El Partido Popular Europeo se escora a la derecha y obliga a Von der Leyen a hacer equilibrios

La familia conservadora europea proclama a la dirigente alemana como su candidata a presidir la Comisión Europea

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Weber, Von der Leyen y Metsola en el congreso del PPE de Bucarest (Rumanía) este jueves.

BruselasEl Partido Popular Europeo (PPE) ha proclamado en el congreso que ha celebrado esta semana en Bucarest (Rumanía) Ursula von der Leyen como su candidata para las elecciones europeas del 9 de junio con una mayoría abrumadora. 400 votos a favor y sólo 89 en contra. Ahora bien, bajo esta aparente gran unidad tras la actual presidenta de la Comisión Europea, existe una familia conservadora muy crítica con la obra de gobierno de la dirigente alemana y que aboga por un giro a la derecha para evitar que se les escapen votos hacia formaciones ultraderechistas, sobre todo en materia ecologista y de inmigración. Esto condena a Von der Leyen a tener que hacer aún más equilibrios para conseguir el apoyo del Parlamento Europeo y de gobiernos estatales tan dispares como el de Emmanuel Macron, Pedro Sánchez, Olaf Scholz o Giorgia Meloni.

El máximo exponente del sector crítico con Von der Leyen es el propio presidente del PPE, el también alemán Manfred Weber, que ha sido una de las voces más contundentes contra una de las iniciativas más destacadas del ejecutivo comunitario, el ambicioso plano verde. Y tras la ola de protestas del campesinado en toda la Unión Europea, a la dirigente conservadora no le ha quedado más remedio que ceder ante la presión de su propio partido y dar marcha atrás en algunas de las iniciativas contra el cambio climático. Incluso, tal y como señala el manifiesto aprobado este jueves con el que el PPE se presenta a los comicios, Von der Leyen está condenada a realizar campaña electoral contra el paquete de medidas ecologistas que ha impulsado ella misma.

Sin embargo, este cambio de posicionamiento puede hacer peligrar los apoyos que Von der Leyen necesita en el Parlamento Europeo, que debe ratificar al presidente a la Comisión Europea propuesto por los estados miembros. La alemana no tiene suficiente con los votos de su partido y debe obtener también los de una parte importante del ala progresista de la Eurocámara si quiere revalidar mandato.

Hay que recordar que en 2019 el Parlamento Europeo la avaló como presidenta de la Comisión Europea por la mínima. Obtuvo 374 votos –solo otros nueve apoyos de los necesarios– en la votación secreta, aunque los tres grandes grupos parlamentarios que públicamente le apoyaban (PPE, socialdemócratas y liberales) sumaban 444.

Este año, además, las encuestas prevén mejores resultados de la extrema derecha y un retroceso de los socialdemócratas y liberales. Es decir, la mayoría europarlamentaria que entronizó a Von der Leyen no será tan clara y la dirigente alemana no se la puede jugar. Por eso, la presidenta de la Comisión Europea teme ahora que eurodiputados progresistas y liberales lo piensen dos veces ante el giro a la derecha de Von der Leyen, aunque el giro se lo haya impuesto su partido PPE.

Ahora bien, la alemana quiere curarse en salud y (un poco con la boca pequeña) ya ha abierto la puerta a pactar con las formaciones de extrema derecha siempre que no sean favorables al régimen de Vladimir Putin ni contrarias a la OTAN. Es decir, sobre todo en Hermanos de Italia, el partido de Meloni y que las encuestas prevén que va a sacar muy buenos resultados en las próximas elecciones. De este modo, en caso de que algunos votos socialdemócratas y liberales le fallen, podrá compensarlos con los de los ultraderechistas.

Buena sintonía con los líderes de los cuatro grandes estados

Aunque Von der Leyen necesitará el visto bueno del Parlamento Europeo, quien realmente elige al presidente de la Comisión Europea son los estados miembros. Por eso su archienemigo interno, el también conservador Weber, no fue entronizado al frente del ejecutivo comunitario en el 2019. Y, finalmente, salió ganadora Von der Leyen, que no se había presentado como candidata.

El apoyo de Macron, así como el de Merkel o el del primer ministro neerlandés en funciones, Mark Rutte, fue clave para que la exministra de Defensa alemana acabara liderando Bruselas. Y este verano será de nuevo crucial el posicionamiento de los dirigentes de los socios europeos.

En este sentido, Von der Leyen lo tiene otra vez muy bien ligado. Sigue siendo la candidata preferida de Macron, y se lleva bien con Meloni, a quien recibió desde el principio con todos los honores pese a ser de extrema derecha. Se han entendido a la perfección en materia de migración y Bruselas –y el global de la UE– se ha adecuado al discurso ya las políticas antiinmigratorias del nuevo ejecutivo italiano. También cuenta, naturalmente, con el apoyo de su país, Alemania, si bien su partido está ahora en la oposición. Y, sorprendentemente, también tiene muy buena sintonía con Sánchez y ha evitado en todo momento, por ejemplo, criticar la ley de amnistía pese a la presión del PP español. Por tanto, Von der Leyen ya tiene bastante encaminado el apoyo de los gobiernos de los cuatro grandes países de la UE.

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