Francia

Macron ignora las movilizaciones y se mantiene firme en alargar la edad de jubilación

Cae la participación en las manifestaciones pero los sindicatos amenazan con endurecer las protestas

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Protestes contra la reforma de las pensiones en París, este martes.

ParísEl gobierno francés no está dispuesto a dar marcha atrás en su intención de alargar la edad de jubilación pese a las protestas masivas en la calle. El tercer día de huelga general este martes no ha conseguido sumar a tantos manifestantes como el 19 y el 31 de enero, día en el que salieron a la calle casi 1,3 millones de personas, pero ha confirmado que la oposición a la reforma de las pensiones impulsada por el presidente del país, Emmanuel Macron, es importante. Según el sindicato CGT, casi dos millones de personas se han manifestado en Francia, una cifra que la policía rebaja a 760.000, la mitad que en la última huelga.

Además, el seguimiento de la huelga ha caído respecto a la última jornada de protesta. Como en anteriores ocasiones, el país ha estado lejos de pararse, pero se han visto alterados especialmente los sectores del transporte y de la energía. Además, los trabajadores han bloqueado el puerto de Havre, en Normandía, y miles de estudiantes han bloqueado también universidades e institutos en todo el país. La protesta en París ha acabado con cargas policiales en la plaza de la Bastilla y en sus alrededores.

A pesar de que la participación en las protestas ha caído –un elemento a tener en cuenta es que la mitad del país está en periodo de vacaciones escolares–, los sindicatos franceses mantienen el pulso con el gobierno y amenazan con endurecer las protestas si Macron no modifica el texto legal, que prevé alargar la edad de jubilación de los 62 años actuales a los 64. Una de las propuestas que está sobre la mesa es la de una huelga indefinida que podría empezar a principios de marzo, a pesar de que los sindicatos todavía no han tomado una decisión y quieren dar tiempo al ejecutivo para que rectifique. De momento ha convocada una nueva manifestación este sábado en París, que se prevé multitudinaria.

Huelga indefinida

"Si el gobierno no se mueve, sí que nos planteamos una huelga indefinida", aseguraba este martes Philippe Martinez, líder de la CGT, principal sindicato del sector público en Francia. Otro líder sindical, el secretario general de la CFDT, Laurent Berger, ha advertido que sería "una locura democrática" ignorar la contestación social a la reforma.

El ejecutivo, no obstante, parece empeñado en tirar por el derecho y solo está dispuesto a negociar algunos aspectos menores de la reforma. En ningún caso renunciará a alargar la edad legal de jubilación hasta los 64 años. La primera ministra, Élisabeth Borne, aseguraba el domingo en una entrevista que estaba dispuesta a "moverse" en las negociaciones, pero en realidad lo que está haciendo el gobierno es ceder en algunos aspectos puntuales que reclaman el grupo de Los Republicanos, la derecha moderada, la única formación que por ahora parece que le puede apoyar en la votación del Parlamento. El resto, desde la izquierda radical hasta la extrema derecha, están en contra de la reforma.

Concesiones a la derecha

Aun así, Macron tampoco tiene asegurado el voto de Los Republicanos, que están divididos sobre la conveniencia o no de votar a favor. Las protestas en la calle agrietan todavía más la unidad de la derecha moderada y obligan al ejecutivo a hacer alguna concesión. Según la prensa francesa, los cambios podrían introducir alguna mejora de cara a los trabajadores con carreras largas, los que empezaron a trabajar muy jóvenes, uno de los colectivos más afectados por la reforma de las pensiones.

El gobierno francés tiene un plan B, a pesar de que ha manifestado que no quiere utilizarlo en una reforma socialmente tan relevante: se trata de aprobar el proyecto de ley sin el aval parlamentario. La Constitución francesa lo permite y, de hecho, el actual gobierno ya ha recurrido a este arma constitucional para aprobar los presupuestos y otras leyes durante esta legislatura, para desesperación de los grupos de la oposición. El artículo 47.1 de la carta magna, ya conocido por la mayoría de franceses, permite sacar adelante textos legales como si se tratara de un decreto ley pero con la diferencia de que en Francia el Parlamento no lo tiene que ratificar después.

Tensión en la Asamblea

El proyecto de ley está en fase de tramitación parlamentaria, un proceso que se alargará hasta mediados de marzo. Se divisa un final de invierno caliente para Macron. Los debates en el pleno de la Asamblea Nacional empezaron el lunes en una sesión muy tensa y crispada y han continuado este martes por la tarde, mientras todavía estaban en marcha las manifestaciones en diferentes ciudades del país. "No se puede gobernar mucho tiempo contra su propio país", ha reprochado al gobierno el líder socialista Olivier Faure.

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