ejemplo, que tienen una propiedad en el país.

Frontera entre Finlandia y Rusia.

La OTAN, un seguro

Sobre la entrada de Finlandia en la OTAN, Helminen ve un seguro en ello: "Nunca piensas que se te quemará la casa, pero por si a caso te proteges". Aun así, afirma que, en general, los vecinos de Imatra no tienen miedo de un hipotético ataque de Rusia. Pero sí que dice que las generaciones mayores se muestran más preocupadas. "La gente que vivió las guerras de los años 40 han tenido una especie de flashback con la invasión de Ucrania. Hay mucha gente de esta región que tuvo que dejarlo todo y huir", explica, refiriéndose a la Guerra de Invierno (1939-1940) y la Guerra de Continuación (1941-1944) que Finlandia libró contra la Unión Soviética, en las cuales perdió prácticamente toda la región de Carelia.

En la primera guerra, Finlandia –que consiguió independizarse de Rusia el 1917 aprovechando la revolución bolchevique– luchó en solitario contra el ejército soviético después de que Moscú lanzara una operación para invadir el país. Las hostilidades se acabaron tres meses más tarde, después de que Finlandia cediera el 9% de su territorio, incluyendo la ciudad de Viborg, a solo 60 kilómetros de Imatra. Pero el año siguiente llegó la segunda guerra, en que el ejército finlandés combatió con la Alemana nazi para intentar recuperar el territorio perdido, sin éxito.

El recuerdo de estas guerras está muy presente en esta zona de Finlandia. En Lappeenranta, la ciudad más grande de la región, varios monumentos rinden homenaje a los finlandeses que murieron. Como el que hay junto a un cementerio del centro de la ciudad: unos 30 metros de placas de mármol gris con los nombres de los caídos que "dieron su vida por el país".

Monumento de recuerdo a los finlandeses muertos en las guerras de los años 40, en Lappeenranta (Finlandia).

Similitudes con Ucrania

"Hay similitudes con la situación de ahora en Ucrania, pero no creo que los finlandeses piensen que nos pueda pasar lo mismo que entonces", dice Jarmo Ikävalko mientras muestra decenas de reliquias del pasado de Finlandia en casa de su familia, reconvertida en el Museo de los Veteranos de Imatra. "Pero nunca se sabe", añade.

Él también habla de "confianza rota" con Rusia y cree que harán falta muchos años para reconstruirla. A pesar de que asegura que no tiene miedo, sí que se confiesa "un poco preocupado". "¡Rusia es ahora tan imprevisible...!", se lamenta, y se sitúa entre el gran grueso de finlandeses que ha cambiado de opinión durante las últimas semanas sobre el ingreso de Finlandia en la OTAN. "Si me lo hubieras preguntado hace un par de años, te habría contestado que estaba en contra. Pero ahora ya no", dice, a pesar de que no esconde ciertas reservas. "Tampoco es que sea un entusiasta de los Estados Unidos", concluye.

Jarmo Ikävalko, propietario del Museo de los Veteranos de Imatra (Finlandia).
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