Inmigración

Nueva tragedia en las costas italianas: al menos 41 migrantes fallecidos

La embarcación, precaria, salió de la ciudad de Sfax, considerada la capital del sur de Túnez

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Una patera antes de un rescate de MSF en el Mediterráneo Central.

TúnezAl menos 41 personas han muerto en un nuevo naufragio de una embarcación llena de migrantes junto a las costas italianas, según ha informado la agencia de noticias italiana ANSA. La estimación se basa en las declaraciones de cuatro personas, tres hombres y una mujer originarios de Costa de Marfil y Guinea Conakry, que se encontraban en la embarcación y han sido rescatadas por los guardacostas italianos. Entre los pasajeros de la nave, la gran mayoría de nacionalidades de países del África subsahariana, habría al menos un bebé.

De acuerdo con su testimonio, la barca salió de la ciudad de Sfax, considerada la capital del sur de Túnez, y se dirigía hacia la isla italiana de Lampedusa cuando ha sufrido el siniestro. Lampedusa es el territorio europeo más cercano al continente africano, ya que sólo hay una distancia de 180 kilómetros desde la ciudad de Sfax. Por ello, se calcula que más del 40% de las embarcaciones que salen de Túnez en dirección a las costas italianas lo hacen desde esta ciudad. A menudo, las barcas son de una naturaleza muy precaria, hechas con placas metálicas preparadas en talleres clandestinos.

Durante los últimos meses se han multiplicado las salidas de embarcaciones llenas de migrantes desde Túnez, lo que ha hecho que este país haya desbancado a Libia como principal puerto de salida clandestino hacia Europa. Según los datos del Ministerio del Interior italiano, durante los seis primeros meses del año al menos 34.761 migrantes llegaron a las costas italianas procedentes de Túnez, mientras que se estima que quienes habían zarpado de Libia no superaron las 28.000 . En las últimas semanas, el ritmo de llegadas todavía se ha incrementado.

Fronteras selladas y mortíferas

Desde que la UE selló la frontera oriental con un acuerdo con Turquía en 2016, Libia se había convertido en el centro neurálgico de la emigración de la ribera sur del Mediterráneo. Más que a una caída de la salida de embarcaciones de Libia, el “sorpasso” de Túnez se debe a que se dispararon las suyas. En 2022, el mismo período del año, llegaron a Italia menos de 7.000 personas con procedencia de Túnez, por lo que la cifra este año casi se ha multiplicado por cinco.

La gran mayoría de estas personas son originarias del África subsahariana, y los marfileños son los más numerosos. En cambio, el número de migrantes de nacionalidad tunecina se ha mantenido bastante estable. “Existe una nueva ruta migratoria que pasa por Túnez y que ha cobrado importancia frente al cierre de las otras rutas, como la de las Islas Canarias y de los Balcanes”, comenta Romdhane Ben Amour, investigador del Foro Túnez para los Derechos Económicos y Sociales especializado en migraciones. Según Ben Amour, aumentaron significativamente los migrantes que llegan a Túnez a través de la frontera con Argelia gracias a la permisividad de las fuerzas de seguridad.

Una de las razones que explica el “sorpasso” de Túnez es la potente ola de violencia racista que se desató en el país magrebí después de que el presidente hiciera unas declaraciones en febrero en las que avalaba la teoría del “gran reemplazo” defendida por la extrema derecha europea. “Desde entonces, muchos migrantes que trabajaban en Túnez para ahorrar dinero, decidieron acelerar la marcha a Europa”, sostiene Ben Amour.

Viajes de la UE

Esto explica el renovado interés de las autoridades europeas por estrechar las relaciones con Túnez, a pesar de estar gobernada por Kaïs Saïd, un autócrata que hace dos años se arrogó poderes absolutos con una especie de “autogolpe”. El pasado 16 de julio, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y los primeros ministros de Italia y Países Bajos, Giorgia Meloni y Mark Rutte, respectivamente, firmaron con el presidente Said un acuerdo para establecer un “partenariado integral y estratégico” entre Túnez y la UE.

Aunque el documento abarca ámbitos como el económico y el cultural, lo principal es la cooperación para el control de las fronteras y los flujos migratorios. A tal fin, la UE aportará al país magrebí 105 millones de euros para reforzar las capacidades de sus guardacostas, además de otros 150 millones para cuadrar su presupuesto, ya que Túnez sufre una grave crisis financiera. Más a largo plazo, y condicionados a la firma de un crédito con el FMI, la UE ha prometido desembolsar otros 900 millones de euros en ayudas al pequeño país magrebí.

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