Guerra abierta entre EE.UU. y la UE por las grandes tecnológicas
Bruselas mantiene el pulso en Washington y sigue aplicando la normativa digital contra Google, X o WhatsApp
BruselasLa administración de Donald Trump tiene una obsesión contra la regulación en el sector digital de la UE. Desde que regresó a la Casa Blanca, insiste en que lo ve un ataque directo a las grandes tecnológicas estadounidenses, que se hacen de oro en el mercado comunitario, y exige a los dirigentes europeos que rebajen la normativa sobre competencia y transparencia que afecta a estas grandes compañías. Pese a que en otros campos el bloque europeo ha cedido, como puede ser en el militar o el comercial, en éste mantiene el pulso en Washington y se ha negado a bajar la cabeza, lo que ha enfurecido al magnate neoyorquino y ha provocado que la tensión entre las dos potencias vuelva a escalar.
El presidente de Estados Unidos incluso amenazó con reiniciar la guerra arancelaria contra todos los aliados que, como la Unión Europea, regularan el sector digital y aplicaran multas contra las grandes tecnológicas que vulneraran la ley. En la misma línea, las autoridades encargadas como Comercio de la Casa Blanca, que participaron en el último Consejo de la UE de Finanzas, condicionaron la reducción de los aranceles a una desregulación en compañías como Google, Meta, Apple o Microsoft.
Sin embargo, la Unión Europea siempre se ha negado a ceder en este sentido y, por ejemplo, la vicepresidenta y titular de Competitividad de la Comisión Europea, Teresa Ribera, ha advertido en más de una ocasión que no piensan aceptar el "chantaje" de la potencia estadounidense. Sin ir más lejos, la semana pasada, Bruselas abrió una investigación en WhatsApp sobre sus servicios de inteligencia artificial y multó con 120 millones de euros a la red social X, propiedad del magnate Elon Musk –antiguo colaborador de la administración Trump–, por falta de transparencia y desinformación.
La sanción abrió la caja de los truenos. El dueño de Tesla ha dedicado decenas de tuits a insultar a la UE y ha llegado a acusar a la Comisión Europea de ser nazi, si bien es el propio Musk que apoya al partido de extrema derecha de Alternativa por Alemania e hizo el saludo nazi en el acto de investidura de Trump. Aunque con un tono muy diferente, el resto de propietarios de las grandes tecnológicas estadounidenses, especialmente Mark Zuckerberg, también critican a menudo a la Comisión Europea y siempre ponen presión a la Casa Blanca para que fuerce al club europeo a desregular el sector digital.
Más allá de Musk, que es habitual que cargue sin escrúpulos contra la existencia de la Unión Europea, también reaccionó a la multa contra X el secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, quien la consideró "como una agresión al pueblo estadounidense" y lo calificó de un acto de "censura". Y, esta madrugada, Trump ha calificado la sanción de Bruselas contra X de "desagradable" y ha aprovechado para volver a cargar contra el blog comunitario. Incluso ha insultado a sus dirigentes y los ha tildado de "débiles" y "demasiado políticamente correctos". "Europa está en decadencia", ha subrayado el presidente de Estados Unidos en una entrevista en Politico.
La UE no se arruga
La Comisión Europea asegura que no quiere entrar en un rifirrafe con el presidente de Estados Unidos y escalar la tensión con lo que desde el final de la Segunda Guerra Mundial es su principal aliado. "No responder es una forma de responder", se limitó a decir en la rueda de prensa diaria la portavoz del ejecutivo comunitario, Paula Pinho. Así, Bruselas niega que la apertura de la investigación contra Google que Bruselas ha anunciado este martes a primera hora de la mañana sea una respuesta a las palabras de Trump, Rubio o Musk, y aseguran que las autoridades comunitarias se limitan a aplicar la normativa europea, independientemente del momento o la sensibilidad del caso.
Sin embargo, el gesto de la Comisión Europea es toda una declaración de intenciones y no puede desligarse del contexto de tensión entre los aliados transatlánticos. El anuncio ha llegado pocas horas después del nuevo ataque del presidente estadounidense a la UE y contrasta con otros movimientos contra las grandes tecnológicas estadounidenses que ha llevado a cabo la Comisión Europea en los últimos tiempos. Por ejemplo, el pasado septiembre, en plenas negociaciones entre Bruselas y Washington por los flecos del acuerdo comercial, el ejecutivo comunitario retrasó la presentación de una multa contra Google de casi 3.000 millones de euros por evitar que las discusiones saltaran por los aires y, finalmente, la presentó un viernes por la tarde y muy poco rueda, un momento en el que hay menos rueda la aplicación de sanciones económicas de esa magnitud.
De esta forma, aunque ha bajado la cabeza en materia militar y relaciones comerciales, la Unión Europea se mantiene firme en la aplicación de legislación comunitaria en el sector digital contra las empresas estadounidenses, incluso al día siguiente de los insultos de Trump. Son cada vez más los dirigentes europeos que están alzando la voz –aunque sea con la boca pequeña– contra los ataques de la administración Trump contra la Unión Europea. Primero fue el primer ministro polaco y expresidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quien recordó a EEUU quien era su principal aliado "si es que no había cambiado nada", y todo un reguero de ministros y diplomáticos de otros estados miembros, como Francia o Italia. También han salido a pararle los pies los dirigentes de todos los principales grupos parlamentarios de la Eurocámara menos los de extrema derecha, que son, precisamente, quienes el plan de seguridad de Trump pretende impulsar para evitar "la desaparición de la civilización" europea.
Este martes, el canciller alemán, Friedrich Merz, también ha defendido a la UE y concretamente el papel de la Comisión Europea para garantizar que se cumple la normativa en materia digital. "Es el marco legal de Europa y está vigente para todas las empresas, sin restricciones y por igual para todos", ha constatado el dirigente del principal país del bloque europeo. En la misma línea, la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, subió por primera vez el tono contra la potencia estadounidense y, en una comparecencia en el Parlamento Europeo, acusó a la administración Trump de querer "provocar" a los dirigentes europeos, y le avisó de que la Unión Europea ya está trabajando para "liberarse de las dependencias".