Zsuzsanna Szelényi: "No sabemos lo cercanos que son Orbán y Putin: es una relación secreta"
Directora de la CEU Democracy Institute Leadership Academy y experta en política húngara
BarcelonaHace una semana que el nombre de Viktor Orbán suena con mucha mayor insistencia que normalmente. Después de reunirse con Vladimir Putin y Xi Jinping, este jueves tiene previsto encontrarse con Donald Trump en Florida, pero ha evitado una reunión bilateral con el presidente Joe Biden en la cumbre de la OTAN celebrada en Washington. Algunos analistas consideran incluso que su "misión de paz" para Ucrania viene directamente de Mar-a-Lago. La húngara Zsuzsanna Szelényi es especialista en la polarización y autocratización como amenazas para la democracia en Europa. En su libro Tainted democracy, Viktor Orbán y la subversión de Hungary [Democracia contaminada, Viktor Orbán y la subversión de Hungría] expone la deriva autoritaria del primer ministro húngaro. Ha sido una de las participantes en una jornada en Barcelona sobre la integración europea después de las elecciones al Parlamento Europeo organizada por el Cidob, por FES Madrid y por el Global Policy Center. Hablamos con ella de la amenaza que puede ser Orbán para sus supuestos aliados occidentales.
¿El bloqueo constante de Hungría con las cuestiones relacionadas con Ucrania se deben a una proximidad de Viktor Orbán con Vladimir Putin o es más bien una forma de marcar perfil?
— Creo que ambas cosas. No sabemos si la relación entre Orbán y Putin es muy estrecha. Pero lo que está claro es que Orbán utiliza todas sus oportunidades para hacer política transaccionalista, es decir, ejerce el derecho de veto en temas de política exterior pero para otros intereses. Y creo que lo mismo veremos en el futuro con otros primeros ministros de derechas. Éste es el futuro que debemos prever para la UE. Orbán está intentando aliarse con otros líderes europeos. Habrá que ver qué pasa con Austria, porque habrá elecciones en septiembre y muy probablemente ganará el partido de extrema derecha FPÖ.
¿Se sabe si la relación entre Orbán y Putin es muy estrecha?
— No tenemos detalles. Son relaciones muy personales, secretas. Mi observación es que Orbán principalmente piensa en sí mismo. Tiene mucho interés en tratar con Rusia, concretamente desde el punto de vista económico. Hungría todavía obtiene la mayoría de los recursos energéticos de Rusia en forma de gas, y también está construyendo una central nuclear en cooperación con Rosatom, después de un acuerdo secreto del gobierno [con el Kremlin]. Y sabemos que, en ambos negocios, están involucradas empresas húngaras cercanas al primer ministro. Por tanto, como mínimo hay un interés comercial importante detrás de la relación con Rusia. Si hay otra cosa, no lo sabemos. Pero está claro que existen intereses personales y políticos importantes, que no son lo mismo que los intereses nacionales de Hungría.
Hace dos años el Parlamento Europeo aprobó una resolución en la que describía Hungría como un "régimen híbrido de autocracia electoral" y no como una democracia. ¿Hungría es una autocracia?
— Creo que el término de autocracia electoral es el adecuado. Quiere decir que se celebran elecciones, pero que no son justas porque el partido del gobierno siempre tiene muchas más oportunidades de ganar que ningún otro, porque las reglas cambian constantemente para beneficiarle. El partido que gobierna también domina el espacio mediático. La forma en que Fidesz gobierna Hungría es muy autocrática. Va en contra de un entorno político plural y, aunque existen otros partidos, son pequeños e insignificantes.
En su libro explica cómo subvertir la democracia desde dentro y utiliza Hungría como ejemplo. ¿Cómo se ha llegado hasta ahí?
— Lo primero que hay que decir es que el retroceso democrático no llega de un día para otro. En Hungría empezó a principios de 2000 y ha sido un proceso de arriba hacia abajo, impulsado por la élite. Y esto significa que puede ocurrir en muchos otros países. En Hungría, los principales problemas políticos empezaron entonces con una fuerte polarización del entorno político. Orbán no aceptó la derrota en las elecciones del 2002 y empezó con sus técnicas radicales de movilización, con grandes manifestaciones en las calles. También empezó a obstruir los procesos en el Parlamento. Además, la situación económica por la crisis de 2008 fue un factor muy importante para que Orbán ganara en 2010 con una gran mayoría. Aquí tenemos dos factores: el personal, de liderazgo, y el económico.
¿Cuáles son las medidas más significativas tomadas en esta deriva autoritaria?
— Fidesz ha cambiado la Constitución, ha hecho que el gobierno tenga mayor poder y ha debilitado el sistema de control del ejecutivo. También ha cambiado la ley electoral. De hecho, lo están cambiando constantemente. Desde 2010 se ha cambiado más de 25 veces, siempre con el objetivo de paralizar a la oposición y favorecer al partido gobernante. Otro elemento muy importante es que han colocado a gente leal al partido en todas y cada una de las instituciones. El estado húngaro lo gestiona Fidesz, por lo que aparentemente es un sistema democrático, pero todo está dirigido por personas fieles a Orbán.
Personas cercanas a Orbán también se han enriquecido mucho desde que él llegó al poder.
— En los últimos 14 años, el gobierno básicamente ha utilizado el presupuesto de Hungría para desarrollar un círculo de oligarcas totalmente nuevo. Y fue posible principalmente con la manipulación de los concursos públicos. Y ésta nueva élite es muy leal al gobierno. De la lista de las 100 personas más ricas de Hungría, la mitad han cambiado en los últimos diez años. Esto significa que hay muchos nuevos ricos que han aparecido de la nada y se han convertido en los más ricos del país gracias a los concursos públicos.
¿Qué parte de culpa tienen las instituciones europeas?
— Durante muchos años, la Unión Europea no fue muy ágil a la hora de asimilar lo que estaba ocurriendo en Hungría. Creo que los líderes europeos pensaban que era una lástima que ocurriera, pero que Hungría era un país pequeño y que no tenía mucha importancia. Pero esto ahora ha cambiado, en parte porque ha quedado claro que esto a menudo ocurre por un abuso de los fondos de la UE, pero también porque Viktor Orbán empezó a ser conflictivo dentro de la Unión Europea.
¿Cree que es probable que la UE tenga mayores dificultades en el futuro con otros miembros que intenten obstaculizar los procesos comunitarios como ha hecho Orbán en los últimos años?
— Sí. Y esto se debe a que Rusia se ha infiltrado en la política europea a través de algunos partidos de extrema derecha. Por tanto, creo que esto es algo que tendremos que vigilar muy de cerca en el futuro.