La izquierda, indignada con Macron porque le ha cerrado la puerta al gobierno: "Es la negación de la democracia"

El presidente de la República busca un nuevo primer ministro y La Francia Insumisa hace un llamamiento a la movilización en la calle

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La candidata del Nuevo Frente Popular, Lucile Castets, junto a dos miembros de la coalición, Fabien Roussel y Manuel Bompard.

PARISCasi dos meses después de las elecciones legislativas, Francia todavía no tiene ni nuevo primer ministro ni nuevo gobierno. Habiendo consultado en los últimos días todas las fuerzas políticas de la Asamblea Nacional, el presidente de la República, Emmanuel Macron, se ha afianzado en la idea que ya lanzó justo después de las elecciones del 7 de julio: no dejará el gobierno en manos del Nuevo Frente Popular (NFP) –la alianza de los partidos de izquierda– pese a ser el grupo más numeroso de la Asamblea, ganador de unas elecciones que dejaron un hemiciclo sin mayorías amplias. "La estabilidad de nuestro país impone no optar por esa posibilidad", se justificaba el lunes por la noche el presidente en un comunicado.

Según el inquilino del Elíseo, nombrar a una primera ministra y un gobierno de la NFP implicaría la presentación "inmediata" de una moción de censura de formaciones de la derecha y la extrema derecha que haría caer al gobierno . Para los partidos de izquierdas, la decisión es un cubo de agua fría.

El portazo definitivo de Macron a nombrar primera ministra a la candidata presentada por la izquierda, Lucie Castets, ha generado una ola de duras críticas contra el presidente. Castets, erigida en portavoz de la NFP, calificó la decisión de Macron de "negación de la democracia" y llamó a la movilización en unas declaraciones a France Inter: "La democracia no significa nada a los ojos del presidente, y lo encuentro extremadamente peligroso".

La Francia Insumisa (LFI) ha ido más allá y ha puesto fecha a la movilización en la calle. El líder del partido homólogo de Podemos, Jean-Luc Mélenchon, ha convocado a la ciudadanía a una manifestación el 7 de septiembre y ha anunciado que su formación quiere presentar una moción de destitución, una vía que permitiría hacer plegar al presidente de la República. Es muy poco probable que una moción de este tipo, pensada para casos y situaciones muy excepcionales, salga adelante.

Deriva iliberal

Los socialistas, socios de LFI en el Nuevo Frente Popular, se han desmarcado de la propuesta de Mélenchon para destituir a Macron. Su líder, Olivier Faure, admitió que de nada serviría presentarla porque son necesarias mayorías muy amplias para aprobarla. Tampoco han apoyado explícito los Verdes. Pero los ecologistas han sido también muy críticos con el no del presidente a nombrar a Castets. "Nos están robando las elecciones y estamos en medio de una deriva iliberal", lamentó la líder de los Verdes, Marine Tondelier.

El inquilino del Elíseo reanudó los contactos con los partidos una vez terminados los Juegos Olímpicos y los ha intensificado desde el pasado viernes, pero hasta ahora las conversaciones no han tenido éxito y Macron ya sopesa nombrar a un primer ministro que sea ​​una figura que cuente con el apoyo de los partidos centristas y de la derecha e izquierda moderadas. El objetivo es encontrar a un jefe de gobierno y un ejecutivo que no sean derribados por la Asamblea, una tarea complicada por la falta de mayorías claras. "Soy consciente de la urgencia de la situación", admitió Macron este martes ante los diputados centristas del grupo parlamentario Liot.

El plan del presidente es conseguir que los partidos considerados moderados de la izquierda, socialistas y verdes, apoyen al primer ministro que nombre Macron y se avengan a acuerdos durante la legislatura para sacar adelante los presupuestos y políticas importantes que eviten la parálisis del país. Pero para que esto sea posible, ambos partidos deberían romper la coalición de la izquierda para que el resto de formaciones del arco parlamentario rechacen cualquier acuerdo con los insumisos. O al menos algunos de sus diputados deberían votar junto a los macronistas. Por ahora, ni unos ni otros quieren dinamitar el Nuevo Frente Popular. El jefe del estado francés mantiene las esperanzas y apeló a su "espíritu de responsabilidad".

Récord histórico sin nuevo gobierno

Aunque en otros países es habitual permanecer semanas o meses sin gobierno después de unas elecciones, en Francia la situación es inédita. Habitualmente es cuestión de días. Casi dos meses de interregno es un récord en la V República. Pero el resultado de las elecciones legislativas también dibujó una Asamblea Nacional sin mayoría clara alguna, algo que Emmanuel Macron aprovecha para intentar mantener su influencia y salvar el legado como presidente. La prioridad para la coalición de izquierdas si logra presidir el gobierno es dar marcha atrás en la reforma de las pensiones, la mayor reforma política que ha impulsado Macron y que alargaba hasta los 64 años la edad de jubilación.

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